PANCRACIA

Ando preguntando a todo el mundo: ¿sobre qué tema puedo escribir en mi blog? Esta vez la respuesta vino de mi enana # 4: “de mí, pues mami, tu hija favorita”. Pensé para mis adentros, “¿qué puedo escribir sobre esta critter con tan corta edad?” Puedo contarles cómo sucedió todo, once años ha.

Fue concebida en verano, en la playa, específicamente Ancón, uno de mis balnearios favoritos. 

Fue la mejor y más inesperada noticia que he recibido en mi vida.

Su nombre fue decidido a la marcha, en la Iglesia. Teníamos cien opciones de nombres “modernos”, que terminaron en una lista de cuatro. La Iglesia a la que normalmente asistimos para la Misa dominical, tenía en esos tiempos, un coro de desangeladas, con muchísima más voluntad que talento. Resulta que un domingo, en el sermón mencionaron a la prima de la Virgen, Isabel; repentinamente mi consorte escuchó al mencionado coro, como el más sublime y talentoso de todos, ¡qué niños cantores de Viena ni qué ocho cuartos! Oyó gratas  y angelicales melodías, entonces, lo tomamos como una señal, la decisión fue unánime: se llamaría Isabel,  no más Pancracia, como la llamábamos desde la panza, sus padres y hermanos. Bueno, sigue siendo Punky, excepto cuando estamos molestos, ahí los gritos son para ISABEL o PANCRACIA. A nuestra familia, abuelos incluidos, no les gustaba nadita ese nombre. Decían que era nombre de “vieja”, pues ahí tienen a mi enana, una bombita atómica, bebona al extremo, pero con uno que otro sesudo pensamiento de mujer madura.

Recuerdo cuando me dieron la noticia del embarazo, como si fuera ayer: fue mi neumólogo y no el habitual  ginecólogo el que me llamó a casa, luego de unos análisis que me hiciera porque me sentía fatalmente enferma. Pues, mi enfermedad  ya tiene once años y fue la más esperada, no solo por sus padres, sino por sus hermanos, aun cuando también hubo muchos celos de por medio.

Todos los baby showers que no tuve con mis otros tres hijos, los tuve para ella: con la familia, con los amigos del colegio, las compañeras de aula de la universidad y con mis colegas. Fue obsequiada a más no poder, creo que la gente sentía lástima, incredulidad y un poco de emoción porque una madre, jubilada en estos menesteres- estuviese embarazada.

A mi médico, casi retirado como yo,  lo volvimos a buscar, pues no confiábamos en otras manos para traer nuevos hijos al mundo. Osquitar, eres un dios: trajiste a mi Punky, cuando ya estaba enredada y poco oxigenada, en una cesárea de emergencia y salió, como la han visto muchos de ustedes, inteligente, risueña, bromista, engreída, deportista, ladillita y amorosa. Un torbellino que ha traído más alegría a nuestro hogar.

Desde que nació  hasta ahora, la gente por la calle a veces piensa que es mi nieta y, me lo han preguntado, directamente, o con ojos inquisidores y dubitativos (felizmente no se enteran de las estampadas mentales  que les mando).

Escuché críticas  variadas, cuando andaba con mi panza, que es casi la misma de ahora. (Aún me ceden el asiento o me cuelan en las filas). Mis amigas me repetían “¿a estas alturas, cuando ya tus hijos terminaron los estudios?”, “¿vas a empezar de nuevo con pañales, mamaderas y papillas?”, "¿tendrás reuniones de APAFA?”, (con madres de familia menores que algunos de mis hijos), “va a frenar tu carrera profesional”, etc, etc y  etc. Sí, a todo. No cambio ni un segundo de mi vida porque Dios tiene los tiempos perfectos para cada cosa que sucede y si se le ocurrió enviar una bebe a un par de "tíos" que recién se empezaban a liberar de los hijos mayores…por algo será…

Punky eres el sol, la felicidad, la compañía, la diversión y la preocupación constante por nuestro futuro contigo.

 ¡Nos tienes totalmente a tus pies!