40 y 20
No es la canción cortavenas de José José, que trata del amor entre una
pareja de 40 y 20 años. Soy yo, y la edad que tenía la primera y la última vez
que alumbré a mis otrora robustos hijos.
Esas dos ínfimas décadas de diferencia, hicieron que mi vida diera un
giro de 720 grados, en kilos y situaciones diversas. Felicidad absoluta, sí,
pero también traumas, llantos, risas y preocupaciones eternas que creo, solo se
disiparán cuando pase a ¿mejor? vida.
Un ejemplito ligero: cuando iba al nido con mi primogénita, yo era la
chibola, flaca, algo regia (según yo) que miraban con algo de asombro. Veinte años
después vuelvo al mismo nido, con mi conchito, y ahora lo que piensan y hasta
osan preguntarme: ¿eres la mami o la abuelita? Demás está decir que quiero
estampar en la pared a todos, pero como soy tantito lady, me contengo.
En el colegio, me pasa lo mismo
que hace veinte años: no conozco a nadie! Recuerdo que cuando mi hijo cursaba QUINTO DE MEDIA, me
preguntaron si era una mami nueva. Otra estampada mental en la pared. Dije, a
media voz y completa vergüenza: “ no soy nueva. No vengo porque trabajo”. Mentía,
no trabajaba, porque tenía que dar de lactar las 24 horas a mi tercer
engendrito y cuidar a las dos primeras: al lado de mis hijos, Chucky era un angelito. No sé cómo harían las
demás mamis, pero yo no me atrevía a dejar a mis hijos con nadie, excepto mi
mami o mi suegra, y no siempre podían. Deben
tener un Ángel de la Guarda de tres mts, porque se han salvado de cada caída y
cada golpe…En conclusión, no participaba en nada del cole y por ende, no
conocía ni a los profes. Ahora si trabajo pero nunca voy al aula de mi hija,
salvo para el día de la madre, y me emociono hasta las lágrimas con sus poemas
y canciones. Lo bueno era que mis cuatro hijos tenían buenas notas, entonces no
me citaban nunca. Eso era, y ahora es, mérito enterito de ellos pues, como mi hermana
educadora siempre ha dicho, soy de las madres de familia que los profesores no
quieren tener…
Dar a luz fue también diametralmente opuesto: a los veinte, parto natural (hubiese podido ir al río y dar
a luz ahí), a los cuarenta, cesárea de emergencia, luego de varias idas y
venidas de la clínica por amenaza de parto prematuro y no sé qué tanta
emergencia, todo dicho por mi ginecólogo al que tuve que llamar también veinte
años después, cuando estaba por jubilarse. Lo mismo sucedió con el pediatra, el doctor
trome que atendió a mis hijos mayores sí que se había jubilado!! Lo saqué de su
casa para que venga a visitar cada mes a mi última enanita. Debo decir que
nunca pisé su consultorio: el sacaba cita conmigo y llegaba a casa con
centímetros, balanzas, vacunas y todo lo que tocase cada mes. Sus cremas y
vitaminas ya no existían más con la enana # 4, pero me las ingeniaba.
Gracias Dr. Rubén: te confié mis tesoros
más preciados. Descansa en paz!
Con la mayor, al ser yo una chiquilla primeriza, era super aprensiva y
nerviosa, con mi cuarta hija, por tecla, también lo soy. No quiero que salga
sola ni a la puerta de mi casa (la seguridad nacional tampoco ayuda).
Me he soplado todas
las cagaderas y pilas del mundo: primero con pañales de gasa, tetra y calzón plástico, y luego con pañales
descartables. Digo EN SINGULAR, porque mi esposo, siendo la octava maravilla que
es, NUNCA CAMBIÓ UN PAÑAL…descendió a séptima maravilla, ya sé.
Hemos tenido diez mil malas noches, por diez mil idas y venidas de un
millón de fiestas, ya sé que la cifra no cuadra, pero el resto se lo debo a
Taxi Seguro y a los papis de los amiguitos,
que hacían las tareas por nosotros. Con la hija # cuatro, no sé cómo será, pues
es pequeña y para cuando esté en edad de tonear, nosotros estaremos en edad de dormir
bien temprano, ya veremos. Felizmente me aseguré que los hermanos mayores manejen bien.
Enamorados, amigos cariñosos o como sea que se les llame hoy en día,
ufffff. Otro trauma existencial porque o mis hijos no sabían escoger y querían saltar del quinto piso (que no tengo), cuando se peleaban, o cuando no les contestaban la llamada o les colgaban el teléfono,
lo cierto es que no la achuntaban. Ahora siguen solteritos y sin
compromiso. Está bien clarito que abuelos chochos, no vamos a ser pronto, y
está bien. Creo que con un nieto, desaparecería de la faz de la tierra y lo
cargaría, mimaría, apachurraría y estropearía su crianza, las 24 horas. Diosito
tiene sus tiempos perfectos.
Creo que me he extendido mucho, en
texto (no en talla). Debo decir en resumen
que, aunque suene trillado, ninguna mujer nació sabiendo ser MADRE, lo
aprendimos en el camino, a puro ensayo-error. Me salió todo super bien, y debo
dar gracias a Dios y a mi madre quien al llevarme cinco hijos y cuarenta años
de ventaja, me enseñó lo que debía y no debía hacer. Si algo se nos olvidó o
hicimos mal, trataré de corregirlo con la enana # 4.
Cuando cambien las cosas y empiece a ser (quizás más pronto de lo que
crea) hija de mis hijos, únicamente les
pido tenerme toda la paciencia del mundo, la misma que yo les tuve cuando solo
quería estamparlos en la pared y me contuve.
Gracias hijos míos por hacerme una madre feliz y preocupada eternamente
por ustedes!!
Eres una excelente Mamá gallina y eso me consta. Feliz Día amiga querida!!!!❤️
ResponderEliminarNo comentarios largos. Feliz dia mama GALLINA. Cariños
ResponderEliminarLinda reflexión sobre los caminos tan accidentados y a la vez gratificantes que nos da la maternidad...lo que yo sé es que a fuerza de entrega, tolerancia y amor nos hacen desarrollar habilidades que muchas veces no reconocemos..feliz día mami...
ResponderEliminarQue simpática reflexión y un merecido reconocimiento por el día de la Madre.
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