PRIMIGENIA AÑOSA

( Torta de mi enana,  Tsunami de chocolate, receta de Youtube. Kevin la preparó igualita, estuvo de-li-cio-sa. Vean el fudge que, literalmente, explota! ).

Recuerdo como si fuera ayer cuando nació mi enana # 4, después de casi quince años de diferencia con el parto de mi tercer hijo.

Cuando ingresé a la clínica de lo más tranquila, rápidamente,  con velocidad digna de emergencia, la enfermera empezó a gritar, "primigenia añosa". ¿Juattttttt? Ninguna de las dos palabras calzaba conmigo, según yo, pero, aparentemente,  la ciencia  difería.

Era una mujer "bien tecla" que daba a luz por primera vez. ¿Entonces, dónde quedaban mis otros tres hijos, con sus partos dolorosos? Simplemente, no existían, pues la diferencia de  años era tan grande que en mi organismo no había pasado nada.  Estaba como nuevita. Quiere decir que mi cuerpo se preparaba -de emergencia- para "alumbrar por primera vez". Demás estuvo que reclame, o que quisiese levantarme y caminar, muy digna yo, pues casi me habían lanzado a una silla de ruedas, que utilizaba por primera vez en mi vida.  Sentí inmediata empatía por las personas que las usan para movilizarse: no podía avanzar ni retroceder un centímetro, solo esperar a que alguien se dignase empujarme. 

No estaba mi consuerte pues él había volado a casa por el maletin de rigor, que no tenía conmigo pues nuestra visita

 era un chequeo de rutina, semanal, usual en el noveno mes. Allá fuimos felices, pero de golpe y porrazo, mi médico, un espectacular tío, nos dijo, luego de auscultarme: "mejor vamos a prepararnos para una cesárea", repliqué: "ok, es lógico, era una de las opciones. ¿Cuándo regreso?".  "Será en dos horas" . ¿Juattttttt?  Resulta que Punky estaba con el cordón umbilical anudado,  la placenta calcificada, etc. etc. Dejé de oir para ponerme a llorar, aun cuando sabía que estaba en las mejores manos. De ahí a que me tirasen en la silla de ruedas, pidiendo abrir paso a esa viejita que se le ocurría dar a luz cuando debía estar jubilada de esos menesteres. 

Como parentesis añadiré que es mucho mejor dar a luz de forma natural que con cesárea. Créanme "pulpinas" que eligen el día de alumbramiento, de acuerdo a los astros y demás: tengo experiencia. Les repito: es mil veces mejor y más barato. 

 Volvamos a la PRIMIGENIA AÑOSA: todo mi cuarto embarazo acudí a un centro de fertilidad que es donde tenía su consultorio mi doctor. Cada que iba, podía sentir las miradas de incredulidad, asombro y hasta pena, pues las demás personas pensaban que se me había pasado el tren y a esas alturas estaba siguiendo un tratamiento de fertilidad.  Me lo comentó una asistente, a raiz de una pregunta que le hiciera otra paciente por "mi caso". Gran desilusión al enterarse que mi "caso" era de un "cuarto engendro" que iba a sus controles en ese lugar porque ahí trabajaba su médico. Donde  estuviese trabajando lo hubiera seguido, pues solo confiábamos en sus mágicas manos.

Ayer fue el cumpleaños de mi enanita. Han pasado doce años. Solo me saludó mi cuñada. Me dijo: "también es tu día, porque un día como hoy, fuiste madre por cuarta vez". Tiene razón. Desde ahora no saludaré solo al cumpleañero sino también a la mami, porque no hay primero sin segundo.

Si me caen cuatro regalitos extras, no me opondré... 

Feliz jorobita, luz de mis ojos: mi engendrito menor... ahora sí, el último parto, PROMESA DE GIRL SCOUT.