ALTO VOLTAJE

Me llega un mensaje por whatssapp de una buena amiga de la primera juventud: “¿qué es de tu vida? Me he acordado de ti porque me he metido a un gym cerca a tu casa. ¿Por qué no te animas y nos vemos?” Claramente mi amiga del Británico cuarenta años ha, había visto mis fotos por Facebook y notó que mi necesidad de ejercicio era tan grande como mi volumen. Conversaciones y videos de ida y vuelta me convencen: pues aquí me tienen registrada en algo llamado ALTO VOLTAJE que consiste, básicamente, en que te saquen la mugre a punta de música y de dos hermanas que, a grito pelado, te van animando a seguir. ¡Me encanta! Trabajas con pelotas, pesas o colgada de unos ganchos cual carnicería. 

De arranque me doy cuenta que cada vez soy más descoordinada. Todas en perfecta sincronía, alzan pierna izquierda y brazo derecho al ritmo de una tonada pegajosa, intento memorizar una sola secuencia parar ⏹️ de lanzarme al ruedo, pero es inútil. Uso mi consabida excusa: “soy zurda y me confundo un poquito”: no sirve, mi instructora, también es “izquierdista”.

 ¿Se imaginan una pastilla qué, ingerida diariamente, te pusiese fuerte abrazo lo y de buen humor, te diese energía y que te hiciese vivir más y mejor? ¿Una píldora mágica que te ayudase en la concentración e hiciese que tu cerebro funcione cual reloj? El gurú de los gimnasios ooyo Chris Wharton nos cuenta que ése remedio existe: se llama EJERCICIOo. Ilusiones aparte, no viene en forma de cápsula…sino créanme ¡me habría comprado medio lote! 

Supuestamente el ejercicio debe mejorar nuestro estilo de vida. Al terminar una buena rutinapoyo no te oo sentimos un poco eufóricos porno  la endorfina, ese neurotransmisor que está relacionado con el alivio del dolor y del stress. El ejercicio también incrementa la serotonina, hormona que se utiliza, por ejemplo, en los antidepresivos. En palabras simples EL EJERCICIO NOS PONE MAS FELICES, científicamente hablando. Sin embargo, resulta que muy poca gente realiza ejercicios pensando en ser más felices sino en bajar de peso y no, no es lo mismo. Cuando uno se inscribe en un gimnasio piensa en endurecer glúteos, brazos, muslos. Los hombres quieren el ansiado six pack,  las mujeres, que la ley de gravedad (imposible evitarla) no siga su curso. Buscan deshacerse de rollos, de la grasa acumulada por mil tortas de chocolate. 

Nadie piensa en sentirse bien sino en verse bien y, lamentablemente, es ahí donde nuestro cerebro puede sabotear nuestra rutina porque inconcientemente, empezamos a compararnos. ¡Obviamente! Si nos bombardean 24/7 con propagandas en las que la apariencia lo es todo. Empezamos a sentir vergüenza de nuestro cuerpo y medio sueldo se va directo a alguna pastilla o batido maravilloso que queme grasa. Compramos hartos alimentos fit, mientras más caros, mejores. Buscamos EL CIRCUITO con los últimos ejercicios efectivos para esculpir el cuerpo perfecto. Contratamos en el parque al instructor más efectivo, ese que usan todas las influencers de moda. Lees artículos y ves fotos/videos en los que las/los modelos parecen no envejecer nunca. Ves tu cuerpo modesto, con brazos fofos que tienen vida propia, tus piernas con celulitis, tu prominente abdomen chelero. Tu cerebro, maquiavélicamente, sigue comparando todas esas imágenes de perfección con tu blandengue figura; es esa comparación social y la búsqueda cíclica, intensa, demandante e interminable de la perfección del cuerpo, la que arruina nuestra felicidad. 

¿Sabes, querido lector, que esas fotos son editadas, manipuladas, tomadas desde el mejor ángulo, con la mejor luz, las mejores cámaras a las/los mejores modelos? Te cuento que eso que te muestra el IG no es la realidad. No es nuestro día a día. Cuando trabajas duro y parejo en una oficina, no puedes pasarte media vida contando calorías, investigando qué comer sin tanta culpa e intentando parecerte en algo a las figuras. No haré una apología a las calorías pero ¿sabes que necesitas un poquito para calentarte o como escudo para tus órganos vitales, para tu cerebro, para tener energía todo el día? No todos somos super delgados y tonificados. No todos los cuerpos ni los huesos son iguales, eso se debe entender muy bien, desde jóvenes.  Está mal  esa búsqueda eterna que te deprime un poco, que te hace sentir mal ante el reflejo en el espejo. Te cuento que, en esos cuerpos, aparentemente perfectos, tampoco radica la felicidad. Te cuento que a nadie le interesa realmente qué tan delgada te ves. A la gente más le interesa que no te enfermes, que seas fuerte, con autoestima elevada, que te tomes fotos con tus padres o con tus nietos y no te escondas. Que te lances a una piscina con ese cuerpito real.
 Ese loop inteminable de contar calorías, de verte diariamente en el espejo, de pesarte a ver cuántos gramos subiste el fin de semana que pecaste comiendo, de criticar tu fuerza de voluntad, de compararte con otros cuerpos de las redes sociales, no te hará 100% feliz, porque es algo que nunca termina ¿sabes por qué? Porque la perfección no existe. No seas tan duro contigo mismo. Las comparaciones sociales son tóxicas. Así de lindo como hablas para animar a los amigos o para subirles la moral, háblate. No pienses en lo que te falta, piensa en lo que tienes: buenos ojos, espaldas, cabello. Encuentra el ejercicio que te guste hacer y hazlo todo lo que puedas. ¿Te gusta bailar, caminar, nadar? ¿Te gusta levantar peso o meditar y estirarte en tu sala a oscuras? No temas mezclar ejercicios o rutinas. No hay un ejercicio bueno o malo para tu edad o para tu cuerpo. Que esos veinte minutos solo tuyos sean NO NEGOCIABLES. No midas tu peso sino tu performance. Utilizar el peso como medida de tu progreso, según Wharton y yo, es una pésima idea. Te puede tirar al tacho el buen carácter, no permite que vayas por un buen helado o la torta de cumpleaños de tus hijos. Si comiste, correrás a casa a pesarte para medir el control de daños. Solo cuenta las pequeñas metas que alcanzas día a día: si haces unos minutos más de ejercicios o cinco abdominales extras. Si caminaste una cuadra más. Esas pequeñas victorias ayudan mucho en tu estado de ánimo. Si aprendes un nuevo paso de baile o estás más tiempo en el jardín relajándote. 
 Si siempre ganas, siempre avanzas, así que: bota tu balanza, ponte shorts y empieza a medir y pesar únicamente cuán feliz eres.

Comentarios

  1. Hace tiempo tiré mi balanza, jiji. No vivo pendiente de mi peso, pero si hago ejercicios. Gracias amiga, muy cómico.

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    1. Que lindas palabras me encanto y estamos muy felices que sea parte de Alto Voltaje!!
      Siempre con actitud y energia y sobre todo salir feliz de la clase y empezar un nuevo dia!!1

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  2. Felicitaciones por tomar la mejor decisión para tu salud👏

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  3. Así nada de extremos primero haslo disfrutando y para conservar tu salud los ejercicios. La vida debe tener un equilibrio. Y debemos apreciar la vida , estar con tus seres queridos más de perder tiempo en compararte , debemos dejar las comparaciones si se puede . Muy bien tema de lo que nos pasa amiga linda. Un abrazo

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  4. Demasiado orgullosa que hayas retomado el ejercicio viejita! A darle con todo

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  5. Lo mejor para tí, a sudar bastante querida Rox.

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  6. Me alegro Bochi que mi whatsapp contribuyera a esta nueva etapa de ejercicios, felicidad y salud !

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  7. Excelente artículo ! Como siempre me encantan súper motivadores !

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  8. Muy buena y amena manera de explicar exactamente lo que necesitamos, ejercicio medido y que nos guste hacer, por el placer que te da, no pensando solo en adelgazar.

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  9. 👏👏👏👏 excelente decisión Roxanita, todo por la belleza y salud. Tu siempre positiva y dando buenos consejos. Es un placer y muy divertido leerte. 😍😂

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  10. Acertada mi querida escritora. Seamos felices con lo que hacemos. Y la actividad es burna

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