Mudar la vida
Acabo de conocer a Silvina y esta es su historia, tal como me la relató, té verde y tequeños de por medio.
Ella quería salir de su país como pudiese.
No iba a aceptar vivir bajo un régimen comunista (Salvador Allende en el Chile de los '70) ¡de ninguna manera! Podía perder el pequeñísimo capital, obtenido a punta de puro esfuerzo, suyo y del recién estrenado marido.
Una decisión tomada entre las dos familias los empujó a emigrar y dejar a la abuela materna el cuidado del hijo, de seis meses. No había mucho tiempo que perder. Hace unos cuantos años, Venezuela, sí, Ve-ne-zue-la era casi el paraíso: zonas con clima tropical, mar Caribe, adelantos y economía boyante por tanto petróleo que emanaba de sus suelos y de ahí se dirigía a los tanques de PDVSA.
Miles de profesionales, técnicos y estudiantes de todo Sudamérica marcharon en pos de alcanzar sueños, dinero y una buena vida que en sus países, les resultaba esquiva.
Pues allá fueron Silvina y Willy, con direcciones, mapas y teléfonos fijos para llamar de teléfonos públicos, suena raro ¿no?
Llegaron a la medianoche, sumamente cansados, hasta la dirección donde obtendrían alojamiento y comida. Ni bien ingresaron, expectoraron a Silvina: no admitían mujeres. Demás estuvo que Willy argumentase razones para que su esposa se alojase con él. Fueron echados así que les dio aproximadamente las 3 de la madrugada buscando alojamiento. Recuerda, amiguito que, hace unos cuarenta años, las cosas eran muy distintas al no tener Booking.com ni Google maps y menos un celular.
A lo lejos, divisaron una luz encendida, roja. Se aproximaron a preguntar. ¡Por supuesto que los alojarían! Para eso, era el lugar. ¡no faltaba más! Apenas ingresaron a su habitación pequeñita, maloliente y con dos rollos de papel higiénico, uno encima de cada velador y decorado, por así decirlo, con los dibujos más vulgares que Silvina en su corta vida había visto, cayeron en cuenta que era un lugar hecho exprofeso para amores rápidos y remunerados.
Extremadamente cansada por el vuelo, la caminata y la hora, a Silvina no le quedó más remedio que echarse a dormitar poniendo su maleta sobre esa cama, llenita de pecados antiguos.
Al amanecer fue en vano buscar a Willy. Se lo había tragado la tierra. Pensó: ya regresará con un buen desayuno. Predijo mal: Willy hasta ahora no regresa, pero si se comunicó con la familia de ella para aclarar que se iba de ese país y que buscaría a su mujer apenas pudiese...a Willy se le deben haber dificultado las cosas, pues sigue sin aparecer.
Volviendo a Silvina, salió resuelta, fuerte y valiente a enfrentar su vida. Llamó de un teléfono público a un número donde debía entregar unos presentes traídos para el señor Jorge Avellaneda, de parte de su hermana de Copiapó.
Debió caminar unas quince cuadras para alejarse de esa zona dudosa, que era su nueva morada y mentir diciendo que vivía en otra más linda.
Llegó su paisano Jorge con su señora, joven y regia, a recoger su encomienda. Dio a Silvina algunas recomendaciones para encontrar empleo y se despidieron, luego que los tres tomaran un buen desayuno en un salón de té.
Hasta ahí, sería una historia un tanto sosa pero les cuento que Jorge se divorció tiempo después y se presentó ante Silvina para juntarse con ella, quien era, digamos, viuda con marido vivo.
No toleraron a Hugo Chávez desde que se hizo del poder, así que decidieron abandonar Venezuela tras varios años de vida plena y relajada.
Silvina y Jorge han trabajado a brazo partido en este país para radicar, ya retirados, en un espacio realmente idílico en los Estados Unidos, país al que agradecen mucho y del que desean no salir más, pues aquí se educaron su hijo, médico y -en la actualidad- su pequeña nieta.
No volvieron más que de visita a Chile y Venezuela, lugares donde se sienten extraños.
¿Será que muchas veces nuestros gobernantes con sus variados estropicios pueden dictar los rumbos extraños, difíciles, maravillosos de nuestras vidas? Creo que sí.
Mujer fuerte Silvina!
ResponderEliminarAdmirable, como muchas historias de compatriotas que se van a cumplir el famoso sueño americano que no es tal.
ResponderEliminarfuerte la historia de Silvina y qué lindo que pudo formar a su familia quizás en uno de los países mas dificiles del mundo para salir adelante
ResponderEliminarQue linda historia la de Silvina y Jorge, mis casi compatriotas 😉
ResponderEliminarMe quedé pensando. ¿Qué fue del hijo de 6 meses y la abuela? Es de esas historias donde te quedan preguntas sin responder. Qué más habrá tras cada mujer abandonada!
ResponderEliminarMis respetos por Silvina. Encarna la lucha de muchas mujeres para abrirse pasa en este mundo. Más aún en aquel tiempo.
ResponderEliminarGracias por compartir excelentes reflexiones e historias.
Un saludo cordial y un afectuoso abrazo virtual.
Que tal Willy!
ResponderEliminarTriste, fuerte, interesante, positivo.
ResponderEliminarAprecio y valoro la actitud y resiliencia de Silvina. Creo que tanto como los vaivenes políticos de cualquier jurisdicción, es la actitud de las personas frente a las cosas que le tocan vivir lo determinante.
ResponderEliminarPor otro lado, no conozco muchas personas, personas comunes y corrientes - no activistas políticos muchas veces perseguidos - que decidan inmigrar, como una voluntad consciente, porque no aguanten tal o cual ideooogia política; lo que sí he visto es personas que deciden inmigrar por qué el sistema no les está funcionando a ellos, por razones económicas, sociales o políticas, que se yo .
Disfruté la lectura Bochi, my friend. Adolfo
La vida te lleva a veces a rumbos desconocidos, lo interesante es saber enfrentarlos y salir adelante es cosa de esfuerzo y suerte, si, suerte de encontrate con las personas correctas.
ResponderEliminarY qué pasó con Willy? Y la abuela materna se la llevaron a USA ?
ResponderEliminarYo creo que sí, en muchísimos casos, escapar de algún mal gobierno , te cambia la vida.
ResponderEliminarAdaptarse o morir amiga! 😅
Después de recibir mis resultados de ADN, the Heritage, los recomiendo , me doy cuenta de la vida tan dura que deben haber tenido mis ancestros que decidieron emigrar a México.
ResponderEliminarQue sorpresas se lleva uno, ancestros de España, Italia, Grecia, Balcánes y 2 etnias de México, como habrán sido sus vidas, queda la intriga como de Willy, el hijo y la abuela
como el tener que emigrar cambia ltu vida y la de tus descendientes...