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Mostrando entradas de abril, 2023

TINKEDIN

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Le llega un aviso por correo que dice: Solomon Sibideh ha recomendado tu comentario. A las pocas horas ya visualizó tu perfil y te invita a conectar. Tiene una lista de espera de cuarenta y tres contactos, pero a este fulano lo ve distinto y decide presionar el botón. Mi amiga Mila responde entusiasmada (está en búsqueda de una nueva posición laboral). Cae redondita (en el físico somos pinkies). Empiezan largas conversaciones de ida y vuelta, intercambio de fotos, invitaciones para conocer sus respectivos países y demás elementos que logran que Mila crea haber encontrado al tercer amor de su vida. Ni más ni menos que en una red social destinada a hacer crecer tu red de contactos, con miras a mejoras laborales: TINKEDIN, hijito del feliz enlace entre una red que te ayuda a conseguir pareja y otra que te ayuda a encontrar chamba. Es sumamente sencillo. Mila se entusiasmó por las largas conversaciones, algunas románticas. Se pasaban lista de asistencia, por decirlo en término...

Mi BFF

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(Foto de ayer, con mi mejor amiga...YO).  Acabo de tener una sesión interesantísima en mi taller de literatura con una consagrada escritora. Con un estilo bastante frontal, particular y una manera de ver la vida, diferente. Con un libro en el que se abre sin tapujos y escribe desde las entrañas. Nos refirió épocas de niña en las que la buleaban, le decían fea de m, negra de m y demás adjetivaciones de m, que la dejaron marcada al punto de no querer casi verse al espejo. No quería mirar el reflejo de lo “fea” que era. Empezó a crecer como una chiquilla acomplejada y resentida. Cierto o no, oírlo de una mujer hecha y derecha de manera tan natural, fue doloroso. Me quedé pensando cómo esas cicatrices de niños permanecen; por algo son cicatrices: nunca se borran.  Nadie nace teniendo alta autoestima.  Dependerá entre otros factores, de cómo hayamos sido criados en casa, de los amigos y profesores que tuvimos, hasta nuestros jefes influyen en qué tan seguros nos lancemos a la ...

AQUÍ Y AHORA

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Mi post de hoy es el número doscientos. No significa nada, pero ¡se siente muy bien! Mi felicidad dura unos minutos porque luego me entero de un tema laboral, injusto y ajeno, que me encoleriza. Puedes pensar que te levantaste con el pie izquierdo, o por el lado incorrecto de la cama y le echas la culpa a esa situación por tu “mal día”. Nuestra mente es como un globo que sueltas en exteriores, y empieza a volar por aquí y por allá, dependiendo de circunstancias externas. Si te pregunto: ¿estás teniendo un buen/mal día? ¿Por qué? Quizás me respondas: Buenísimo porque sacaron de la oficina a la persona con la que me llevaba mal o me digas: malísimo, porque fui al teatro y la obra resultó un fiasco y gasté por gusto tanto dinero. Me puedes decir “estoy feliz porque salió el sol y pude ir a la playa”. “Estoy triste porque hubo reparto de utilidades y no me tocó lo que pensaba”. Podemos enumerar mil explicaciones. Mientras tu lista de respuestas dependa de condiciones exter...