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¿Feliz día de la mujer?

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Acabo de leer los cinco mandamientos que el diario El País ha elaborado para nosotras: sirven para que nada cambie y para que la mujer siga estando sometida a los arbitrios del hombre, a los designios de la naturaleza, a lo que decida la sociedad sobre nosotras y a la violencia estética que sufrimos desde pequeñas. Estos mandamientos son regios para que sigamos siendo la última rueda del coche y para que nunca nos rebelemos. Te los resumo:  NO PROTESTARÁS   De lo contrario “te verán mal”, “parecerás una feminazi o una frustrada”. No seas hater . No te quejes porque es tu culpa por tu ropa, porque sales de noche, porque paras con hombres, porque tomas licor, ¿ok? Entonces cada vez que un hombre te agreda, de pensamiento, palabra, obra u omisión, será por tu culpa, tu culpa, tu gran culpa. Si recién a los cinco, diez o veinte años encuentras tu voz, será también tu culpa por no hacerlo antes. Si perteneces a alguna minoría, ¡piña! Si eres pobre ¡uffff, ni te cuento! ...

No Valentín, con palo no vale, Valentín

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En mi época de cachimba, con la única responsabilidad de estudiar, solo nos interesaba pasarla bien. Nos juntábamos en alguna casa para bailar, tomar, reír, comer papas fritas y conversar. No existían los celulares así que nadie se distraía un segundo con temas que no fuesen comunes. Nada de Youtube ni Spotify: nos procurábamos cassettes donde fuese, con las canciones de moda: la Más Más del Verano de radio Panamericana y, si tu onda era solo música en inglés, el dial marcaba radio Doble Nueve. El pisco era el licor de los “pobres” y la ¿cumbia? ¡No way!, máximo salsa.  Planeábamos nuestra siguiente fiesta. Se acercaba el día de San Valentín y nadie del grupo tenía enamorado, saliente, novio, amigo cariñoso y menos sugar daddy. Nació el NO VALENTIN. Ningún emperador se opone más al matrimonio, así que el Patrono del amor, el sacerdote Valentín, no necesitaría casar en secreto a las parejas y, por ende, no hubiese sido sentenciado a muerte por desobedecer a la autoridad...

Pijamada

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Tengo media hora para llegar a su casa, de lo contrario la podría encontrar dormida y no habría opción alguna de despertarla. Una vez lo intentamos y nos lanzó una patada voladora que la hubiera querido alguno de nuestros seleccionados para concretar el ansiado -cualquiera de los ansiados goles- para el Qatar que no alcanzamos. La recojo con su maletín, pues no es chiquilla de mochilas. Tiene todos sus útiles de aseo, su muda de ropa interior, su tenida dominguera y sus pañales…el tiempo ha retrocedido treinta años, pienso, y sonrío. No estoy recogiendo a alguno de mis bebes para un sleep over, sino a mi mami con sus largos noventicinco. Quiero conversar tanto con ella y ya no puedo. ¡Qué frustrante! Sé que con sus relatos tendría mucho para escribir mi ansiada novela, que no sale, porque nada fluye. De chiquilla no la escuchaba mucho porque estaba en otras notas, con otros intereses, pero ahora mataría porque me contase su vida de joven, sus fiestas, sobre su trabajo. Q...

Veinte años después

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No me refiero al fabuloso libro de Dumas sino al hecho que precisamente hoy, se cumplen veinte años del día en que el mundo moderno cambió. Nunca más estaríamos tranquilos volando. Nunca más sentiríamos placer al estar esperando en un aeropuerto. Turbantes en las cabezas de pasajeros, nos turbarían a nosotros e inmediatamente pensaríamos que debajo de ellos se escondían mil bombas. Me sucedió, poco tiempo después del 11 de setiembre que, al estar en un tren y ver ingresar a personas del Oriente Medio, ataviadas con sus túnicas costumbristas, casi salté afuera por el pavor que sentí. El mundo entero miró perplejo en vivo y en directo por miles de cadenas de televisión, cómo se desvanecían un par de edificios y con ellos, desaparecían sueños, vidas, futuros. Lo recuerdo como si fuese ayer: regresaba de una hora de clases en la universidad y recibí la llamada de mi hermana, al teléfono fijo que veinte años después permanece mudo. Me dijo llorando, recordando quizás sus año...

12-mayo-1956

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Hoy mis padres cumplen 65 años de casados. No es mucho si pensamos que tienen 94 a cuestas. Empezaron “tarde” para su época. Sé que mi madre quería terminar su carrera, que le significó mucho costear, y sé que mi padre iba por la tercera…o cuarta. He tratado de hacer un ejercicio de palabras, buscando una definición precisa para esa larga relación. Hagan lo mismo: busquen adjetivos o sustantivos que definan esos lugares comunes que hacen que un matrimonio perdure: Desapego, esfuerzo, suerte, respeto, trabajo, insomnio, boleros, libros, felicidad, cansancio, compadres, nietos, comprensión, Caretas, sabiduría, chifas, teatros, responsabilidad, lealtad, suegros, la "U", química, enfermedades, paseos, chistes, machismo, universidades, periódicos, comunicación, generosidad, docencia, amor, Huampaní, poesía, evolución, amigos, desavenencias, problemas, tallarines rojos, hijos, trabajos, casa, colegios, viajes, jardín, inteligencia, familia, Trampolín a la Fama, ...

De rituales y rutinas

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Entre nuestros hábitos, rutinas o rituales (el upgrade depende de ti y de las     emociones que te produzcan) existen diferencias que marcan nuestro derrotero pues es, precisamente, lo que hacemos con todos nuestros días a cuestas, lo que significa nuestra vida y qué tan bien o mal transcurre. Me dejaron una tarea: debía escribir sobre un ritual. Le pregunté a un primo que había pasado por el terrible virus y que estuvo internado un tiempo, sobre sus días de hospital. Me relató su rutina allá adentro.   No era un ritual. (Me hubiera calificado con CERO, felizmente no usamos notas). Vi un Ted Talk sobre el poder que tienen los hábitos y rutinas en nuestra vida diaria. A saber: nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida, son significativos y pueden ser tan alegres y productivos como queramos. Para lograrlo, pues no todo es pan comido, debes identificar primero qué es lo que da sentido a tus días. Es esa lista de prioridades, la que debe satisfacerte plen...

A las mujeres de mi vida

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Querida futura Senescienta,  Han pasado varios años desde que empezaste a escribir.  Tuviste un nieto. Querías que fuera hombre, para que no sufra lo que muchas mujeres. Siempre piensas: este 8 de marzo, cumpliremos anhelos y alcanzaremos más sueños, pero siempre te estrellas frente a una realidad que todavía no es lo suficientemente buena para todas. Se avanza con derechos, con seguridad, con igualdad y respeto, pero aún falta más.  No ves a Joaquín  tanto como quisieras pues para hacerlo debes atravesar medio mundo y un poco más. Pero ¡cómo gozas al nietecito cuando lo tienes en brazos! Lograste que miles de personas te leyeran y que te enviaran otros tantos comentarios. ¿Qué conseguiste con eso? Nada contundente, pero te satisfizo, desde el día uno, saberte leída y opinada.   Sigues dictando clases,  pocas horas, pero que son las justas para sentirte activa, útil y presente.  Tus cuatro hijos lograron cumplir sus metas. Les falta r...