Martincito, el moqueguano

Es el "insulto" de moda de los trolls. Así llaman  los enemigos políticos, a nuestro Presidente,  cuando lo critican en redes.  Piensan   que lo  agreden,   pero estoy   segura  que   para   él,   es todo  un   elogio.   ¡Qué   rico   ser   un   buen ciudadano provinciano, haberla hecho linda y llegar a ser el MÁS MÁS de una nación!

Mi hermana mayor, siempre me repetía, cuando chica (de edad): "si no eres parte de la solución, no seas parte del problema" . Ella, estoy casi segura, lo hacía para que no anduviese metiendo mi nariz en donde no debía, para que no me la coma con mil preguntas que solo los mocosos pueden formular y los padres, no tanto los hermanos, tienen la infinita paciencia para responder. Se me quedó grabada esa frase y cada que alguien intenta averiguar mucho, pero hacer CERO, he recurrido a ella.  Creo que la podríamos usar para todos los repentinos opinólogos, que de la noche a la mañana parecen haberse convertido en     infectólogos,   intensivistas   y   demás  especialidades médicas.   Ellos se creen con el derecho de opinar y, peor aún, de intentar mover masas en contra de las medidas sanitarias y económicas dadas por el Presidente. Creen tener la solución para que por fin baje la curva, para el martillazo, para soltar a los presos y para la reactivación económica. Todo lo saben y tienen casi hasta la vacuna para el coronavirus y, el Gobierno, simplemente, lo está haciendo todo mal.

No puedo imaginar lo que será estar hoy día en los zapatos grandotes, de Vizcarra o de alguno de sus Ministros. Tienen una responsabilidad tan, pero tan grande, que nuestras vidas y muertes prácticamente, dependen de lo que ellos ordenen.

A nuestro otrora Embajador en Canadá y Vice-Presidente Martincito, le tocó  en mala suerte, juramentar y tomar las riendas del país y, a solo dos añitos de recibir tremendo presente griego: estar en medio de un cierre  de  Congreso  mafioso,  y  elecciones   posteriores   de  uno  nuevo   que parece ir por el mismo mal camino que el anterior (por lo pronto : hay más de diez congresistas con Covid19 y eso que ellos son los "padres de la patria", pero insistieron tercamente en reunirse en el Pleno, en medio de la cuarentena); elecciones de alcaldes, en las que, por lo visto, una vez más no la achuntamos y elegimos a cualquiera, sin ápice de preparación o de capacidad para gerenciar distritos, miren sino qué tan bien funcionan los suyos. También tuvo que ejecutar en tiempo récord, una   organización   casi   imposible   de   Juegos   Panamericanos  –los-mejores-Juegos-Panamericanos-en-la-historia-de-los-Juegos-Panamericanos- tal como lo afirmó el Presidente de dicho organismo y, por si fuera poco, ahora tiene el triste “honor” de fajarse con la peor pandemia de la que el mundo tenga recuerdo.

Lo critican porque no decretó cuarentena a tiempo, porque la alarga mucho, porque no autoriza deliveries, porque juramenta ministros en jeans, porque no podemos retirar más fondos de   nuestra   AFP,   porque   los   colegios virtuales   funcionan   o   porque   no funcionan, porque la gente se muere de hambre, porque no les llega el bono universal,   porque  más  del   50%   del   país   se   quedó   sin   chamba,   porque   siguen habiendo hartos ambulantes, porque los mercados andan repletos, porque en éstos mercados, como el de Caquetá, la quinta parte de los vendedores tiene Covid  19 y hasta porque han salido los heladeros de D´onofrio. 

Él, está saliendo al frente, casi diariamente en la TV, a informar, a contarnos nuestras penas, a decirnos la vela verde por no ser rígidos en nuestro encierro, por no usar mascarilla, por no distanciarte mucho y por no lavarte las manos durante veinte segundos.  Esta es una parte de nuestra historia que si no fuese tan trágica, sería jocosa. No teníamos que hacer nada más que quedarnos metidos en nuestra casa,   chambeando,  cocinando,  leyendo   o   viendo   Netflix,    pero   no,   eso   es   pedir demasiado  porque seguro quieres irte al cine y al gimnasio, quieres ir de compras, aunque sea por tu pan francés caliente y deli. Quieres  salir por salir, porque nadie te puede quitar esa libertad, aunque de eso podría depender tu vida. Creo que la mayoría de los más 36 mil contagios han sido comunitarios y se han dado en plena cuarentena. No sé si  las calles están tristes, simplemente, yo no quiero estar en ellas y tú, tampoco deberías.