aMAFALDAda.

 



No pensaba escribir hoy domingo, porque me había propuesto hacerlo una vez por semana, para no cansarlos, para no hastiarme, pero resulta que uno no coge el teclado porque quiere sino porque lo necesita.  Necesito explicarte lo que da vueltas en mi cabeza y lo que, estoy casi segura, estás sintiendo también: un poco de pesadez, dejadez, temor y negatividad. Un poco más de frío en otro domingo fatal.

 Sentirás lo mismo que yo, si es que has leído el periódico, mala costumbre que tengo desde los cinco años en que aprendí a leer y me convertí en una chiqui vieja, que no entendía lo que leía pero que tenía El Comercio (casi de mi tamaño)  en una mano y en la otra a Mafalda, combinación extraña que me ayudó a ver el mundo con los ojos criticones de esta chiquita cabezona, preocupada por  los males que aquejan a nuestras sociedades. Esta chica y su pandilla: empezando por la simpleza, inocencia y aversión al colegio del dientón Felipe, por lo enervantemente calabaza que podía ser Susanita, quien encerraba lo negativo de la idiosincrasia sudamericana: racismo, discriminación, ansias de subir en la escalera social, a trompicones: el necesario  upgrade para ser feliz, comentando todo tan inocentemente que no podía caerte mal. Libertad, la chiquitita, como su nombre, en estas latitudes. Contestataria y reaccionaria, pero chiquitita al fin, por lo que sus quejas y reclamos no se sienten.  Manolito, el empresario chicha, al que no le importaba vender alimentos descompuestos, con tal de ganar dinero, pues la vida para él y su padre, solo podía vivirse con hartos dólares, no importaba cómo, pero había que conseguirlos. ¡Uff, cuántos Manolitos conozco!  

Miguelito y la simpleza de la vida, la flojera también. El que observaba el mundo desde su inoperancia y laxitud. Simplemente, no se metan con él, es invisible, como muchos que pasan así por la vida, pues es más cómodo.  Guille, el espectacular hermanito menor, que como muchos conchitos de la familia, puede convertirse en todo un ladillita, de manera que logre ser el engreído del hogar, a la fuerza.

La mami de Mafalda, flaca y lánguida, sufrida, abnegada, que hace todo en la casa, por amor, obligación y necesidad. Una pregunta de Mafalda encierra lo que viven muchas mujeres hasta el día de hoy, cuando, tras verla lavar, planchar, cocinar y fregar los pisos, le pregunta con esa inocencia socarrona: “mami, ¿qué te gustaría ser si vivieras?”  

El papá que sale con todo el ímpetu y fuerzas a trabajar tempranito y regresa como un estropajo de cansancio, sin muchas ilusiones, pero siempre cumpliendo la rutina impuesta por la vida. El que se sabe un eterno perdedor.

 Esa pandilla de  chiquillos bonaerenses sigue existiendo en cada barrio, en cada esquina, magnificados o decadentes. Qué genialidad la de Quino para ver lo que otros no veían allá por la década del sesenta, en plena transición de un gobierno civil a uno militar, tras un golpe, como siempre sucede en Sudamérica. No se podía no ser político en esa coyuntura y relatar el día a día de la represión, marchas y contramarchas en ese gran país, venido a menos tras años de gobiernos corruptos.

Sé de memoria Mafalda. No hay una sola tira cómica que no conozca. Compré en el mismísimo Buenos Aires, editorial El Ateneo, si mal no recuerdo, toda la colección, el Libro de Plata  y Mafalda Inédita (tiras cómicas que no llegaron a publicarse porque el autor no lo sintió pertinente, por diversos motivos coyunturales) Aviso a la comunidad: amiguita, si olvidaste devolverme mi librito naranja, mándamelo de vuelta. ¡Te lo compro!

Consejo de conejo: apunten todos los préstamos de libros. Otro consejo: no pierdan el apunte.

Zambito leyó y deshechó mis diez libritos de Mafalda, creo que por eso es reclamón e irónico, si una mascota puede serlo.

Es raro. Los escritos se producen solos y te usan como medio para llegar a los demás. Iba a hablar del pesimismo reinante por los muertos de ayer y de antier, por la operación quirúrgica fallida de un familiar. También iba a contarles de una nueva incursión en unos cerros bacanes de Pachacamac, gracias a la certera indicación de mi querida flaquita Giovi (a la que dediqué un post enterito), pero Mafalda me saludó y se metió a dirigir el teclado. Si pueden, los que no la han conocido, aunque dudo que haya alguien de mi generación que no sepa de ella, léanla o reléanla. Sigue siendo totalmente actual, medio siglo después. Como que el mundo, por este lado no ha evolucionado mucho, ¿no?

Comentarios

  1. Mafalda, un humor fino, que no pasará de moda

    ResponderEliminar
  2. Lo de Mafalda es extraordinario, porque será que siempre tiene razón?

    ResponderEliminar
  3. Mafalda es genial y lo seguirá siendo.

    ResponderEliminar
  4. Genial, espectacular, única, sigue vigente.

    ResponderEliminar
  5. Sigue siendo actual, porque todo lo que ella criticaba, sigue existiendo.

    ResponderEliminar
  6. Qué buen análisis hiciste de cada personaje. Mafalda siempre será actual mientras el mundo sea mundo, tendría que nacer una generscion totalmente nueva y diferente de seres humanos para que Mafalda, quede en el pasado...

    ResponderEliminar
  7. La gran Mafalda. Siempre me identifique con Felipe

    ResponderEliminar
  8. Lo poco que he leido de mafalda es genial siempre te hace pensar y reir mucho

    ResponderEliminar
  9. No la he leído, me has interesado. Espero conseguir el libro, sin ir a Buenos Aires.

    ResponderEliminar
  10. Buenos días.
    Es cierto, no tiene vida propia la pobre mujer.
    Pero ahora veamos el mismo problema desde el tema de las clases virtuales.
    Les queda tiempo para ustedes?
    El recibo de luz sigue con el mismo marcador de consumo?
    Se preguntaron en algún momento: qué pasa si falla la laptop? Cómo dicto la clase?
    En fin ahí dejo ésas preguntas para que se conviertan en tema de reflexión.
    Gracias 😊 por la atención.

    ResponderEliminar
  11. Mi querida Rox. Que análisis tan fino de mi queridísima Mafalda. Yo pensé que había leído todo, pero no sabía lo del Libro de Plata. Voy a investigar. Te cuento que hace años fui a la exhibición de Mafalda en el mismo Buenos Aires y encontré una vitrina con ediciones especiales, como la ediciones traducidas en diferentes idiomas. Y vi con curiosidad y vergüenza que había un lugar especial para la edición "bamba" que se puso a la venta en Lima...

    ResponderEliminar
  12. Como siempre, disfruté mucho leerte....veo que escribiste el 23 de agosto, el día que mi hija cumplió 14 y es recontra hincha de Mafalda! Hizo lo mismo que tu en Buenos Aires, además de los politos y los bolsitos, todo de Mafalda...y para sus 12 años me pidió una torta de ...Mafalda!

    ResponderEliminar
  13. Muy cierto!!! Mafalda en nuestra época era ley leerla!!. Muy buena comparación con las personalidades que aún vemos . Gracias

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Silla ocupada

SEÑORAS DE LAS CUATRO DÉCADAS

No te vayas mamá