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Re-vivir

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Una de las mejores amigas de mi chiquititud, (quedé casi de la misma estatura, ya sé!)   es  María-María, quien  creció  física, intelectual, cultural y espiritualmente. Siempre fue buenísima como el pan,  y esa bondad la trasladó hacia el planeta, y lo vela desde su trinchera. Ella, que tiene una posición profesional brillante (lo que me hace sentir orgullosa), me envió un post de una entrevista muy interesante y urgente, diría yo, sobre el cambio climático y lo que nos queda por hacer. La Directora de Conservación de la ONG WWF, suelta dos frases que me han marcado: LO MÁS URGENTE ES ASEGURARNOS DE NO PERDER MÁS EN EL PLANETA y, para lograr ésto solo nos queda -según sus palabras- transformar nuestros patrones de producción y consumo. No queda otra. La otra frase que se me ha quedado grabada es: CONSERVAR LO QUE QUEDA PROTEGER LO QUE SE ESTÁ PERDIENDO RESTAURAR LO QUE YA PERDIMOS Wow! Contundente! Inmediatamente pensé ¿ qu é est...

De lejitos nomás

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Estoy chateando con una amiga que tiene una foto de un paisaje lindo, blanco inmaculado, pero tan frío que casi traspasa la pantalla! Parece la humilde morada de Heidi o de nuestro amigo Marco, en los Alpes, cuando parten en busca de sus mamis. Imagino que ese frío que cala hondo, penetra también en todos los resquicios de nuestro ser para convertirnos en personas un poquito frías, dependiendo de la latitud en que vivamos. Mi amiga me refiere que extraña los cálidos abrazos que solemos darnos acá por cualquier cosa. “Acá, no se andan con toqueteos”, comenta riendo. Otra amiga, cariñosa por demás y encima super acollerada, me cuenta que saludó con beso y abrazo, a un extranjero que recién conocía: pareció que él se sintió poco menos que violentado, pues se le erizó todo el cuerpo. La primera indicación que le dieron a mi hermana cuando empezó a trabajar en una compañía gringasha fue: “tomen distancia, no se acerquen mucho. A los foráneos les gusta SU ESPACIO”. Acaba de venir ...

Viajo luego vivo.

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Estoy entusiasmada por un viaje que haré. No es que nunca haya viajado pero cada nueva travesía, desde la elección del lugar (presupuesto, tiempos, clima, situación de la ciudad, pues cada vez hay más paros, por quítame estas pajas) empacar lo necesario de acuerdo al clima, duración del viaje, regalitos (si visitas a alguien), etc. hasta sentarte en el aeropuerto y esperar horas o minutos que se vuelven interminables porque quieres llegar YA a tu destino, me entusiasma y emociona. Nos ha sucedido de todo en los viajes familiares: desde una mordedura de mono (más peligrosa de lo que yo creía), mil infecciones intestinales, al punto que uno de mis hijos desde que llegó al destino hasta que subió al avión de regreso, estuvo internado en una clínica. Nos ha dejado el avión, no nos han dejado subir al avión y nos han bajado del avión, en viajes distintos. Tampoco es que seamos piñas o burriers: cada situación tiene una perfecta explicación. Hemos sido felices -súper felices...

Sueños son

Por una frase soltada al azar, se armó la “bronca”  en uno de mis chats. Todo empezó con una amiga que decía que los hombres eran egoístas por naturaleza, idea que varias – para mi sorpresa- secundaron inmediatamente! Empezaron los argumentos: la mujer es madre y la madre siempre es dadora, desde la vida misma, la mujer da todo de sí,  principalmente a sus hijos, a sus padres, a su esposo, etc. Puede morirse de sueño, cansancio o hambre, pero entregará hasta su último respiro, de darse el caso. Una amiga me comenta que asiste a un taller llamado “Mujeres que aman demasiado”; ellas al querer en extremo al otro (por lo general, a una pareja que no corresponde a ese amor desmedido) se olvidan de quererse a sí mismas. Ahí empiezan los problemas: si no te quieres, cómo puedes querer bien al otro? ¿Cómo puedes preocuparte de los demás  y de su bienestar y  estabilidad emocional -indispensables para funcionar con algo de decoro en esta vida-...

Empezar de cero

Otra  reu con mi promo del cole. Siempre en la misma casa, acogedora y funcional, con excelentes anfitriones que aguantan nuestras locuras, y vaya que hacemos de todo: risas, llantos, bailes, empujones nos hacen ver como todos unos chiquiviejos, justo lo que necesitamos para desestresarnos de la vida diaria. Con pastas y vinos, el motivo del almuerzo playero era despedir a una  amiga, que parte a empezar de cero, cuando ya pasó más de la mitad de nuestra vida. Let' s face it, no nos estamos poniendo más chibolos.   Claro, tiene ciudadanía y toditos sus papeles en regla para su "nuevo" país. Parte entusiasmada y decidida a triunfar con dos desventajas: el idioma y la edad. Contra los años no podemos hacer nada, by the way, he notado una jaladita por aquí y una lipo por allá, pero hagamos lo que hagamos, el calendario sigue ahí señalando nuestro "ignominioso" medio siglo de vida, bien o mal vivida, pero vida al fin. Cont...

Celos

Cada vez que pido sugerencias de temas para este blog, mis amigas se disparan: “escribe de mi papi, mi mami, mi abuelita, mi amorsote”, etc, me sugieren a viva voz. Personas honorables todas,   pero con vidas que incumben solo a su entorno. Dirán que he escrito hasta de mi perro, pero lo hice tratando el tema de mascotas en general y el amor infinito e incondicional que sentimos por ellos. Una sugerencia que me acaba de dar una amiga: los CELOS. No entre hermanos o colegas, porque en la chamba le den a tu "amiga" un beneficio que a ti te niegan. Me refiero a los celos de pareja. No soy Corin Tellado, ni guionista de telelloronas turcas (no veo novelas, pero sí me han presentado a  Onur).  El tema de los celos se ha tocado hasta el cansancio; con sicólogos, terapeutas,  conciliadores, gitanas, brujos y chamanes...y siempre seguirán existiendo   tragedias de Padre y Señor Mío: Medea y Fedra, Otelo,   Anna Karenina, Madame Bovary y un sinfín de perso...

40 y 20

No es la canción cortavenas de José José, que trata del amor entre una pareja de 40 y 20 años. Soy yo, y la edad que tenía la primera y la última vez que alumbré a mis otrora robustos hijos. Esas dos ínfimas décadas de diferencia, hicieron que mi vida diera un giro de 720 grados, en kilos y situaciones diversas. Felicidad absoluta, sí, pero también traumas, llantos, risas y preocupaciones eternas que creo, solo se disiparán   cuando pase a ¿mejor? vida. Un ejemplito ligero: cuando iba al nido con mi primogénita, yo era la chibola, flaca, algo regia (según yo)   que miraban con algo de asombro. Veinte años después vuelvo al mismo nido, con mi conchito, y ahora lo que piensan y hasta osan preguntarme: ¿eres la mami o la abuelita? Demás está decir que quiero estampar en la pared a todos, pero como soy tantito lady, me contengo. En el colegio,   me pasa lo mismo que hace veinte años: no conozco a nadie! Recuerdo que cuando mi hijo cursaba QUINTO DE MEDIA,   me pr...