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Inmensidad

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Estoy en un lugar desconocido, bello pero extraño para mí. Una blanca inmensidad que me genera sensaciones mágicas. Plenitud y soledad.  Los árboles desnudos,  propios de esta temporada, dejan algo tétrico el ambiente. Viene a mi mente lo que me contó una buena amiga, sobre esos viajes que se pegan en tus recuerdos como sello postal:  imagínate estar en el medio de la nada. Ser un puntito en el inmenso océano, sin poder divisar tierra firme o siquiera otro velero ¿ angustiante, no? Si se hubiese malogrado el velero en el que navegaba ella y ocho personas más, cualquier auxilio hubiese tardado buen tiempo en llegar. Es en esos momentos de situaciones extremas en los que te das cuenta de lo alucinante del mundo, de lo insignificante que eres y de lo que realmente debes valorar en tu vida. De la humildad con la que deberíamos enfrentar todo alrededor nuestro, empezando por nuestro medioambiente que nos empecinamos en descuidar. Volviendo al tremendo susto que sin...

Mudar la vida

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Acabo de conocer a Silvina y esta es su historia, tal como me la relató,  té verde y tequeños de por medio.  Ella quería salir de su país como pudiese. No iba a aceptar vivir bajo un régimen comunista (Salvador Allende en el Chile de los '70) ¡de ninguna manera! Podía perder el pequeñísimo capital, obtenido a punta de puro esfuerzo, suyo y del recién estrenado marido. Una decisión tomada entre las dos familias los empujó a emigrar y dejar a la abuela materna el cuidado del hijo, de seis meses. No había mucho tiempo que perder. Hace unos cuantos años, Venezuela, sí, Ve-ne-zue-la era casi el paraíso: zonas con clima tropical, mar Caribe, adelantos y economía boyante por tanto petróleo que emanaba de sus suelos y de ahí se dirigía a los tanques de PDVSA. Miles de profesionales, técnicos y estudiantes de todo Sudamérica marcharon en pos de alcanzar sueños, dinero  y una buena vida que en sus países, les resultaba esquiva. Pues allá fueron Silvina y Willy, con dire...

Viajo, luego vivo # 3

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Viajar te engrandece, te ilumina, te empodera, te enseña, te engríe, te cambia, te sorprende, te reta, te asombra, te reinventa, te alegra, te gratifica, te ennoblece, te nutre, te sensibiliza, te despierta, te ejercita...o debiera... No regresas igual de un viaje: por la gente que conociste, por la comida que probaste, por lo que viste, por las querencias. Por ese museo que te enseñó cosas nuevas de vestigios. Por esa galería con maravillas que solo habías visto en libros del colegio. Por esos murales multicolores que te hablan de realidades distintas. Por los medios de transporte vacíos y ordenados. Limpios y puntuales. Por tanta gente que te brinda una sonrisa o una mueca. Por los que no te entienden. Por los que no entiendes. Por los que buscan ser entendidos. Aceptados. La comida juega un rol importante en un viaje. Pueda que te guste o no. Te hastía no encontrar el plato perfecto. El sabor de casa. El olor y los colores de la mesa materna. Todo es diferente y novedoso...

Con-suerte

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Escribí el mensaje de la foto en agosto de 1986, en uno de esos papeles de carta que me encantaba coleccionar. Tenía cientos de ellos en folders. Los papeles que consideraba valiosos, por la figurita o el diseño, los colocaba en micas plásticas individuales. Aún éramos enamorados: yo, celosa, llorona y flaca (sigo celosa y llorona) y él celoso y cool. Desde entonces surfeaba. Lo acompañé muchas veces y me calciné en las orillas de distintas playas. Me aburría un poco porque no me acompañaba un buen libro, máximo unos chistes de Archie,  Condorito o tiras de mi amiga Mafalda. Siempre comprábamos gaseosas de un litro que enterrábamos en la arena húmeda para que se enfríen y permanezcan heladitas. No sé si existían los coolers entonces o no existían para nosotros, mocosos a punta de propinas y clases particulares. Algunas veces, las botellas se nos perdieron y las buscábamos por toda la orilla, quizás se las llevaba el mar.  Moríamos de sed y de amor. No existían los ...

2024-2025

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A horas de acabar el 2023, me percato que el tiempo cada vez transcurre más rápido. Diría que, amanece y prontito, anochece.  La vida  vertiginosa te contagia , aunque no tenga muchas cosas que hacer en el verano, igual  me apuro y me siento ajetreadísima. Este 2023 me pasó de todo. Debí anotar una que otra palabra clave, para ejercitar mi memoria que, por momentos, me deja en la nebulosa. Siempre aparece mi familia, amistades, libros y viajes. En este último, estoy experimentando situaciones que me asombran:  taxis que funcionan sin conductores. Dejemos de lado el hecho que son menos puestos de trabajo para la gente, porque no hay que ser pinchaglobos. Seguimos en la onda de  robotizarnos. Ya no tendremos al taxista con el que puedes conversar del tráfico y del precio de los tomates,  mientras te lleva -pues ya no quieres manejar- a tus pocos destinos de siempre. La monotonía. Acá, en California, la empresa Waymo ha puesto a circular estos taxi...

Senescienta rockstar

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Todo empezó con el lanzamiento de nuestro libro Bandeja de entrada : pasé de ser una docente de mediana edad (no de la Edad Media como me catalogó un alumno) a sentirme casi una celebridad. Precisamente, cuando me encuentro en mi etapa más antisocial, por así decirlo, debí hablar en público, frente a un auditorio lleno de bote a bote. Desnudé un poco de sentimientos y me di cuenta que   una cosa es con guitarra y otra, con cajón . Puedo escribir sobre temas variados…pero, hablarlos, es otra cosa. Ha sido una semana movida que empezó con la llegada de mi hija-migrante, mi hija-fuerte, mi hija-guerrera, mi hija-elocuente, mi hija-amorosa. Se le ocurrió caernos de sorpresa y organizar su arribo mismo Tik Tok; nos encontraría cenando en un restaurante y ella, disfrazada de mesera, sería la que nos atendería, hasta que la familia se diese cuenta. Pues la tremenda sorpresa fue para ella, porque nadie la reconoció por lo bien disfrazada que estaba. Debió ir y venir varias vece...

Diciembre con D de divorcio

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Mica acaba de engrosar las filas de personas que cambian el DNI y le añaden una explicación útil y necesaria: la ansiada letra D de DISPONIBLE. Luego de ir a RENIEC (registro nacional de identificación y ESTADO CIVIL, para mis nueve lectores extranjeros), Mica fue directo al cirujano. “¡Por fin!” – me allanó resuelta- “quiero borrarme las líneas de expresión. Todas mis arrugas tienen el mismo nombre, el origen de mis males: Pipo”. Estaba decidida y no cabía en su pellejo, que empieza a colgar un poquito. Se sentía dueña del mundo, lista para conquistar a algún incauto, de preferencia con billetera gorda, y recuperar los años perdidos entre pensiones de colegio y malas noches de fiebres infantiles. Conozco a Pipo y me cae super bien, pero no sé lo que sucedía en su casa. Es decir, tengo la versión de Mica, pero siempre se debe conocer las dos mitades, antes de emitir un juicio que nadie me ha pedido pues, al ser mujer, la sociedad me indica que TENGO que ser #teammica ....