NO ES D10S

Mi nueva tarea del taller es escribir unas líneas sobre Maradona.

 Automáticamente asocio la palabra "líneas" con los gramos de polvo blanco que habría aspirado en su dislocada vida y sonrío sola. Nadie me secundaría, porque con los muertos, no se bromea. Si es uno totalmente grandioso como el Diego, peor aún: será colocado en un altar, pues casi no existen muertos malos. Automáticamente, mencionarán todo lo bueno que hizo, lo positivo en su vida que de hecho, es mucho. Sucede así hasta con el más malo de los malos y Maradona fue el más bueno entre los buenos jugadores de futbol.

 

Jugó como casi ninguno. Pelé, Messi, Ronaldinho, son la pléyade y se acabó. Por ahí me han mencionado a Garrincha y al Ken del fútbol: Cristiano Ronaldo. Comparan el manejo casi  artístico con la pelota, los resultados obtenidos en las mejores ligas y el Diego, gana por goleada.

 

Casi ciento cincuenta diarios en el mundo entero, informaron en primera página, sobre su muerte. Algo nunca visto.  ¿Qué leemos en los mil y un reportajes, a nivel mundial? Que casi ganó las Malvinas de vuelta para su Argentina querida y también un Mundial. Alcanzó la gloria máxima, con la pelota.

 

Tuvo mil demonios internos y externos. No pudo liberarse de la enfermedad del vicio, no encontró la ayuda adecuada, que pedía a gritos. Se rodeó –dicen- de gente que no le hacía ningún bien, todo lo contrario. Gente que alimentaba su ego y su adicción. Ese grupito íntimo que lo volvió totalmente inaccesible, hasta para su propia familia.

 

Hubo más gente alrededor de él: sus víctimas y la legión de admiradores jóvenes que encontraron en él, al héroe a quien seguir. Ese héroe generoso que podía regalarte el mundo entero, porque era muy regalón. Ese héroe que salió de lo más paupérrimo entre los pobres y se convirtió en la estrella más grande y fulgurante en el universo deportivo.

 

Maradona  lo consiguió todo con la pelota, la manchó también, aunque la famosa frase que soltara en su despedida, dijera lo contrario.

 

Se manchó porque si no, el mundo solo estaría hablando de la gloria de uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. No sucede así: ante "la mano de Dios" aparecieron  otras manos non sanctas.

 

Cuando el mundo se contentaba con él, por su historia de amor con Claudia, desde la pobreza en Villa Fiorito hasta la riqueza en Italia, aparecieron varias parejas más. Ahora - dicen-  tendría hijos para formar un equipo de fútbol. Ese fútbol que se manchó, Diego, no digas que no.