El fin del mundo

Hecatombe, horror de horrores, el mundo al revés, pervertidos. Disney incita a la homosexualización.

Felizmente, también he leído: ¡por fin! ¡Qué bueno que los valoren!,  nadie los estigmatizará, no los odiarán. Ya no serán víctimas de los peores chistes, no los señalarán con el dedo.  Tendrán los mismos derechos, podrán ser libres, caminarán de la mano y  no girarás tu cabeza como El exorcista. Se normalizará el amor.

No sucederá con nuestra generación, llena de estigmas,  taras,  conceptos preconcebidos,   represión e ideas “conservadoras” que significan básicamente: “consérvate, dentro de tu closet”. Ciérralo con llave y tírala  lejos, así nadie te podrá ver amar y nadie sabrá mucho de ti. Murmurarán cuando pases: ¿es o no es? pero guardarán las formas. Total, vives en una sociedad en la que la forma prevalece sobre el fondo.  

 

Junio es el mes del orgullo gay, en todo el planeta. Quizás pienses, como he leído por ahí ¿por qué no hay entonces, el día del orgullo heterosexual? Muy fácil: porque a ti no te discriminan, no te hacen sentir ciudadano de quinta categoría, al no tener los mismos derechos, aun cuando todos debiéramos ser iguales bajo la ley.

IGUALDAD,  es la palabra clave. Hace cincuenta años, en Nueva York ser gay era un delito (casi como robar o matar). Un 28 de junio, a raíz de un enfrentamiento con la policía (hemos visto con George Floyd cómo pueden actuar algunos) un  grupo de estadounidenses decidió salir a las calles. Dejaron de esconderse y dijeron: aquí estamos, éstos somos. Fue el inicio.

Disney ha dado un gran paso, quizás solo movido por los verdes, business son business.  Igual se valora pues otorga visibilidad. Así como ellos, muchas empresas se han subido al coche gay. No entiendo por qué hasta la palabrita en inglés suena mejor que en español, al menos para mi generación: mis padres jamás hablaron de H-O-M-O-S-E-X-U-A-L-E-S  frente a sus hijos, era un tema totalmente vedado. No tienen  culpa, fueron criados así y no evolucionaron.

Te cuento, amiguito intolerante: los gays  no son enviados del diablo, nadie los dañó de niños, no vivieron rodeados de engreimientos o de peluqueros, no les falta, necesariamente, doctrina cristiana o amor. No pidieron venir al mundo así,  no tienen ninguna enfermedad mental.  No eres más o menos gay, más o menos “loca”. No son más promiscuos ni contraen más SIDA que los heterosexuales. No es una cuestión de intensidad ni de fuerza.  Es un tema de SERES HUMANOS. No te contagias, no te vuelves gay por ósmosis. Solo los marginan y son más vulnerables por situaciones de violencia cotidiana con las que tienen que lidiar.  Recuerdo haber estado en un bar en Larcomar con mi consuerte y en la barra se encontraba sentado, solito, un famoso y desfachatado peluquero de nuestra farándula, tomando un traguito. De pronto, un grupo de cuatro macho men empezaron a molestarlo e insultarlo ,gratuitamente, hasta que no le quedó más remedio que pagar su cuenta e irse. Recuerdo que me hervía la sangre, pero es complicado hacerte entender cuando tus interlocutores son   monos repetidores y además, borrachínes.   

Tú, amiguito homofóbico, porque te cuento que es una FOBIA, cálmate, tómate un trago si eso  te hace ver las cosas diferentes o si el alcohol te desinhibe e intenta  entender la lucha de los gays. Es fácil: MIRA CON OJOS DE AMOR. Ese amor de Dios,  porque Él ama a todos por igual,   porque si no los amase, no sería Dios.

Espero que la cuarentena que está finalizando, te haya hecho reflexionar un poquito sobre lo que está bien en tu vida y lo que debes mejorar. 

Ojalá hayas podido “ver” tu interior. Que estos cien días  te hayan hecho entender que lo que antes nos enseñaron como feo, malo e incorrecto, ya no existe. Te cuento que el mundo ha evolucionado para bien. ¿Recuerdas cuándo no dejaban ingresar a los negros a los restaurantes de  blancos, o cuando las mujeres no podían votar en las elecciones? Eso ya no va más. La homofobia tampoco.

 

EL AMOR ES AMOR. Simple, ¿no?