Te conozco bacalao

Estamos en plena faena de nuestro siguiente libro, con mis amigos del taller de literatura. Llega el momento en que el editor nos pide una pequeña BIO y que la enfoquemos con un tema específico. Empiezan los problemas. Leo la mía en la sesión y resulta que casi nadie me ve en la forma en que yo me percibo. ¿Juatttttt? Para la dichosa biografía me pregunté ¿quién crees que eres? la respuesta no me satisfizo, es más, no se me ocurrió una respuesta rápida y contundente. Piensa tu respuesta, tómate tu tiempo. No respondas de acuerdo a lo que el mundo te dice que eres o cómo te encasilla la sociedad. Coge un papel y anota las emociones que sientes. Luego pregunta alrededor, te sorprenderás cómo te ven los demás. Te puedes llevar un chasco...o dos.  ¿Te quieres? ¿eres realmente la dueña de ese metro cuadrado que te dieron al nacer, con el que deberías lograr algo que trascienda? o tu respuesta es: “todavía no logro mi mejor versión, ando en ese largo, bien largo, trayecto”. 

Analiza tus valores, tus creencias, tus emociones y pensamientos. ¿Qué te motiva en la vida? No es fácil. Toma una pausa para pensar, dentro de ese calendario apretado que tienes en el que debes llenar tus días con actividades para sentir que no vegetas. ¿Qué tan bien te sientes? ¿Tienes la capacidad de manejar tus emociones o son ellas las que te dirigen? 

 Estos últimos tres años han sido muy duros, individual y colectivamente. El mundo entero experimentó incertidumbre, pena, frustración, caos, ansiedad, pérdida, soledad. Estábamos desesperados por regresar a la normalidad y no nos detuvimos a pensar que ya nada sería igual: hay ausencias con dolor, hay presiones nuevas y hábitos viejos, hay ganas, pero no tantas fuerzas. Nos quedó también, uno que otro achaque que no sabemos si se debe a las mil vacunas que te pusiste, al encierro forzado o al calendario al que le vas arrancando hojas y más hojas. También hay luchas, avances, ideas nuevas. Ganas de reinventarte, palabrita de moda. Para eso debemos desterrar nuestros malos hábitos. Por ejemplo, entras a  Facebook y te topas con esa amiga y su “vida perfecta”: hijos maravillosos, trabajo ideal, el esposo que babea por ella y que tiene la super chamba. Los ves en viajes paradisíacos en familia, por todos lados. “Estos viajan todos los fines de semana”, comentas. “Parece que llevan un fotógrafo privado porque sus publicaciones son como postales”. ¿Sientes un poquito de recelo o te sientes feliz por ellos? Pones el comentario de rigor: “diviértete”, “pura vida” y luego pasas a comparar su situación con tu vida predecible y rutinaria, con tu idílico viaje a la chamba. Esos segunditos en que te pones un poquito verde por la pica te “bajonean”, luego subir los ánimos, te cuesta. Es una trampita que nos juega la mente. Cuando te comparas y piensas ¿por qué ella y no yo? estás minando tu fuerza mental. 

 Algunos factores que disminuyen ese preciado poder mental:

 -Pensar mal sobre nosotros mismos: sentimos lástima o magnificamos nuestras desgracias. Ese pensamiento te estanca, te enfocas en el problema y no en la solución. 

El segundo factor es cuando pensamos mal de los demás, ¡algo bien limeño! Cuando cedemos nuestro control. Piensas: “me llevo mal con mi jefe”, dependerá más de ti y de cómo lleves la relación con esa persona. No le eches la culpa al otro. Analiza tu comportamiento y tu actitud.

 Finalmente, cuando pensamos cómo es el mundo e intentas idealizarlo. Te cuento que la vida no es justa y mucho menos, perfecta. El mundo es ese que creaste para ti y que puedes mejorar. 

Tu estado mental requiere de fuerza, así como ejercitas tu cuerpo regordete yendo al gym. Necesitas realizar buenas prácticas mentales: ¿cuál es ese estado mental que te frena? Identifícalo y destiérralo. No es fácil pensar siempre bonito. Nos acaba de suceder con el premio al mejor restaurante del mundo. Muchos han comentado en redes de PE a PA: “es muy caro”, “juegan a la comidita”, “¡no venden salchipapas”, “no preparan ceviche -horror de horrores- “, etc, etc. Desde ya, es un golazo que un país tercermundista como el nuestro figure en una lista de mejores del mundo, de cualquier cosa. Se requiere chamba y más chamba. No hay otra forma de llegar tan alto. 

Un poquito de auto conocimiento te ayuda a examinar tus procesos mentales y emocionales. Podrás identificar tus errores y dejarás los lamentos de lado que solo nos hacen perder tiempo. Tu única función es mejorar. Para lograrlo intenta retroceder mentalmente, al momento en que tomaste la decisión que ahora lamentas. Cada detalle ayuda. A mí no me está resultando mucho porque ni siquiera recuerdo el error que debía mejorar, pero ustedes tienen mejor memoria que yo, así que intenten retroceder sus pasos en busca de ese ejercicio de introspección.

 Pregúntales a tus pares, ayúdate con ellos aun cuando sepas que cada obstáculo en el camino y cada meta es diferente. 

No te compares con nadie. No puedes controlar ni cómo son ni cómo se comportan los demás, pero sí cómo eres y cómo te comportas tú. 

 La única comparación que puedes hacer es cómo eras ayer y cómo eres hoy. 

 NO VEMOS LAS COSAS COMO SON, LAS VEMOS COMO SOMOS (Anais Nin)