Mi BFF

(Foto de ayer, con mi mejor amiga...YO).

 Acabo de tener una sesión interesantísima en mi taller de literatura con una consagrada escritora. Con un estilo bastante frontal, particular y una manera de ver la vida, diferente. Con un libro en el que se abre sin tapujos y escribe desde las entrañas. Nos refirió épocas de niña en las que la buleaban, le decían fea de m, negra de m y demás adjetivaciones de m, que la dejaron marcada al punto de no querer casi verse al espejo. No quería mirar el reflejo de lo “fea” que era. Empezó a crecer como una chiquilla acomplejada y resentida. Cierto o no, oírlo de una mujer hecha y derecha de manera tan natural, fue doloroso. Me quedé pensando cómo esas cicatrices de niños permanecen; por algo son cicatrices: nunca se borran. 

Nadie nace teniendo alta autoestima.

 Dependerá entre otros factores, de cómo hayamos sido criados en casa, de los amigos y profesores que tuvimos, hasta nuestros jefes influyen en qué tan seguros nos lancemos a la cancha. 

Seguimos enseñando a los chicos a ser fuertes y bravos y a las chicas a ser perfectas niñas de casa, que busquen seguridad. Siempre con una sonrisa. Por eso, cuando adultos, los hombres postularán a una posición aun teniendo un 60% de los requisitos exigidos mientras las mujeres, solo con el 100%. De ahí a que sigamos sin tener representación en congresos, directorios, ministerios. 

Debemos enseñar a nuestras niñas que se sientan cómodas con lo imperfecto. Deben sentir que su identidad es su super poder, no un obstáculo. Si tu autoestima está de capa caída, te sentirás deprimida, ansiosa y llegarán una seguidilla de problemas psicológicos que abundan, lamentablemente, cada vez desde más temprana edad. Ojo que tener una autoestima elevadísima también puede traerte problemas: Dependerá de cómo la conseguiste. Esos que no quieren estar en el promedio, sino únicamente sobresalir. Si te digo que tu tarea estuvo “normalita” o que eres una madre normal, te sientes mal contigo. Pues resulta que no todos podemos estar “sobre el promedio”: es imposible. Los que solo sienten alta estima con el éxito, ¿qué sucede si fracasan o no alcanzan lo que quieren de acuerdo a sus estándares? Se sienten fatales. Empezará el narcisismo o las metidas de cabe para que los otros caigan. Las redes sociales juegan un rol importantísimo, mostrando qué tienes y cómo eres “mejor” que el otro. Empieza el bullying: necesito sentirme más fuerte y poderoso que el otro, pues entonces lo molesto. Vienen los prejuicios: mi religión, mi partido, mi equipo, mi color de piel son mejores. Las mujeres recurren a las comparaciones y hacen lo indecible por alcanzar los estándares de belleza por “encima del promedio”. Es la de nunca acabar porque te cuento que hasta las super modelos que vemos en redes, pueden sentirse inseguras al compararse con otras top. 

 Pobre de nosotras: desde tercer grado en promedio, según estudios en UC Berkeley empezamos a disminuir nuestra autoestima, los hombres, no. Que entre a tallar la auto compasión. Trátate bien, no con dureza: igualito como tratas a tus amistades, con empatía, amabilidad, comprensión y paciencia. No te digas cosas que nunca le dirías a tu amiga. ¡Podemos ser nuestro peor enemigo! No veas más tus diferencias sino las similitudes. La principal: somos humanos imperfectos con vidas imperfectas. Es la realidad y lo que tenemos en común TODOS alrededor del mundo. No te mates quejándote: “hice esto mal, debí hacer lo otro”. Vive el presente con todas esas imperfecciones sin criticarte. ¡Ya pasó! ¡fue!, ¡no sucedió! Mientras más te criticas, más te desmotivas porque en la autocrítica eres el atacante y el atacado: doblemente fuerte, ¿no? Mientras más observas tus fallas e imperfecciones lo único que ganas es estrés o escuatro. Te cierras en tu mente y te deprimes. 

Cuando tu autoestima caiga, bienvenida sea la auto compasión. Ojo, no quiere decir que seas indulgente o egoísta, es solo un refugio para ti.

Fíjate mucho cómo le hablas a tus niños: ¿los criticas, les levantas la voz, o quizás los tratas sin mucho amor? Pues es casi seguro que tendrán miedo al fracaso. Mientras que si eres alguien compasivo y amoroso redundará en un adulto seguro de sí, que no busca el perfeccionismo al extremo. Será positivo y feliz. Tendrá mejores y más duraderas relaciones interpersonales. 

Tony Robbins, ese guru grandote, en cambio, detesta la palabra autoestima. La siente muy utilizada. Dice que todos se quejan: “¿por qué mis padres me criaron así o asá? ¿por qué hicieron esto tan terrible? Resulta que solo recuerdan lo malo. También puede suceder que toda tu vida joven te machacaron que eras linda, inteligente, super hábil y, sin embargo, tú, no te lo creas. Entonces no se trata -según Robbins- de todo lo bueno o malo que te hayan dicho o hecho desde jóvenes, sino que tú te la vayas construyendo: de ahí a que en inglés sea SELF: dependerá mucho más de ti que de los otros. Interesante, ¿no? Bueno, él lo explica macanudo, con ese timbre de voz que casi te hipnotiza. 

Resumiendo lo que he leído y no pongo mucho en práctica: sé compasivo y amable contigo, trátate bien. Cuenta contigo en el momento preciso. Si tienes que hablar, pues déjate oír. Que sea tu MEMENTO. Date tus veinte segundos de valor cada día. Impúlsate, mándate con todo. Siéntate firme en la mesa, cabeza alta. Anima y alienta el éxito ajeno, sin pensar en el tuyo. Las personas más seguras celebran los logros de los demás y no se mueren de pica. ¿Qué te gusta hacer porque lo haces super?, ¿de qué estás más orgulloso, cuál ha sido tu último logro? ¿Qué te es más fácil ahora que antes era complicado? Respóndete y siéntete feliz por eso. Enfócate. Te generará la confianza necesaria, pues esta se afianza con lo que vamos logrando en el camino. Celebra cada meta: no pases la hoja tan rápido porque disminuyes mentalmente ese logro. Resáltalo. Anótalo en tu celular como pantalla de bienvenida, para que lo veas y te sientas orgullosa de lo que te salió increíble. Pídete una pizza o date un buen masaje, algo que te recuerde ese golazo. Celebra como Dios manda, primero contigo, porque antes de pensar en tener mejores amigos, debes ser tu mejor amigo. 

Repite ad infinitum: 

YO CREO, YO QUIERO, YO PUEDO.