Telefelicidad
El teletrabajo no murió con las vacunas para el Covid.
Resulta que es casi un pleito mundial entre quienes quieren seguir teletrabajando y los mandamases de las empresas que quieren que vuelvas a ocupar tu escritorio en esa oficina en la que por ratos te asfixias.
Entran a tallar todos los involucrados, con una opinión válida y, por lo general, opuesta.
Unos hablan de efectividad en el corto plazo, otros de socialización, de economía, productividad, sostenibilidad...
En el hogar, mezclas tu vida privada y tu trabajo. Se encuentran a un paso de distancia.
Unos argumentan que trabajas más horas desde casa, otros te saltan al cuello, diciendo que es una labor menos colaborativa.
Los que trabajan en las áreas de selección de personal tienen que lidiar con la primera pregunta que les harán en las entrevistas, relacionadas a la flexibilidad: ¿cuántos días de teletrabajo tendré?
Unos esgrimen la tortura de ir y regresar al/del trabajo, con las consabidas horas perdidas. En nuestro país, como flamantes campeones mundiales del tráfico, pesado y caótico, movilizarte se ha convertido en poco menos que una tortura china.
Tu jefe te intentará convencer diciéndote que esa hora de tráfico te puede servir para meditar y desconectarte de la chamba y pensar en otras cosas. Es cierto que en casa, cambiar de tu escritorio a tu dormitorio te toma diez segundos que no son suficientes para el cambio de chip, de trabajador a padre/esposo, pero nada, NADA puede convertir el endemoniado tráfico limeño, en algo positivo. NADA…quizás en otros países, con medios de transporte confiables y seguros, sea otro cantar.
Muchos de mis alumnos quieren virar y convertirse en nómadas digitales, trabajo parcial de manera remota que te otorga un nivel de libertad maravilloso: puedes viajar y explorar sin fechas límite, te mueves de un país a otro y sigues trabajando y ganando dinero… ¿utópico? No tanto, ya alcanzan los treinticuatro millones a nivel global y la tendencia es al alza.
Obviamente, no todo es color de rosa: te puedes sentir solo, aislado, se puede malograr tu súper computadora, única y costosa, y sentir que también se destroza un poco tu vida laboral. Pueden producirse tremendas tormentas y lluvias como hoy en Dubai, caídas eléctricas.
El teletrabajo no es para todos: para las personas introvertidas, por ejemplo, puede ser una pesadilla el hecho de estar frente a las cámaras, así sea de una computadora, en la que, prácticamente, realizas una actuación. Experimentas un poquito de ansiedad social al tener varias cuadriculas con caritas frente a ti. Necesitas bastante energía para tener tantas reuniones virtuales, así que protégela.
Esos largos minutos en los que te tomabas un café y chismeabas con tus colegas a tus anchas, pueden ser desintoxicantes y necesarios para algunos limeños, así que, desde casa, reemplázalos con una pequeña caminata por el parque, con un poquito de música, con ejercicios de respiración.
Es indispensable que administres bien tu ritmo, tu espacio, tu lugar. Delimita tu oficina, así la tengas en tu cocina.
Es recomendable que tengas más llamadas de audio y menos videollamadas, pues estas generan ansiedad en muchas personas. Esa lluvia de ideas, tiene que ser muy ordenada pues sabemos que hay personas que acaparan conversaciones y cuando se trata de virtualidad, puede ser peor.
El trabajo remoto será la norma, lo quieran o no los CEO´s: el 70 % de los estadounidenses trabajará de manera remota al menos cinco días al mes el próximo año.
Cada vez más dueños de empresa ceden hacia el trabajo remoto pues saben que eso no solo hace más felices a sus empleados, sino más productivos. Si ya tienes tu puesto de trabajo de tiempo completo, renegocia términos y vira un poco hacia el trabajo remoto…el planeta, el tráfico, la ruma de papeles y consiguientes árboles, te lo agradecerán. ¡Lo híbrido es la voz! ¿por qué tendrías que atravesar la ciudad para sentarte frente a tu propia computadora? ¡Vamos! Convence a tu empleador con tu gran productividad.
Esas horas que te sobran al no utilizarlas en el tráfico, puedes aprovecharlas adquiriendo nuevas habilidades. Estudia fotografía, escribe un libro, ayuda a los más necesitados.
Experimenta, independízate.
Descubre nuevas cosas que te apasionen, actúa con curiosidad y siéntete libre.
Nuestras sociedades necesitan gentes felices, personas que se sientan vivas y agradecidas, no trabajadores agestados y coléricos por el tiempo perdido en el tráfico.
¿Alguna vez te has puesto a mirar a los conductores cerca de ti? ¿has visto los rostros de los que hacen la fila kilométrica para abordar el Metro? ¿los que dormitan, si consiguen un preciado asiento, entre el miedo a ser asaltados y abrazan sus pertenencias en cualquier ómnibus?
Si sientes que lo tuyo no es estar enclaustrado en una oficina más de la mitad de tu vida, busca las webpages de cientos de empresas que solo trabajan de manera remota, te sorprenderás todo lo que puedes hacer y los ingresos que puedes generar.
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