La Senescienta

El 27 de setiembre, se celebra al TURISMO en todas sus formas, en todito el planeta. Tengo un par de líneas textuales de unas amigas: "Ni en mis sueños más salvajes se me habría ocurrido llegar  hasta allá y no poder conocer nada. Bueno, digamos que sí pude hacer un trayecto en la famosa góndola (ambulancia). No creo que sea para decir que cumplí mi deseo en la lista, pero algo es algo”, ríe mi amiga francamente, para que a los diez segundos discurran un par de lágrimas por los surcos de unas mejillas que reflejan harta vida. Continúa relatándome sus escasas peripecias en el Viejo Continente.  Ella es un número más de las miles de personas de la tercera edad, que se accidentan en un viaje. Personalmente, puedo contar a tres amigas quienes vieron interrumpir sueños de viajes o viajes de ensueño por  accidentes.  Llamémoslo turismo silver, turismo senior, turismo gris u otro nombre que sirva para identificar a las personas platinadas que, luego de haber trabajado su ...

Acabo de tener un altercado verbal: reconozco que levanté la voz y le dije que se vaya al diablo por no entenderme. Pues resulta que me respondió diciendo que esa no era la forma de dirigirse a alguien y que no continuaría con el diálogo si seguía con mis impromtus. Miss Chat GPT no aguanta pulgas.  Me maté de risa sola para entender, al instante, lo que acababa de leer de una investigación escocesa: dos de cada tres niños de diez años creen que Siri y Alexia pueden tener sentimientos y, claro está, pensar. Aún no se sabe a ciencia cierta qué tan dañino resulte eso en el futuro, pero fiarse de todo lo que te dice una máquina y tomarlo como cierto sí puede ser contraproducente. En la academia me hablaron de Aristóteles y sus peripatéticos y creo recordar que la pregunta es más importante que la respuesta, pues bien, en la actualidad, los especialistas más solicitados en el primer mundo son los que saben formular las mejores preguntas para alimentar y optimizar las respuestas de n...

Me he torturado mil veces pensando que los eventos casi trágicos en mi vida, debieron ser diferentes. Sucesos negativos que, por decenas, fueron llegando uno a uno, causándome revuelo y desasosiego. En ese listado de distintas etapas, también encuentro ramalazos de pequeñas alegrías. Victorias personales que me estremecieron por horas y que hicieron que, por escasos instantes, haya logrado algo parecido a la felicidad. ¿Qué hubiese pasado si no hubiese estado en ese vuelo a Santiago, en el que conocí al hombre que pondría mi vida patas arriba durante tres largos años? ¿Qué hubiese pasado, si no hubiese aceptado ese trabajo esclavizante, mal pagado y agotador en el que malgasté otros seis años de mi escurridiza primera juventud? ¿Qué, si no hubiese vuelto al hogar materno para hacerme cargo de esa mujer que ha puesto rejas en todas las ventanas, que me hacen sentir presa o, en el mejor de los casos, con arresto domiciliario? ¿Y, si al volver al barrio de mi infancia, no me hubiese...