Y se llama PERÚ
Mi hija migrante ha vuelto unos días y toca engreírla: preparar pavo como si fuese diciembre, por las Navidades ausentes. Toca el milkshake de lúcuma, única fruta que no encuentra en los supermercados de allá. Andar por las calles y extasiarte con ojos de turista.
Estoy revisitando el Perú, a través de sus museos. Lo que conocí de chiquilla con mi mami sigue igual, pero mi mirada ha cambiado. De niña, me aburrí lo indecible. Visitar la Santa Inquisición me produjo pesadillas por un buen tiempo. Las catacumbas de San Francisco, ni se diga.
De pronto el terrorismo me duele más (en el imperdible y necesario LUM). Antes lo veía casi como película lejana aun cuando los mil coches-bomba y los apagones continuos socavaron las fiestas de mi juventud.
Los huacos me cuentan las historias que antes pasaron por mi vista produciéndome sopor. Me relatan hechos fantásticos de una cultura casi desconocida y que, ahora con los pasos recorridos, cobra mucho valor.
Mantos con colores más vivos que ningún tinte o insumo químico conseguirían. Colores que no se van.
Construcciones que han resistido mil y un cataclismos.
El Perú duele porque no hemos aprendido sobre lo bueno que tenemos, lo que somos y producimos, todo lo que valemos. Nos perdimos en la política y en las divisiones tontas. Nos perdimos en el tema de razas y proveniencias y, así, le vas perdiendo fe al país y te desmoralizas.
¿Qué significa querer a tu país? ¿elogiar tu bandera y colocarla en un lugar visible todo julio? ¿Viajar a nuestras provincias para tomarnos buenas fotos, si es posible con chullo, poncho y su alpaquita más? ¿Ir a votar puntualmente por el candidato menos malo, a sabiendas que va a vaciar nuestras arcas tercermundistas?
¿Qué te gusta del Perú?
Le he preguntado a gente cercana, joven y menos joven. Fuera de las respuestas de rigor: mi familia, mis raíces, la gastronomía, la magia de los Andes, el pulmón que significa nuestra Amazonia, su gente graciosa, resiliente, creativa, solidaria, etc, etc., he recibido otras respuestas por decir lo menos, interesantes:
“Si estás en una combi que hace carrera con otra, puedes volar y llegar en un santiamén a tu destino”.
“Me gusta algo tan pero tan malo como la informalidad que hace que consigas un buen reloj bamba o uno de los miles de retrovisores robados a diario. Quizás un cargador de IPhone pirata. Ese disco, CD o cassette con la canción o película antigua. El libro inubicable, casi un incunable”.
“Me gusta que puedo llamar al delivery y me traen comida baratísima y rica, a cualquier hora. Hablando de comida: donde comen dos, comen tres: todos están invitados, a cualquier hora, sin previo aviso”.
“Me gusta poder ir a comprar a cualquier panadería y encontrar pan francés calentito y empanadas, a tiro de piedra”.
“Me gusta que puedo ser impuntual. No es un drama como en otros países en los que se ve fatal que llegues un minuto después a una cita. Acá se sabe que estarás media hora tarde y no pasa nada.”
“Los taxis son extremadamente baratos. Quizás no sean muy seguros, pero…”
“Me parece bacán que puedas ir a cualquier farmacia y el dependiente te sugiera y te venda todo lo que requieras, sin necesidad de ir al médico para conseguir receta”.
“Tienes ayudantes de todo tipo, impensable con los costos de mano de obra del exterior. Hablando de costos: una multa de dos mil soles, se convierte en una coima de 200 y todos felices”.
Esas características de nuestro país -nadita positivas por decir lo menos- son las que lo hacen único.
Amas el suelo en el que aprendiste a dar tus primeros pasos: izquierda, derecha, esa dicotomía que nos divide tanto y que los políticos utilizan como herramienta para enfrentarnos.
Seguimos manteniendo la fe, no solo religiosa sino social. Seguimos creyendo en el país. Sabemos que tarde o temprano, mejorará. El Perú se reorganizará y con él los ideales de cualquier sociedad decente: gente con conciencia y consecuencia.
Quizás eres de los fanáticos que miran los partidos, pero nunca los juegan. Te gusta hacer barra desde fuera con tu polito rojiblanco original. ¿Qué tal si nos jugamos una pichanguita de obras, e intentamos tener una mejor sociedad, un día a la vez?
¡FELIZ 28!
👍🏼🤜🏼🤛🏼
ResponderEliminarBueno, crudo, real como siempre. Feliz 28 querida amiga.
ResponderEliminarCertera y perspicaz como siempre
ResponderEliminarMe encanta! como siempre describe sensaciones de nuestras visitas recientes a nuestra tierra en las diferentes épocas de nuestras vidas y de los diferentes ángulos y puntos de vista! Es como reencontrarse con la mayoría de los sentimientos que nos afloran al reencontrarse con esta tierra querida que nos vio nacer! 😘😍❤️
ResponderEliminarTan bueno y tan cierto. Siempre con tu toque de ironía y de sarcasmo que se agradece. Buen fin de semana mi querida Senescienta.
ResponderEliminarBuenos días Prof.Roxana,muy bien lo que refiere. Rescato la invitación a la comida; y si comen tres comeràn varios más; el aula se apunta,saludos cordiales.
ResponderEliminarBonito homenaje al Perú con tu estilo único.
ResponderEliminarComo de costumbre, un texto preciso y bien logrado. Abrazos, Bochi.
ResponderEliminarNuestro Perú es maravilloso, sólo debemos elegir al gobernante honesto e idóneo, capaz de promover una educación de nivel. Hermanos hay mucho por hacer...frase célebre de un gran pensador
ResponderEliminarEl Perú al que todos amamos y con el que siempre soñamos, con una sociedad más justa en la cual no se nos tenga que arrugar el corazón cada vez que vemos esas miradas desesperanzadas mendigando migajas en su propio país. Feliz 28 querida amiga!!!
ResponderEliminarFeliz 28 amiga, que nuestra esencia no cambie y nuestro destino mejore!
ResponderEliminarHermoso Perú!! Me identifico con muchas cosas como las coimas que acá en Mexico se llaman mordidas, con la impuntualidad y los robos de joyería o partes de autos, allá en Lima se quedó mi reloj DG y ni sentí en que momento me lo quitaron, la deliciosa comida, aunque debo decir que tienen el mejor ceviche del mundo, somos tan parecidos con los malos gobiernos en fin somos países hermanos. Abrazo Rox y a celebrar el 28!!
ResponderEliminarQue pena que las características nada positivas vayan siempre aumentando, en realidad, nuestro querido Perú, no fue siempre así, había más orden, menos informalidad en todo, solo recordemos cómo funcionaban de bien los Busing, los choferes tenían uniforme y paraba solo en los paraderos, por poner solo un ejemplo. Ojalá que las cosas vayan mejorando, en todo sentido, no solo la económica o la política. La viveza criolla, muchas veces es solo falta de respeto a las normas. En fin, Viva el Perú!
ResponderEliminar🇵🇪❤️
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