La ciudad de mis amores

Lima está de fiesta... así empieza un vals criollo. Pero no, Lima no está de fiesta, está de cumpleaños, y no está como para muchas celebraciones. ¡Ojalá el Bicentenario de nuestra independencia la encuentre bien producida!

Lima-la-horrible (bautizada así por S. Salazar Bondy), la Ciudad Jardin, antiguamente llamada de esa manera porque SÍ tenía bastantes jardines; la ciudad Tres veces coronada, que según leí, se debe a su escudo, y las coronas, a los reyes magos. 

¿Cómo podríamos llamarla ahora? ¿Cómo la describirías en pocas palabras?

¿Qué sientes al caminar por sus calles, ora limpias, ora sucias, violentas, agresivas? Es cierto: Lima me agrede: cada vez que quiero hacerme la deportista o la  eco friendly, y decido caminar y no usar auto. Me agrede con sus mil bocinas, tocadas al mismo tiempo.

Me agrede cada vez que cementan un metro de parque o un metro de arena. 

Me agrede con sus mil ambulantes que me ponen en la cara, cosas que no quiero comprar (y cuando los busco, por algo que necesito, ¡pues no los encuentro!).

Lima me agrede con las mil excretas en sus parques (si es cierto eso de que, cuando pisas una, te cae plata, sería super billetona).

Me agrede cuando veo los mil carteles publicitarios, huachafos y no tanto, de todo tamaño, color y producto, que tapan mi panorama y me desconcentran. 

Me agrede, más que nada, con ese tráfico endemoniado, desordenado, frenético, que sólo nosotros tenemos (hasta nuestras 24 horas punta, son diferentes al rush hour, de otros lares). Antes me sugerían manejar a la defensiva, ahora yo sugiero: NO MANEJEN, CAMINEN.

Lima me agrede con sus mil venecos o peruanos, pidiendo limosnas, vendiendo caramelos o haciendo acrobacias en cada esquina. Me atemorizan pues no sé si entre ellos viene algún indeseable a robarme.

Pero Lima  me encanta, cuando salgo de mi casa y llego en 8 minutos a una playa y puedo, desde ahí, ver surcar por el aire, pájaros metálicos y multicolores. Me extasío mirándolos sobrevolar, ¿qué sensasiones tendrán esos pasajeros? No me atreveré nunca a volar en parapente lo que significa una tremenda X en mi TO DO LIST. Punto para tí, amiguita intrépida.

Me encanta cuando veo esas fuentes de agua que bailan y juegan con las luces y constato que no hay un solo papel tirado en el piso (¿estoy en Lima?).

Me encanta cuando puedo comprar un pan francés, deli y engordante, recién salido del horno.

Mi Lima, me encanta con sus poquísimas casas señoriales aún en pie, y con esas avenidas largas, llena de árboles a los lados, sobrevivientes de la mal entendida modernidad.

Me encanta cuando voy a los mil restaurantes, de los mejores del planeta. ¡Qué suertudos! Todos están a tiro de piedra.

Me encanta cuando un heladero le regala un Donito a mi enana # 4 que le provoca comer, cuando no tengo sencillo.

Me encanta cuando paseo por el malecón de La Punta, respirando tranquilidad y brisa marina. 

Me encanta cuando veo a jóvenes bailar estupendamente, en la plaza de armas de Barranco, o apreciar el Centro Histórico, con ese imponente Palacio de Gobierno, con inquilinos que siempre dejan mucho que desear, pero ese es otro tema. Pocas Casas de Gobierno son tan impresionantes como la nuestra.

¡Feliz cumpleaños mi Lima querida! No te cambio pero a tus autoridades, sí.