En búsqueda de la felicidad

En mi chat literario, enviaron un decálogo de Hemingway para escritores en ciernes. Hoy, sábado 25 de julio que cumplo treinta y dos años de casada (juro que no soy tan tía), puedo decir que las sugerencias que dio el Premio Nobel, quien recaló alguna vez en nuestras playas norteñas, haciéndolas suyas, nos pueden ser útiles para escribir bien y para vivir bien. Sus recomendaciones:

1.- PERMANECE ENAMORADO

No hay otra forma de tener una unión saludable. No hay amarres, chamanes y conjuros mágicos que puedan retener al ser amado, en la etapa que sea (salientes, esposos o amigos cariñosos) si falta amor. El permanecer junto a la pareja equivocada puede volver tu vida un infierno.

Cuando amas a tu pareja, pero también  a tu familia, trabajo y entorno, sientes que todo tiene sentido y que encaja perfectamente en ese rompecabezas al que,  a veces, faltan piezas para terminar tu obra y  ser feliz.

2.- ESFUÉRZATE EN ESCRIBIR

Algunos pensarán para qué sirve la escritura: como necesidad, como terapia, como una forma de alcanzar  sueños  utópicos en el papel, que llenan de esperanzas tus días.

A nivel emocional, a nivel cognitivo. Para que no se muera mi neurona, para tener buena ortografía, para mandar tu creatividad e imaginación hasta las nubes y viajar por este medio (en épocas de pandemia). Escribir te libera, te empodera y  te hace fuerte, al menos mentalmente.

Escribe sobre lo que quieras: notitas en tu agenda,  ideas o pensamientos sueltos. Verás qué rico se siente que al menos el papel escuche todo lo que quieres decir.

3.- MÉZCLATE ESTRECHAMENTE CON LA VIDA

Viviendo al máximo, no vegetando en un vaivén aburrido de rutinas que quizás no te satisfagan. Llénate de pequeños retos. Metas de corto plazo. Que cada día algo nuevo te tiente.

4.-FRECUENTA EL TRATO DE LOS ESCRITORES CONSAGRADOS.

Regístrate, como yo, en algún taller de redacción, de creación literaria, en algún club de libros. Hay de todo online: gratuitos y pagos. Tu profe, puede ser un futuro Premio Nobel. Además, conocerás gente que tiene tus mismos gustos e intereses, e intercambiarás ideas, libros y pensamientos que no pueden más que nutrirte.

5.-NO PIERDAS EL TIEMPO

Nada que no te valga la pena, merece una hora tuya. Nada que no te haga crecer como persona. Siempre le repito a mis hijos: si no aprendemos conforme pasan los años, entonces ¿cuándo? Parte de ese aprendizaje es saber discernir qué es lo mejor para nosotros: laboral, espiritual, familiar, amicalmente. Ya no estamos para perder el tiempo en lo que no te pague réditos emocionales, en lo que no  genere alguna sensación de bienestar. Podíamos equivocarnos mil veces de chiquillos, pero no tanto a estas alturas.

6.- LEE SIN TREGUA

Lee y lee. Ojalá te guste hacerlo, si no la cosa se complica. Libros de autoayuda,  cuentos,  chistes, poemas de amor cortavenas.  Siempre vuelvo a Darío y Martí, a nuestro Chocano.  

Hay tanto para leer que no alcanza la vida, así que mejor arranca ya. Verás qué bien te va y cómo puedes llenar tus horas sin Netflix.

7.- ESCUCHA LA MÚSICA Y MIRA LA PINTURA

Es una lástima que, como parte de nuestra mala educación, no se haya incentivado el arte desde nuestros primeros años. Si recuerdo cómo era ese curso en mi cole, lloro.

Admira un cuadro, extasíate mirándolo, encuentra la magnificencia del trazo. Recréate en él. No he fumado nada: es muy fácil admirar lo bello.

Lo mismo sucede con la música: oye todo lo que te guste escuchar. Últimamente me pongo a cocinar oyendo a Bareto. Los vi en los Panamericanos de Lima y quedé fascinada con el ritmo pegajoso de la música tropical (la Senescienta, de joven hubiera dicho guácala) No hay forma de sentirte agobiada con esos ritmos. Te energiza más que un Red Bull. Si en cambio, busco relajarme,  la Balada de Elisa de Beethoven o el Nocturno de Chopin me sirven más que un alprazolam.

8.- NO INTENTES EXPLICARTE

A veces ni nosotros nos entendemos. No debemos a nadie explicaciones, siempre y cuando nuestros actos sean honestos.

Jane Fonda,  ahora activista y ejemplo de ímpetu y fuerza, describe las tres últimas décadas de la vida, como una escalera en la que el espíritu humano se va elevando hacia la cima del conocimiento, de la  plenitud y la autenticidad. Subámosla con paso firme, sin ir dejando saldos pendientes.

9.- SIGUE SIEMPRE EL IMPULSO DE TU CORAZÓN.-

Existen personas que piensan cerebralmente, yo, pienso con el corazón. Mi órgano arrítmico siempre me da la razón. Me he rodeado de gente buena.

Mi corazón me ha mandado amar a quien amo por años y seguimos sumando. Del encuentro de nuestros corazones, salieron cuatro hijos que seguirán siendo mi razón de ser, (por más que me hagan renegar y querer ser Herodes en ocasiones).

El corazón, normalmente, no se equivoca.

10.- CALLA: LA PALABRA MATA EL INSTINTO CREADOR

El instinto creativo no ha tocado aún mi puerta, entonces me centraré en hablar lo más honestamente posible. Trataré de elegir bien cada palabra  pues una sola, mal empleada, puede causar estragos. Recordaré lo que decía mi suegra: nunca te arrepentirás de haber callado, mas sí de haber hablado.

Recordaré, en silencio, a Neruda:

ME gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa basta.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.