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Telefelicidad

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El teletrabajo no murió con las vacunas para el Covid. Resulta que es casi un pleito mundial entre quienes quieren seguir teletrabajando y los mandamases de las empresas que quieren que vuelvas a ocupar tu escritorio en esa oficina en la que  por ratos te asfixias. Entran a tallar todos los involucrados, con una opinión válida y, por lo general, opuesta. Unos hablan de efectividad en el corto plazo, otros de socialización, de economía, productividad, sostenibilidad...  En el hogar, mezclas tu vida privada y tu trabajo. Se encuentran a un paso de distancia. Unos argumentan que trabajas más horas desde casa, otros te saltan al cuello, diciendo que es una labor menos colaborativa. Los que trabajan en las áreas de selección de personal tienen que lidiar con la primera pregunta que les harán en las entrevistas, relacionadas a la flexibilidad:  ¿cuántos días de teletrabajo tendré? Unos esgrimen la tortura de ir y regresar al/del trabajo, con las consabidas horas perdidas. En...

Hasta que la muerte nos separe

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En diciembre escribí sobre el divorcio de mi amiga Mica y hoy te contaré el de Dina (no es la de los Rolex). No pretendo hacer una apología, porque soy hincha del matrimonio único y eterno, sin embargo, vivo en este planeta y sé que es mejor un buen divorcio que un mal matrimonio.    Cuando te casas haces votos: honrarte y respetarte…en salud y enfermedad, etc, etc. Muchos se olvidan de esos votos bien rápido y se deshonran y se respetan CERO apenas termina la luna de miel.  Amiguito, ¿Sabes cuál es el único voto que te perseguirá y se te pegará cual lapa? …hasta que la muerte nos separe, porque muchas de las decisiones que tomamos en el matrimonio y luego en el triste divorcio, nos perseguirán e influirán, en nuestra vida futura o en la de nuestros hijos, que no tienen la culpa de nada y que son las víctimas colaterales de esas peleas a muerte por el depa o el auto.  Te aconsejaría que la primera vez, te cases con tu segundo marido…Me explico: para entender cómo f...

ANCÓN

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Ancón no es solo ese lugar histórico que los libros de textos escolares nos machacaban como el sitio donde se firmó el tratado que puso fin a la guerra con Chile. No es solo ese antiguo puerto. No es esa preciosa bahía de pescadores, venida a menos por los sucesivos estropicios ediles. Ancón no es el malecón interminable, con un diseño que semeja olas u ondas, vaivén y movimiento.   Ancón es el recuerdo, es la canción y la fiesta. Es el luau y alguna cena en el Casino, cuando podemos ingresar. Ancón es -por supuesto- la anconeta, triciclo en el que te llevan a puro pedal, hombres fuertes y compactos, que te cobran 3 o 4 soles por tramo, dependiendo si vas hasta Playa Hermosa o San Francisco, último proyecto inmobiliario destinado para gente clase A, como me comentaría alguien, desfachatadamente, sacándome roncha.  Es ese recorrido apretada cargando en tus piernas a tus hijos pequeños, con la brisa que te enfría y la luna que te sigue. Dribleando bicis y otras anconeta...

SEÑORAS DE LAS CUATRO DÉCADAS

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De habernos conocido…no nos emocionemos con la canción de Arjona. Casi todas nos vimos por primera vez de “cachimbas”: en la cafetería o en el “Chama”, las que vivían lejos y debían recorrer largos trayectos hasta el campus universitario.  A fuerza de encontrarnos en las mismas aulas,  nos unimos desde el primer ciclo. Pasamos por fiestas en las que, por alguna razón contraria a la ley de gravedad, el ají de gallina terminaba por los techos. Fiestas en las que llorábamos (bueno, en singular), nos reíamos tanto que nos dolía la barriga, que aún no era prominente; bailábamos y tomábamos cerveza. Gozamos de la mejor música de todos los tiempos, el rock de los 80´s: nadie podía resistirse a The Police, The Cure o, más cerquita, a Los Enanitos Verdes. Épocas en las que las baladas, eran tremendas canciones con letras cortavenas de Montaner o José José o también Air Supply. ¡Lo siento, Bad Bunny!  Podíamos juntarnos en cualquier lugar y, por cualquiera me refiero a la be...

El Real

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Nos asociamos hace una punta de años, casi como para ser vitalicios. Suena feíto porque quiere decir que ya estás bien grande, pero es bonito cuando sabes que no pagarás más mensualidades. Ese año recorrimos todos los clubes de Lima. Uno a precio prohibitivo, otro muy lejos de mi casa y el Real o Country, como muchos lo conocen, se convirtió en nuestro segundo hogar, todos los veranos. El hecho de ser chiquito, y yo tener hijos chiquitos, jugó a su favor: quería un lugar donde no se perdiesen, rápidamente ubicables para ir a almorzar el menú del día. Hablando de comida,  por el club pasaron muchos concesionarios, ricos, buenos, baratos y contundentes. Si no nos gustaba el menú siempre quedaba el chifa, económico y rendidor.  El día de nuestra entrevista final, a la que debíamos presentarnos acicaladitos y como una familia modelo ante la Junta Calificadora compuesta por socios, diremos bastante vitalicios, mis critters se portaron como siempre: un tanto bulleros…hasta el tel...

La promo de la Senescienta

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Lima me recibe con un tremendo golpe de calor. Un sopor que me atonta y me pone lenta, yo que siempre he andado acelerada… ¿A quién engaño? No es por el calor, sino por el almanaque. Ahora pienso bastante antes de salir a enfrentarme a mi ciudad: es casi un pugilato meterte en el tráfico, en el que cada vez veo que se obedecen menos señales. ¡Ni siquiera se respeta la luz roja! De las motos, ni se diga, me han volado literalmente por la cabeza. Siento que me rodean y me ponen nerviosa. ¿Bottom line? No quiero manejar en mi cuidad.  Lima me recibe con árboles podados casi a coco, como para el verano. ¿Será que nuestros “brillantes” alcaldes no saben que dan sombra, viento, frescor y que limpian nuestro aire súper contaminado?  Lima me recibe con algunas amigas a las que la vida les está pasando su factura y se niegan a pagar. Empiezas a necesitar ayuda para abrir frascos y terminas necesitando ayuda para ir al hospital. Empiezas a depender de otros y eso te enerva pues te...

Senescienta caminante

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Mi viaje va llegando a su fin. Han sido dos meses intensos, contundentes como las caídas que me dí intentando esquiar...creo que no clasifico a las Olimpiadas... He vivido mi vida de otra manera,  saliendo de mi rutina, mirando amaneceres de colores distintos a los de mi  ventana habitual. Me quedo con la hospitalidad de la familia. Ese núcleo casi inquebrantable que -es lo ideal- debe existir entre todos sus miembros. No siempre se puede o se quiere, pero se necesita. En muchas familias ese lazo se ha roto porque es frágil. Cuando ocurre, es muy difícil unirlo ¡Ni amarrado con nudo scout! Vuelve la vista atrás para repensar tus acciones, tus palabras, tus miradas, tus errores. Todo cuenta. Recuerda, querido lector, hablar en el momento debido, no cuando es tarde para recomponer juntas. Aplica con la familia, pero también con los amigos o con la pareja. Me quedo con las buenas amistades, esas sólidas y eternas. No tienes que conocer a alguien largos años, sino cono...