La vida es un carnaval

Febrero, no quiero que termines porque se acaban las vacaciones, pero no el sol calcinante que, en la canícula, llega a los 30 grados. 

Mes de playa y parrilla, con familia y amigos. Mes de engorde; aunque los cuerpos bronceados me griten: ¡adelgaza!,  seguiré comiendo todo lo que me guste. Quizás más adelante el colesterol o los triglicéridos no me lo permitan, así que, TENGO QUE APROVECHAR, mientras pueda.

En febrero celebramos el amor y si, luego de 32 años de casada, sigo recibiendo arreglos (en plural) de flores, es que alguito estoy haciendo bien. 

También en febrero, si eres de los que no salen mucho, puedes ver en la tele, la entrega del Oscar y el Festival de Viña del Mar o hacer como mi querida Ali, cuando está de vacaciones: maratón de Netflix. (Ya vendrá un post de buenas recomendaciones y reviews que he ido recopilando).

En febrero celebramos carnavales. Recuerdo cuánto me gustaba, de chiquilla, tirar agua todos los domingos. En baldes,  globos y  chisguetes, en inocentes juegos, cuando no había multa porque el agua sobraba. Ahora no solo es irresponsable sino reprochable gastarla pues sabemos que es escasa y que muchos, en pleno siglo XXI, no la tienen. No quiero ni pensar en el Coronavirus y la obligatoria  higiene, impensable e imposible en situaciones de pobreza extrema.

También en febrero tenemos luaus en los diversos clubes donde, al estilo hawaiano, con coronas y leis, se elige a alguna chica regia que es paseada en andas, por chicos regios también. Desfilan cuerpos que parecen esculpidos a cincel. Las cirugías estéticas hoy por hoy son el pan de cada día, pero siempre será mejor lograr la perfecta armonía del cuerpo en base a puritos  ejercicios, lo sé… por experiencia ajena…

Aniversario de mi club: todos los febreros, tenemos una cena espléndida con un buen show, en el más exclusivo y clásico hotel de Lima... y a mí que  me encanta comer, pues estoy en mi garbanzal. ¿Díganme si no sienten todo más rico  cuando es gratis? ¡Yo sí!

Mes de clausuras de los talleres de verano de mi enana # 4 y por ende, mes en que se nos cae más la baba por ella. Consiguió una medalla en natación, jugó tennis (bueno, le dio a un par de bolas, para ser exactos). También realizó mil piruetas en gimnasia aeróbica.  Bailó TUSA en una coreografía de infarto, con un grupo de niñas: by the way, el baile la ha soltado horrores y ya no se avergüenza de nada, ha pasado de ser una estatua en el escenario a moverse harto. No existe nada mejor que el baile para desinhibirnos y  perder los complejos o taras que podamos  tener. Sudas harto y utilizas tu memoria para recordar pasos o coreografías, es decir, trabajas  cuerpo y mente y se produce una conjunción totalmente beneficiosa. Bailen, en sus casas (como hacemos con mi consorte), en el parque (he visto a una vecina tener clases “privadas” así y me parece genial) o en las mil academias que hay. Bailen marinera, urbano o salsa,  solos o en pareja, asistan con amigos y suelten los huesos. Es  relajante, descontracturante, desestresante!  Justo lo que necesitamos a nuestra edad.

Volviendo a mi enana: lo mejor de todo es que ha practicado full deporte y ha estado alejada de las pantallas chicas y grandes, nocivas a tan corta edad. 

Seguimos en la puja por el celular que no tiene, y como es la única de sus amigas sin el aparatito, que se ha convertido en una extensión de nuestro brazo, todos los días nos pide que le compremos uno. Hasta sabe el modelito: Iphone 11. 

Le he dicho que cuando me dé una razón válida para tenerlo, no las tan trilladas de seguridad y de estar comunicadas siempre, le compraremos uno. Así, la vamos alejando lo más que podemos del celular, porque de ahí vendrán las redes anti-sociales y con ello, todo el peligro que éstas encierran. Prefiero que salga al parque a montar bicicleta o que juegue a la chapada y que sea lo más niña posible. ¡NO CREZCAS NUNCA! 

Mes de capacitaciones en mi chamba: esta vez fueron sesiones de COACHING, EXCELENTES. Desde el saludo, aprendí algo que espero utilizar en adelante: Al iniciar el taller, la coach nos preguntó: ¿cómo llegan a esta sesión?  Algunos respondimos “en carro”, otros dijimos “alegres”, otros: “con curiosidad”. Resulta que, las respuestas que damos, nos definen. Unos responden desde el corazón, otros, cerebral o corporalmente, así se van desengranando nuestras emociones y pensamientos, a partir de nuestra comunicación verbal y no verbal. Yo y mi cara de pocos amigos, respondimos: “Llego feliz”. La Coach me escaneó de pies a cabeza, espetándome: ¿tus labios dicen “feliz” pero tu rostro dice “molesta”, en qué quedamos? Pues quedamos en que mi sonrisa se quedó en casa, no la traje conmigo y, al parecer, no la utilizo mucho (de acuerdo a lo que pude conversar con algunos colegas). Entonces a gesticular un poquito más, a mover las mandíbulas, A SONREIR de manera que haya congruencia entre tus palabras, tus emociones y sentimientos.

En este mes veraniego, de ropa ligera por el sol radiante, cumplen años varios miembros de mi familia y varias de mis mejores amigas, que son, la familia que uno elige. A celebrar harto y proponer brindis que, últimamente, solo hablan de SALUD, AMOR Y  MUCHOS AÑOS DE VIDA. A estas alturas, es lo que más necesitamos.

Cuidémonos, caminemos a paso lento pero seguro. Evitemos los resbalones en el piso y en nuestras vidas. Debemos rodearnos de gente buena, es complicado pero podemos lograrlo. Acabo de comprobar lo que siempre supe y considero un don: buena puntería. Cuando pienso: esta persona vale, ¡pues vale!  Si alguien no me gusta desde el arranque, porque por ejemplo, no siento buenas vibras,  sus actos posteriores, me dan la razón.  

Como he dicho en varios posts: Dios tiene los momentos precisos para ti y NADA SE MUEVE sin su real venia; justamente, me acaba de enviar esta frase,  mi hija # 2, a la que la vida lejos -físicamente- de la familia, ha hecho madurar y crecer mucho espiritualmente:

DIOS DESTRUYE TUS PLANES, CUANDO ESTÁN A PUNTO DE DESTRUIRTE A TÍ. 

Piénsalo, cuando sientas que algo -aparentemente- no  sale como quieres... ¡de lo que te estarás librando! 

Como estoy en modo COACH, les dejo este poemita que aprendí en el cole y nunca más salió de mi memoria. Habla de la perseverancia, la automotivación, la superación personal y el punche que debemos poner a todas nuestras buenas acciones.

CUANDO VAYAN MAL LAS COSAS (Rudyard Kipling)

CUANDO VAYAN MAL LAS COSAS

COMO A VECES SUELEN IR,

CUANDO OFREZCA TU CAMINO

SOLO CUESTAS QUE SUBIR,

CUANDO TENGAS POCO HABER

PERO MUCHO QUE PAGAR,

Y PRECISES SONREÍR

AUN TENIENDO QUE LLORAR.

CUANDO  EL DOLOR TE AGOBIE

Y NO PUEDAS YA SUFRIR,

DESCANSAR ACASO DEBAS,

PERO NUNCA DESISTIR.

TRAS LAS SOMBRAS DE LA DUDA,

YA PLATEADAS, YA SOMBRÍAS,

PUEDE BIEN SURGIR EL TRIUNFO,

Y NO EL FRACASO QUE TEMÍAS,

Y NO ES DABLE A TU IGNORANCIA,

FIGURARTE CUÁN CERCANO

PUEDE ESTAR EL BIEN QUE ANHELAS

Y QUE JUZGAS TAN LEJANO.

LUCHA PUES, POR MÁS QUE TENGAS

EN LA BREGA, QUE SUFRIR:

¡CUANDO TODO ESTÉ PEOR,

MÁS DEBEMOS INSISTIR!

¡Chau febrero, mi segundo mes favorito!