el día más feliz de la vida
Acabo de terminar los diez capítulos de MAID, miniserie de Netflix, corta pero contundente como un golpe bien dado. A esta pobre mujer, el mundo la patea en el suelo. La hace llorar, sufrir, luchar a muerte para tener una vida decente casi desde las tinieblas y el ocaso, siendo aún muy joven. Ella se cae y se levanta cien veces ¿Por qué lo hace? No por ella, sino por su hijita. Me deja pensando mucho en la tristeza, la garra, la lucha eterna, la soledad, la mala compañía, la entereza, el golpe, la frustración, pero también las alegrías -grandes o más grandes- el juego, la risa, la inteligencia, la complicidad, el amor a uno mismo y a los tuyos. ¡Cuántas agallas tenemos! A veces debemos hacer todo solas, sin un perro que nos ladre, como en la película o, podemos tener la invalorable ayuda de nuestras madres y maridos, para la crianza y todo lo que esto conlleva, por ejemplo. ¡Qué bravo! ¡Qué tal coraje para criar hijos, trabajar adentro y afuera y tratar de estar presente en todo l...