La Senescienta

Estamos en plena faena de nuestro siguiente libro, con mis amigos del taller de literatura. Llega el momento en que el editor nos pide una pequeña BIO y que la enfoquemos con un tema específico. Empiezan los problemas. Leo la mía en la sesión y resulta que casi nadie me ve en la forma en que yo me percibo. ¿Juatttttt? Para la dichosa biografía me pregunté ¿quién crees que eres? la respuesta no me satisfizo, es más, no se me ocurrió una respuesta rápida y contundente. Piensa tu respuesta, tómate tu tiempo. No respondas de acuerdo a lo que el mundo te dice que eres o cómo te encasilla la sociedad. Coge un papel y anota las emociones que sientes. Luego pregunta alrededor, te sorprenderás cómo te ven los demás. Te puedes llevar un chasco...o dos.  ¿Te quieres? ¿eres realmente la dueña de ese metro cuadrado que te dieron al nacer, con el que deberías lograr algo que trascienda? o tu respuesta es: “todavía no logro mi mejor versión, ando en ese largo, bien largo, trayecto”....

De pequeña le preparaba regalos bastante artesanales, por decir lo menos. No actué en el colegio para ningún día del padre…ni de la madre…   Siempre tuve la imagen de mi padre recto y legal en todos los aspectos de la vida. Querendón, generoso y engreidor al punto que podría haberme dejado sin estudiar toda la primaria, pues él era el encargado de llevarme al colegio, de camino a su trabajo y como yo lloraba todos los días porque pretendían alejarme por varias horas del hogar, mi papi, ante mi llanto descomunal, no tenía mejor idea que regresarme a casa y dejarme viendo TV a mis anchas, hasta que un día mi mami regresó del trabajo más temprano que de costumbre y me descubrió como toda una dropout  infantil. Casi me chapó de las mechas y me dijo, fulminante y dictatorial: “mañana te llevaré yo al colegio” …fin de mis vacaciones.  Me casé y no pude encontrar un mejor padre para nuestros cuatro critters: bueno, responsable, trabajador, gracioso. Sin embargo,...