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No todo lo que brilla es oro

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Encuentras lo más grande del mundo, en varias categorías, poco trascendentales para el hombre pero le da una manito al turismo que crece como sus rascacielos: más de diecisiete millones de visitantes al año, no es poca cosa… Tienen edificios altísimos, brillantes, lujosos: tan lujosos que existen lugares que tienen las griferías de oro. Tan lujosos que hasta los helados de sus restaurantes pueden estar cubiertos de oro. Tan lujosos que puedes observar tu reflejo en el mármol de sus pisos; tan lujosos que sus jardines dejan chicos a los de Babilonia. Lujo por todos lados, modernidad, exclusividad, derroche, opulencia. Marcas de autos, de ropa y de carteras de alta gama. Todo es de alta gama, aunque en el antiguo mercado encuentres por los pasadizos harta mercadería bamba, como para tirar pana por estos lares.  Pensar que antes era una aldea de pescadores y ahora alardea con un mall en el que encuentras un acuario gigante por donde pasean tiburones y mantarrayas, frente a tus nar...

Miss Blanquita

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Con mi mami viajé a Arequipa, Huancayo y Cajamarca. Me aburrí mucho porque estaba en la edad en la que todo aburre: no me gustaban los  bailes folclóricos y menos, la comida típica… ¡cómo has cambiado, pelona! A Dios gracias, un poco de lectura, escritura y vida, me abrieron los ojos hacia un mundo inmenso y desconocido. Eso, también te lo debo, mami. Me diste una infancia feliz. Me enseñaste a corregir, a comprar verduras, a mirar al pobre, a leer, a ahorrar, a visitar museos, a ser un pulpo con los hijos, tú, cinco, yo cuatro. Me ganaste en eso, también.   Te tengo cerca, pero no me puedes aconsejar. Antiguamente, de un grito, me hubieras dicho: “haz esto”, “no hagas aquello”. Me apena decir que no siempre te escuchaba. La vida tuvo que dar mil vueltas para entenderte. Quisiera tanto tener una conversación larga contigo. Quisiera que me cuentes de tus embarazos, de tu juventud brillante, de tus clases en San Marcos, de mi abuela. De tu salud inquebrantable....

Mayo

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Llegó mi mes, con un feriado que varios de mis alumnos desconocen pero gozan (lo conté en mi post Los chicos de Chicago), con mi cumpleaños y el día de la madre. Tres sucesos que me están agarrando desprevenida y sin ganas de grandes celebraciones. Mi nuevo estado mental y emocional solo busca paz, poca gente y lugares muy especiales. Últimamente ando overthinking . No me gusta la palabra en español “cavilaciones” (los pulpines la traducen como “sobrepensar”). No tengo dudas existenciales a estas alturas de mi vida, pero sí pienso mucho y doy vueltas y vueltas a situaciones, especialmente las que se refieren a mi país, que parece irse al hoyo, en caída libre.  Acaban de sucederme dos cosas que me han zamaqueado: terminé por fin de leer un libro, grande y gordo, de temas políticos y chismes dentro de las esferas gubernamentales: espantoso y triste todo lo leído. Me ha dejado pensando que nuestro país FUE/ES/SERÁ botín de cualquier autoridad, ponle el color político que ...

Telefelicidad

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El teletrabajo no murió con las vacunas para el Covid. Resulta que es casi un pleito mundial entre quienes quieren seguir teletrabajando y los mandamases de las empresas que quieren que vuelvas a ocupar tu escritorio en esa oficina en la que  por ratos te asfixias. Entran a tallar todos los involucrados, con una opinión válida y, por lo general, opuesta. Unos hablan de efectividad en el corto plazo, otros de socialización, de economía, productividad, sostenibilidad...  En el hogar, mezclas tu vida privada y tu trabajo. Se encuentran a un paso de distancia. Unos argumentan que trabajas más horas desde casa, otros te saltan al cuello, diciendo que es una labor menos colaborativa. Los que trabajan en las áreas de selección de personal tienen que lidiar con la primera pregunta que les harán en las entrevistas, relacionadas a la flexibilidad:  ¿cuántos días de teletrabajo tendré? Unos esgrimen la tortura de ir y regresar al/del trabajo, con las consabidas horas perdidas. En...

Hasta que la muerte nos separe

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En diciembre escribí sobre el divorcio de mi amiga Mica y hoy te contaré el de Dina (no es la de los Rolex). No pretendo hacer una apología, porque soy hincha del matrimonio único y eterno, sin embargo, vivo en este planeta y sé que es mejor un buen divorcio que un mal matrimonio.    Cuando te casas haces votos: honrarte y respetarte…en salud y enfermedad, etc, etc. Muchos se olvidan de esos votos bien rápido y se deshonran y se respetan CERO apenas termina la luna de miel.  Amiguito, ¿Sabes cuál es el único voto que te perseguirá y se te pegará cual lapa? …hasta que la muerte nos separe, porque muchas de las decisiones que tomamos en el matrimonio y luego en el triste divorcio, nos perseguirán e influirán, en nuestra vida futura o en la de nuestros hijos, que no tienen la culpa de nada y que son las víctimas colaterales de esas peleas a muerte por el depa o el auto.  Te aconsejaría que la primera vez, te cases con tu segundo marido…Me explico: para entender cómo f...

ANCÓN

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Ancón no es solo ese lugar histórico que los libros de textos escolares nos machacaban como el sitio donde se firmó el tratado que puso fin a la guerra con Chile. No es solo ese antiguo puerto. No es esa preciosa bahía de pescadores, venida a menos por los sucesivos estropicios ediles. Ancón no es el malecón interminable, con un diseño que semeja olas u ondas, vaivén y movimiento.   Ancón es el recuerdo, es la canción y la fiesta. Es el luau y alguna cena en el Casino, cuando podemos ingresar. Ancón es -por supuesto- la anconeta, triciclo en el que te llevan a puro pedal, hombres fuertes y compactos, que te cobran 3 o 4 soles por tramo, dependiendo si vas hasta Playa Hermosa o San Francisco, último proyecto inmobiliario destinado para gente clase A, como me comentaría alguien, desfachatadamente, sacándome roncha.  Es ese recorrido apretada cargando en tus piernas a tus hijos pequeños, con la brisa que te enfría y la luna que te sigue. Dribleando bicis y otras anconeta...

SEÑORAS DE LAS CUATRO DÉCADAS

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De habernos conocido…no nos emocionemos con la canción de Arjona. Casi todas nos vimos por primera vez de “cachimbas”: en la cafetería o en el “Chama”, las que vivían lejos y debían recorrer largos trayectos hasta el campus universitario.  A fuerza de encontrarnos en las mismas aulas,  nos unimos desde el primer ciclo. Pasamos por fiestas en las que, por alguna razón contraria a la ley de gravedad, el ají de gallina terminaba por los techos. Fiestas en las que llorábamos (bueno, en singular), nos reíamos tanto que nos dolía la barriga, que aún no era prominente; bailábamos y tomábamos cerveza. Gozamos de la mejor música de todos los tiempos, el rock de los 80´s: nadie podía resistirse a The Police, The Cure o, más cerquita, a Los Enanitos Verdes. Épocas en las que las baladas, eran tremendas canciones con letras cortavenas de Montaner o José José o también Air Supply. ¡Lo siento, Bad Bunny!  Podíamos juntarnos en cualquier lugar y, por cualquiera me refiero a la be...