Tienes ángel

Me llegó un comentario de alguien que dijo no leerme porque no era católica. Lo soy, apostólica y romana también. No ando predicando la palabra de Dios pues no conozco la doctrina cristiana al pie de la letra. No pienso que si no crees en Dios, irás al infierno, ni que ser creyente signifique que debas temer a todo y que un buen acto que esporádicamente realices, sea solo por evadir al diablo, al karma o a las malas vibras y subir non stop al cielo cuando sea la hora de partir. No confío mucho en las personas que se golpean el pecho a diario, y no realizan buenas obras por los demás, especialmente por los menos favorecidos. 

Prefiero mil veces a los sacerdotes que se “ensucian los zapatos” (el Papa dixit). 

No soy un ser muy espiritual, sino bastante terrenal, con lo bueno o malo que eso implique. Pienso que los seres humanos siempre deben obrar bien, así no creas en nadie más que en ti mismo. Recuerda que obras son amores… 

Estoy convencida que mi familia tiene ángeles de la guarda que nos cuidan, nos protegen, nos guían y que, al ser todoterreno, nos siguen por aire, mar y tierra librándonos de mil males y dos mil enfermedades que aquejan al mundo. Nos han protegido de cataclismos y peligros inminentes. No sé si se encuentran tres pasos atrás o por delante. No sé si ingresan a cualquier habitación antes que uno, como decía un santo. Sé que resguardan mi alma y que cuidan mis acciones. En el periodo medieval se les creía guías, y casi rescatistas físicos. No importa cómo, lo cierto es que te quieren ayudar, proteger y aconsejar todo el tiempo. Muchos de nosotros, de pequeños les rezábamos arrodillados, mirando una imagen. Sé que en el arte, desde tiempos inmemoriales, se les representaba como niños: rubios, rellenitos, con rizos dorados, como parte del blanqueamiento que se ha dado en todas las instancias, pero ese es otro cantar... 

Pienso que no importa qué religión profeses. Los distintos credos, deben unirnos. En lugar de andar pensando en las diferencias, deberíamos ver todo lo que tenemos en común y abrazarlo. No discutas porque unos le llamen rezo, adoración, oración o conversación. No importa si a tu divinidad le llamas Dios, y otros Alá, Yahveh o Jehová, lo importante es que respeten tus creencias y tú, las suyas. Todos estamos bajo el mismo paraguas y, si somos medianamente normales, nos deben animar las mismas cosas positivas y el mismo amor al prójimo, sea parte de tus mandamientos o no. 

Si bien mediante la fe católica los ángeles se revelaban desde las Escrituras y Dios los enviaba con mensajes, quizás entre los judíos o musulmanes aparecen de manera distinta. No importa. Eso sí: no abuses, no utilices dogmas para dividir o para sacar beneficios. Me acabo de enterar que a la señora que me ayuda en casa le ofrecen en su templo de oración, las “llaves del cielo” a cinco mil soles cada una. Me comenta: “yo misma lo he leído, está escrito”. Por más que le dije que esa cartilla impresa, la puede hacer cualquiera y que si quiere yo le vendo llaves a solo mil soles, ¡no me cree! Esa manipulación me parece perversa, sea la religión que sea. Aprovecharte de las creencias, la buena fe y voluntad de personas humildes para obtener beneficios económicos, meter miedo a cambio de dádivas, en cash o con Yape, es ruin.  

Profesa la religión que desees, con la que te sientas bien, la que te ayude a ser una mejor persona. Esa será tu mejor opción. En tiempos globalizados, ¡viva el pluralismo! En un mundo multi-étnico, multi-religioso y multi-cultural, abracemos todos los credos. Recuerda que todas las Iglesias, mezquitas, templos y casas de oración pueden tener ángeles. Abraza fuerte al tuyo, que te haga compañía y que no te desampare, ni de noche ni de día.