Adorado consuerte

  

   Hoy posteo en tu honor amorcito, por tu

cumplemenos. Estás senesciendo, como yo!! 

      Hace poco un amigo me preguntó por el seudónimo que utilizo en mi blog y le expliqué mi idea primigenia: estoy en pleno proceso de envejecimiento (no solo yo, amiguito, a tí también te cae el guante). En el discurrir de mis días, voy retratando,  teclado mediante, todo lo que implica esta etapa pues, quizás lo que siento, también lo estés experimentando, y ya sabemos: una pena entre dos... PENA, porque desde que amanece y te miras al espejo, ves una nueva arruga, cana o rollo. Al levantarte de la cama, un huesito, que no sabías que existía, empieza a jorobarte y te recuerda que llegaste a más de la mitad de tu vida y que EL CALENDARIO -por más truco que hagas para verte menos tía- NO MIENTE. 

Conocí a mi conSUERTE, por esas hermosas casualidades de la vida: estuvimos en el mismo lugar, en el instante preciso. (¡Viole querida, eres mi hada madrina!) 

      MEANT TO BE: teníamos que cruzar miradas, porque el destino es así, se encarga de alinear tu vida de manera que calce perfectamente a tu medida.

Desde ese momento todo fue cuesta arriba, aun cuando empezamos en el nivel subsuelo.

Todo el tiempo discutimos, porque los años también traen terquedad, impaciencia e intolerancia (a pensamientos distintos y a la lactosa). Nos sacamos los ojos, pero nunca falta amor y respeto hacia el otro. Creo que esas dos palabras encierran el secreto de las uniones sólidas, pues son imprescindibles para que una relación funcione. 

Algo que acabo de experimentar con una pareja regia: peléense en privado: el mundo  no tiene que conocer su vida y entuertos. LOS TRAPOS SUCIOS SE LAVAN EN CASA. 

    Conversamos mucho, nos reímos, nos  burlamos uno del otro, comemos rico,  salseamos y paseamos de la mano, felices siempre. 

Toda mi vida he pensado que el matrimonio es una lotería y yo, lechera: 

¡SAQUÉ EL PREMIO GORDO! 

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, AMORCITO!