¡HASTA EL CIEN!

Quise postear por el día del padre. Para inspirarme, vi por enésima vez “En búsqueda de la felicidad”, dramón, basado en la vida real, con actuación brillante de Will Smith. Sí que Chris Gardner la tuvo complicada, pero le metió punche y salió adelante, principalmente, por su hijo, al que tuvo que bañar y cambiar hasta en baños públicos que  usaron incluso de dormitorio. La mamá se cansó de luchar y tener poco haber pero mucho que pagar, y desapareció del mapa. (mapa también es la palabrita de moda, para referirse a las mamás que, solas, ven por los hijos, pues algunos padres huyen cual rayo). Hay de todo en estas viñas del Señor.

Otra malísima noticia, justo el mismo domingo del Día del Padre: un amigo de la infancia se está enfrentando a este virus infernal. Sé que saldrá adelante, pero quedará el susto.

Estos CIEN DÍAS DE ENCIERRO han sido fatales para el país. Lo sé, pesimista y mala gracia pues debería brindar por mis hijos, la vida, la salud, la chamba, pero todo eso, lo damos por sentado, no lo valoramos. Debemos empezar a hacerlo, porque cada vez se torna más difícil tenerlo todo. Agradecer a diario, lo que  se nos otorga, ser solidarios con los que no tienen y ser empáticos. Lo demás llega por añadidura.

Leí un ensayo de Alberto Vergara, de la plana docente de la UP. Sociólogo tenía que ser, para pintarme la realidad de manera tan clara y hacerme entender el fracaso de este remedo de sociedad peruana. En la bibliografía, figuraba mi primo-el-historiador, así que me dieron más ganas de leer. Vergara explica detalladamente, el origen del caos de esta  cuasi república bananera.

 Muchos nos preguntamos ¿por qué nos ha ido tan, pero tan mal en esta pandemia, si empezamos haciendo - en teoría - todo,  temprano y bien? Elogié a nuestro Presidente, en un post enterito. El mundo  destacó su rapidez y firmeza. 

Como lo expresaría tan feo, frente a cámaras, la Presidenta de la Confiep, María Isabel León,  al analizar diversos protocolos sanitarios previos a poner a andar la fase 1, "las reglas dadas por el gobierno parecen para un país europeo". Cayó mal por insensible y porque parecía querer poner en marcha la economía como sea, saltándose con garrocha, el tema sanitario. Insensible o no, creo que tenía razón: no solo no somos un país europeo, jamás lo seremos. No es que ese continente sea la panacea pero sí tiene mucho de lo que escasea en nuestras latitudes tercermundistas.

Vergara menciona en “la crisis del COVID-19 como Aleph peruano” que el coronavirus está generando un daño  inimaginable e incalculable, por el momento. Lo sabremos después. Desde el número de muertes, cifras donde se cree, hay un tremendo subregistro. Nuestra economía  considerada “sólida y ejemplar, con desarrollo sostenido” en América Latina,  no invirtió por décadas,  en salud, seguridad y educación. Es decir, teníamos hartos recursos porque no gastamos mucho, donde  debía invertirse. De ahí, a tener  poquísimas camas UCI, los peores estándares educativos de la región, presos (enteramente a cargo del Estado) muertos por centenas, y policías que fallecen a diario, no abatidos por el crimen, sino por Covid, debido, entre otras razones, a la falta de buenas mascarillas, adquiridas por los mandamases, coima y sobrevaloración mediante.

Bono universal para los más necesitados. ¡Excelente idea! Repartirlos ha costado Dios y su ayuda y aún no ha llegado a todos los pobres. Un grosero error que no se visualizó a tiempo: cuatro de cada diez peruanos no tiene cuenta bancaria, por lo que se crearon colas descomunales en bancos y, como consecuencia, contagios masivos. Eso  sí: ya le llegó bono y canasta de víveres a cuatro mil  funcionarios y sus familiares. Muchos se empiezan a recursear, como sea: ambulantes en cada centímetro cuadrado (jamás hubo distanciamiento social), venta de pruebas rápidas y certificados de salud bambas; medicinas y EPPs , puestas en venta, siendo propiedad del Estado, mientras que los enfermeros y doctores mueren por centenas por falta de protección. Sobrecostos, acaparamiento, monopolio. Nuestra sociedad desnuda a las clases dirigentes, que no dejan sus malas artes, ni siquiera en medio de una pandemia mundial.

La corrupción, gangrena de la que hiciese mención, hace más de un siglo, González Prada: “el Perú es un organismo enfermo: donde se pone el dedo, salta la pus”, en clara mención  a nuestra clase política.  Seguimos igual…o peor. Lo estamos notando por enésima vez con nuestros nuevos congresistas, legislando en retroceso, a todo lo que sea un atisbo de progreso: tenemos una ley de transporte que promueve colectiveros y otra que quiere tirar abajo lo que está haciendo  SUNEDU para que nuestra educación superior sea medianamente aceptable. Tenemos a INDECOPI con la publicidad de los octógonos,  con ganas de revertir lo poquito que se pudo haber logrado, en cuanto a alimentación saludable. Los famosos préstamos de Reactiva Perú, terminando en empresas equivocadas. La idea de no cortar la cadena de pagos,  era buenísima, pero nuestros empresarios, igual metieron tijera.

“El Gobierno confió  en la buena fe de los bancos”, es el meme del momento.

Los que deben ejercer presión,  son las autoridades, pero muchas están ocupando su tiempo en meter su uña larguísima, antes que, al dejar funciones, no  hayan  asegurado su futuro.

Recuerden que el  otro año celebramos nuestro  Bicentenario, (¿qué tanto podemos celebrar?). Habrá cambio de autoridades.

Por lo pronto, se está dando  un buen caldo de cultivo para propuestas políticas, demagógicas y trasnochadas, para las elecciones venideras.

Como diría Hurtado Miller,  al dar el primer fujishock:

 

“Que Dios nos ayude”.