Mi Buenos Aires querido
Un viaje relámpago, sin pensarlo, sin tener grandes planes, perdón, solo uno en mente: pasarla bien y reír mucho. Recordar y volver a vivir. Buenos Aires me recibe con viento frío que casi corta la cara. Con lluvia fuerte que casi me hace navegar en la pista y aterrizar en el suelo. Tengo que cuidar mucho mis huesos. No quiero tener caídas que detengan mis sueños. Buenos Aires me recibe mucho mejor que cuando la dejé: era una ciudad enorme, algo caótica y sucia. No importa que estén lavando caras y calles, a la espera de las futuras elecciones. En todos los sitios sudamericanos se cuecen habas y en Argentina mucho más. El alcalde o intendente (como se le shama aquí), quiere ser presidente. Hay mucho en juego. Unas bóvedas donde ingresa harto dólar blue y sale costando casi el doble. Me explico: existe un dólar oficial y uno "paralelo”, con una tremenda diferencia que si te equivocas de moneda puede arruinar el paseo de muchos turistas. Cosas ilógicas que suceden...