Alumbramiento

Con cuatro partos, soy alguito experta: nueve meses o menos de gestación, como Matías, vecinito que acabo de conocer a quien se le ocurrió llegar a este mundo imperfecto a los seis meses. No le sirvió de mucho adelantarse: debió habitar una nada acogedora incubadora por un buen tiempo. Ahora, con tres años, anda bien plantado, como nosotros, en nuestro taller de escritura. Mi sexto hijo, un segundo libro, escrito esta vez entre doce talleristas, se demoró un año, desde la concepción hasta el alumbramiento. 

A diferencia del libro anterior, queríamos tener un hilo conductor que permitiese una conexión entre los relatos. Encuestas van y vienen, seleccionamos un par de temas afines. Los “doce del gallo” teníamos calvarios, sinsabores y alegrías relacionados al sentido de pertenencia. ¿Juattttttt? ¿qué es eso? Lo que para mí significa PERTENECER, el otro lo relacionaba con algo totalmente distinto.

 ¿QUÉ ES SENTIDO DE PERTENENCIA? 

Para ponernos a tono con los tiempos modernos, recurrimos hasta a la Inteligencia Artificial  para salir de dudas, encontramos mil  respuestas distintas. Defendimos, con vigor y amistad, nuestros puntos de vista e intentamos llegar a un consenso, casi imposible.   

Un buen 22 de enero se crea un chat especial para la publicación y tuvimos la primera reunión con el editor. En febrero, lo que empieza como un proyecto va tomando forma y salen -bajo la batuta de nuestra  delegada- los lineamientos generales. 

En marzo nos siguen visitando escritores en nuestras lindas tardes de miércoles. 

Se escriben los primeros relatos con lecturas y despellejada con buena leche. Seguimos con harta teoría en sesudas exposiciones de varios talleristas. Abril llega con cuentos corregidos por nuestros pares. 

Mayo, MI MES, viene con una selección de cuentos titulares y suplentes. Reunión para re-conocernos, algunos por primera vez en carne y hueso. Tuvimos a Raúl, nuestro eterno y ahora casi inubicable maestro, a Roncagliolo y al flamante ganador de Alfaguara, Cien cuyes, aka Gustavo Rodríguez. 

 

Más revisiones, conversación con el editor, financiamiento, distribución, promoción. Enfermedades, viajes, trabajo, más viajes.

Momento de preparar nuestras biografías. 

Elegir el título del libro fue un hincón en la sien: nada que una votación no solucione. Somos -a diferencia de mi país- democráticos y no pretendemos anular elecciones con cualquier pretexto. 

En octubre ya teníamos la carátula, el título, la introducción, las bios y los relatos. En sus marcas, listos papeles, tintas y tipos. Creación de las infaltables redes sociales. Corriendo en paralelo debíamos pagar permisos legales, derechos editoriales, cosas banales. 

 Toca ponernos charlie para la presentación, vernisage le llaman. Importa el brindis: por más libros y amistad. 

Bandeja de entrada. Doce relatos des-conectados, se terminó de imprimir en los talleres PSE en noviembre del 2023, por lo que demoró en ver la luz, once meses. Nació delgado pero robusto en ideas. Con personajes que se desviven buscando el lugar correcto donde encajar; ese paraíso elusivo y utópico que -creen- existe allende los mares, en la parte más alta y solitaria de una montaña o en una isla dorada. En noches locas de discoteca y bares o en un frío estudio, nuestros protagonistas buscan el lugar y el instante en que -por fin- consiguen que sus cuerpos se amolden a ese espacio que rebase de sueños por hacer de su mundo, el mejor lugar.