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SE NOS VINO EL HUAICO

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Otro año más. Sabemos que el daño es devastador. Casi podemos predecir el lugar exacto por donde pasará esa tremenda fuerza de la naturaleza. El aumento de caudal de agua desprende casas, árboles, autos y sueños. En minutos arrasa con todo lo que te costó media vida construir. Luego tenemos la foto de rigor seguida de llamadas de alerta, evacuación, muros de contención hechos añicos, puentes que no se caen, se desploman, búsqueda de refugios, devastación, pedidos de ayuda. AYUDA.   Antes de pensar en ser solidarios y EMPÁTICOS, palabrita que nos empeñamos en desconocer, los haters del Perú entero escribirán que nuestra reina Sofía no debe pedir ayuda porque tiene harta plata, dirán que regularmente no dejan ingresar autos a esas lindas playas del Sur, ahora hechas añicos. Dirán que la ayuda se direccione hacia lugares de estratos sociales bajos. Que si llevaste cámaras al ayudar y te tomaste fotos, que esta persona donó más que la otra. Que no pidas bloqueador cu...

¿Feliz día de la mujer?

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Acabo de leer los cinco mandamientos que el diario El País ha elaborado para nosotras: sirven para que nada cambie y para que la mujer siga estando sometida a los arbitrios del hombre, a los designios de la naturaleza, a lo que decida la sociedad sobre nosotras y a la violencia estética que sufrimos desde pequeñas. Estos mandamientos son regios para que sigamos siendo la última rueda del coche y para que nunca nos rebelemos. Te los resumo:  NO PROTESTARÁS   De lo contrario “te verán mal”, “parecerás una feminazi o una frustrada”. No seas hater . No te quejes porque es tu culpa por tu ropa, porque sales de noche, porque paras con hombres, porque tomas licor, ¿ok? Entonces cada vez que un hombre te agreda, de pensamiento, palabra, obra u omisión, será por tu culpa, tu culpa, tu gran culpa. Si recién a los cinco, diez o veinte años encuentras tu voz, será también tu culpa por no hacerlo antes. Si perteneces a alguna minoría, ¡piña! Si eres pobre ¡uffff, ni te cuento! ...

No Valentín, con palo no vale, Valentín

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En mi época de cachimba, con la única responsabilidad de estudiar, solo nos interesaba pasarla bien. Nos juntábamos en alguna casa para bailar, tomar, reír, comer papas fritas y conversar. No existían los celulares así que nadie se distraía un segundo con temas que no fuesen comunes. Nada de Youtube ni Spotify: nos procurábamos cassettes donde fuese, con las canciones de moda: la Más Más del Verano de radio Panamericana y, si tu onda era solo música en inglés, el dial marcaba radio Doble Nueve. El pisco era el licor de los “pobres” y la ¿cumbia? ¡No way!, máximo salsa.  Planeábamos nuestra siguiente fiesta. Se acercaba el día de San Valentín y nadie del grupo tenía enamorado, saliente, novio, amigo cariñoso y menos sugar daddy. Nació el NO VALENTIN. Ningún emperador se opone más al matrimonio, así que el Patrono del amor, el sacerdote Valentín, no necesitaría casar en secreto a las parejas y, por ende, no hubiese sido sentenciado a muerte por desobedecer a la autoridad...

ALTO VOLTAJE

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Me llega un mensaje por whatssapp de una buena amiga de la primera juventud: “¿qué es de tu vida? Me he acordado de ti porque me he metido a un gym cerca a tu casa. ¿Por qué no te animas y nos vemos?” Claramente mi amiga del Británico cuarenta años ha, había visto mis fotos por Facebook y notó que mi necesidad de ejercicio era tan grande como mi volumen. Conversaciones y videos de ida y vuelta me convencen: pues aquí me tienen registrada en algo llamado ALTO VOLTAJE que consiste, básicamente, en que te saquen la mugre a punta de música y de dos hermanas que, a grito pelado, te van animando a seguir. ¡Me encanta! Trabajas con pelotas, pesas o colgada de unos ganchos cual carnicería.  De arranque me doy cuenta que cada vez soy más descoordinada. Todas en perfecta sincronía, alzan pierna izquierda y brazo derecho al ritmo de una tonada pegajosa, intento memorizar una sola secuencia parar ⏹️ de lanzarme al ruedo, pero es inútil. Uso mi consabida excusa: “soy zurda y me ...

Hoy por mi, quizás mañana por ti

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Me encuentro con una vecina que me detiene y pregunta “¿te pasa algo que ya no escribes? Me gusta que me envíes tus lecturas, aunque no te responda ninguna”.  El día anterior, un primo querido radicado en el país del sur, me pide que escriba sobre la discapacidad. Felicidad. Me sorprende y alegra: a veces necesitas un empujón. En mi caso, para salir del marasmo en el que me encuentro por la frustración y las pocas esperanzas en el corto plazo, con relación a mi quebrado país.  Hace unos veinte años y veinte kilos menos, me sentía casi una atleta. Era ágil, rápida y ligera. Intentaba seguir el ritmo de mi consuerte, bastante deportista él. Un día de playa, jugando paletas, sentí un dolor agudísimo en la pantorilla. Como toda drama queen que se respete, caí de rodillas, llorando: “me han tirado un balazo”. “Uyuyuy”, pensó inmediatamente mi consuerte: “se rompió la pierna”. A los pocos minutos tenía un enjambre de personas alrededor. Fui el centro de atención en es...

Mala memoria, parte dos...o tres.

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Pensé iniciar el 2023 con nuevos bríos. Con uno que otro reto y algún plan viajero interesante. No recuerdo ni retos ni planes y solo han transcurrido cuatro días desde que arrancó el nuevo año. Por fin, después de todo el ajetreo previo a las vacaciones, nos dirigimos a la playa con todas las ganas de pasarla bien y con maletines llenos de necesidad de aire puro y paz. No hay mucho sol pero no importa. Me animo: mi cara, con líneas de expresión que lo único que logran  comunicar es el paso del tiempo, lo agradece. Tengo todo dispuesto en un cooler,  preparé mi maletín, un día antes, algo inusual para la señora-de-última-hora que soy. Me siento alguito radiante con un buen corrector de ojeras, última adquisición antes de pensar en soluciones reales (léase cirujano plástico). Mi critter # 4 está lista hace horas y su amiguita-invitada, también. ¿Qué podría salir mal? Un ligero detalle: no traje una sola ropa de baño, un pareo y menos una salida de baño...alguito con...

¿COVID? ¡Jamás!

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Tengo Covid, a casi tres años de empezar la pandemia y a pesar de cuidarme bastante. Me acabo de contagiar. El bicho sigue al acecho, agazapado y silente, dispuesto a ingresar al cuerpo del que se lo permita. Ahora sí creo lo que dicen muchos estudiosos del virus: tarde o temprano todos, sin excepción, nos iremos contagiando. Muchas reuniones, mucha fiesta y mucho canto…como decía mi abuela “sarna con gusto, no pica”. Lo primero que pensé fue: tengo cuatro vacunas por lo tanto no moriré. La segunda imagen que vino a mi mente fue la primera ola, devastadora, mortal y triste, que presenciamos por televisión, en cadena mundial, como si se tratase de un hecho lejanísimo, que les pasaba a los “otros”. Pensé también, en las personas conocidas que fallecieron por este huésped indeseable, alojado ahora en mi cuerpo redondo. No sirve poner una escoba de cabeza, tras la puerta, deseando que se vaya y no vuelva más. Me entristece sobremanera, pensar en los que no pudieron salvarse, p...