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    La amistad se pone a prueba en tiempos duros como éstos, porque  es super fácil tener amigos cuando todo es tranquilidad, cuando no falta aire ni espacio, cuando puedes salir a divertirte o a tomar un café y compartir una torta de chocolate, para no sentir tanta culpa por engordar el cuerpo, porque el alma, sí sale robustecida, después de una buena charla. 

Es fácil tener amigos cuando celebras un cumpleaños con la parrillita de  rigor, y su chelita más, cuando mandas torta y flores, cuando te cae  una visita tan deseada como inesperada. Pero ¿qué sucede cuando tu vida te pone a prueba, cuando no puedes visitar, abrazar, salir a tomar ese necesario café para mover la lengua o ir al cine con tu BFF? ¿Qué pasa cuando los hombres no pueden pelotear, chelear, juerguear, jugar Play reunidos en la sala e intercalar esos juegos con videos XYZ?

    

¿Qué pasa cuando tu vida se desalinea de tal manera que todo lo que antes hacías NO VA MÁS? Cuando tu rutina cambió 180 grados. ¿Qué sucede cuando quieres visitar a tu amiga, porque sabes que te necesita, porque está sola, porque tiene problemas existenciales, porque miembros de su familia están enfermos y quieres ser solidaria, tenderle una mano o las dos, y resulta que ahora te dicen que si de verdad amas a alguien, debes alejarte? ¿Cómo podemos lidiar con todos esos sentimientos y emociones que no sabemos definir pues nunca los habíamos experimentado?  ¿Cómo afrontar la muerte de algún familiar, sin ir a un entierro, sin enviar flores, sin despedir al ser amado, cuando los velorios se reducen a entrar a un link y escribir en el chat una oración piadosa, en una Misa, corta e impersonal ?

   ¿Cómo apoyar a alguien, vía Zoom? ¿Cómo pasarla bien o consolarte y llorar juntas, frente a la computadora, que te enerva pues ahora tu vida gira en torno a esa misma pantalla? 

Es lo que nos toca y sí se puede, con la plataforma que quieras. Puedes, si tienes energías, ganas y capacidad de hacer lo que te propones. Puedes cuando te quieres mucho y  quieres al resto.

Sí puedes mandarle a tus amigos unos chocolatitos, flores o solo palabras de aliento, si no hay mucho presupuesto. Puedes enviarle una sopa recién hecha, si sabes que está indispuesto. Puedes estar ahí, junto a él, virtualmente, como todo en esta NUEVA NORMALIDAD. Puedes asistir a la Misa por la salud de sus padres.  Puedes chatear casi a cualquier hora, porque en la actualidad te encuentras a la medianoche con gente, que aun debiendo trabajar a primera hora, está insomne, pensando en cómo en un instante su vida cambió, meditando en las posibilidades de salir indemnes, incólumes aunque todos a tu alrededor  estén sufriendo pérdidas, de vida, laborales y de sueños.

    La amistad trata de eso: poder estar separados y seguir siendo amigos. Poder estar en el pensamiento y en el corazón. Saber que tienes un hombro (virtual) en el cual apoyarte;  escuchar la palabra, que justo hoy  necesitas. Aristóteles mencionaba tres tipos de amistad: por placer, por utilidad, por virtud. Analiza en cuál encajas. Siempre necesitarás a ese amigo para que te diga lo mal que has actuado, para que te critique, para que te pelees, y se digan la vela verde, para que sea tu cable a tierra.

Después de esta pandemia, cuando todo acabe y hayamos resistido esta pesadilla, la amistad verdadera, el amor y la solidaridad, van a verse tan fortalecidos, que ni las diez mil plagas de Egipto, podrán  separar ese lazo que nos une.

Ya lo dijo Emerson:

LA ÚNICA FORMA DE HACER UN AMIGO, ES SERLO.