No todo lo que brilla es oro

Encuentras lo más grande del mundo, en varias categorías, poco trascendentales para el hombre pero le da una manito al turismo que crece como sus rascacielos: más de diecisiete millones de visitantes al año, no es poca cosa… Tienen edificios altísimos, brillantes, lujosos: tan lujosos que existen lugares que tienen las griferías de oro. Tan lujosos que hasta los helados de sus restaurantes pueden estar cubiertos de oro. Tan lujosos que puedes observar tu reflejo en el mármol de sus pisos; tan lujosos que sus jardines dejan chicos a los de Babilonia. Lujo por todos lados, modernidad, exclusividad, derroche, opulencia. Marcas de autos, de ropa y de carteras de alta gama. Todo es de alta gama, aunque en el antiguo mercado encuentres por los pasadizos harta mercadería bamba, como para tirar pana por estos lares.
 Pensar que antes era una aldea de pescadores y ahora alardea con un mall en el que encuentras un acuario gigante por donde pasean tiburones y mantarrayas, frente a tus narices. 
Con espectáculos de luces y fuentes de agua que bailan al ritmo melodioso de la música árabe, pueden erizar la piel del más pintado. 


Si pensamos que, del desierto caliente y de arenas rojas, en lugar de cactus, brotaron rascacielos, como el Burj Khalifa el-más-alto-del-mundo, al que subes casi volando por la velocidad de los ascensores, solo queda rendirnos ante estas maravillas arquitectónicas. 

Sin embargo, dejando de lado todo lo enigmático y espectacular de su cultura ancestral, como le busco el lado B a algunas cosas, te cuento que, para esas fabulosas construcciones sin parangón, se han pateado bastantes derechos de los migrantes que son la fuerza laboral clave… ¡qué pena!  Esos miles de trabajadores piensan que ingresando mediante sponsors al kafala, sistema contractual para el ansiado permiso laboral, solucionarán sus problemas económicos y podrán enviar las remesas que alivien las mesas de sus familias, pero no es tan simple. Número uno, porque no entienden el idioma y muchas veces firman contratos prácticamente a ciegas, número dos porque no pueden cambiar de chamba así no más y mucho menos, quejarse e intentar regresar a sus pobrezas. Resulta que por allá lejos, en el Medio Oriente, también se cuecen habas…

Es un modo de esclavitud-siglo-XXI, en el que, en lugar de dinero, los trabajadores terminan generando pérdidas para ellos: de sus hogares, de sus derechos, de su estatus migratorio. A muchos les confiscan sus pasaportes, bajo pretexto del "sistema", y con eso, ya están fritos … ni intentar regresar a sus países a menos que terminen pagando sumas exorbitantes…ayyyy, la letra chiquita  ¡en árabe! 
 El gobierno, a través de su ministerio de trabajo, poco puede hacer para solucionar este álgido problema de abuso en el que muchos trabajadores migrantes  quedan endeudados e indefensos.

A estos trabajadores que vienen de todos los rincones del planeta, les han construido unos edificios para viviendas en las afueras, hecho que, geográficamente, ya los segrega. Muchos viven en condiciones  insalubres, apiñados (ojalá que cuenten con aire acondicionado, para los 50 graditos que puede haber a la sombra). No pueden comunicarse por el tema del idioma y por si fuera poco, las condiciones de seguridad laboral, tampoco son las mejores, entonces hablamos de una situación crítica para ellos…pero los edificios que han construido ¡sí que son hermosos! 

Los dubaitíes han sido capaces de hacer llover, de enfriar o calentar el ambiente, según convenga. Han construido ciudades espectaculares, futuristas. Casi todo lo han logrado, pero los jeques, emires o como llamen a sus realezas, aún no han conseguido liberar del todo a la mujer, bajo pretextos religiosos o culturales: aún deben estar cubiertas en la calle,  aún cuatro mujeres deben compartir el mismo marido, si él así lo desea, siempre que pueda mantenerlas, aún existe una tremenda brecha de género, siguen los aún....

Definitivamente, como me comentó una de mis amigas que va por su tercer viaje a Dubai: los ojos de tristeza contemplando el horizonte, que tenía una jovencísima madre ¿segunda o tercera esposa?, enfundada en su burka negra, tapada de pies a cabeza, no se los quita nadie.

Comentarios

  1. Casi nunca se tocan estos temas. Te felicito.

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  2. Situación opuesta de Lujo y opresión. Interesante.

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  3. As-salamu alaikum,muy interesante relato profesora,no obstante muchos aún quisiéramos migrar no precisamente por las esposas que permiten-no es costumbre latina por supuesto- sino por su salario mínimo!.

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  4. Así es y muy cierto no todo lo que brilla es oro. Desgraciadamente el tema migratorio ya está por todos lados.

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  5. Es la historia de siempre, los de arriba y los de abajo, con la salvedad de un desierto con fabulosos jardines de concreto.

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  6. Te felicito amiguita, me encantan tus temas!!! Lindo domingo besos

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  7. Gracias por contar el lado B de Dubai. No todo lo que brilla es oro.

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  8. Te felicito !! Interesante, pobreza de mentalidad

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  9. Excelente enfoque de la realidad de donde “todo brilla “ 👍
    Gracias

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  10. Muy interesante mi esposo se deslumbró de Dubai, fue con su padre. No sabía lo que había detrás. Como buen dices hasta en el lugar donde brilla el oro se cuecen habas.

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  11. Así es.Lo de los trabajadores explotados bajo el brillo de Dubai se vio con mayor énfasis también en Qatar cuando “organizó” su mundial (bajo serias acusaciones de corrupción para lograrlo). Y los derechos humanos no son precisamente el fuerte de estos emiratos. La primera vez que vi a una mujer con Burka fue en Londres y me pareció chocante y peor aún cuando me contaron el porqué. Si bien cumplo siempre con las reglas cuando voy de visita a un país, tengo mis reparos en visitar ciertos lugares donde veo que hay estos red flags y prefiero no visitarlos. (Medio Oriente,China, Iran, Cuba, Nicaragua y otros parecidos). Excelente blog Bochi.

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  12. Inquietante realidad

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