F.O.M.O
Acabo de leer un muro de esos amigos que siempre postean algo y te desean un buen día. Decía algo así: si tratáramos a nuestras parejas como tratamos a nuestro celular: tocándolo, estando pendiente de él, llevándolo a todos lados sin perderlo de vista, dejando que capture toda nuestra atención, las relaciones de pareja serían diferentes.
Es cierto: nos hemos vuelto adictos al celular, unos más que otros, pero prácticamente todos. Esto puede decirlo un niño de siete años que no sé ¡por qué tendría un celular! Y un mayor de cincuenta.
Me veo perdiendo tiempo con reels que -obviamente- pasan lo que quiero ver.
Me veo scrolleando cada cinco minutos y siempre encontraré algo que me enganche por otros cinco y así se me va la vida, celular en mano.
Está comprobado científicamente que los celulares son adictivos. ¿No me crees? agarra tu celular y busca la información con todos los detalles que no puedo darte. Podría hacerte un copy y paste, pero no me gusta el plagio (eso lo dejamos a los políticos) .
Lo cierto es que esa lucecita azul perenne que domina nuestra vida, daña nuestros ojos y cerebro. Te ciega física y emocionalmente. Te produce dolor de cabeza. ¿Quieres más? Te produce trastornos de sueño. Te frustra y aisla (FOMO, googlea qué es), te resta creatividad (¿qué haces con todo ese tiempo que no dedicas al celular?), te vuelve irascible (pobre de ese lugar sin señal, sin internet, sin electricidad, ¡pobre de ese celular sin batería!). También te produce dolor y rigidez en los dedos, en las manos, en la muñeca. Sigamos: pérdida de memoria ¡como si mi edad no me lo recordase diariamente! Vértigo, fatiga, tumores y hasta riesgo de cáncer. Más aún y es a lo que va este post: puede ser un arma nefasta para los usos y buenas costumbres de los jóvenes.
Steve Jobs dio una entrevista allá por el 2007 cuando lanzó el carísimo IPhone, comentando que sus hijos no lo tendrían a mano. Hombre sabio: nos fregó a nosotros, pero les restringió el uso a los suyos.
El celular puede convertir a los más jóvenes en exhibicionistas, puede hacer que tu vida se vea en una pantalla de televisión, al alcance de cualquier persona. Tener un celular a la mano logra que chicos y chicas exhiban sus actos en pos de popularidad. Lo sé porque trabajo con jóvenes, de distintas capas sociales: desde la DBA hasta la izquierda, también bruta y achorada. Las chicas pasarán videos de cómo se cortan las muñecas y los chicos de cómo se masturban. Tomarán fotos de sus órganos sexuales o, en el peor de los casos serán videos LIVE. Abrirán o cerrarán grupos para mejores amigos, porque resulta que ahora puedes tener cien BFF y entre ellos pasarán vistas inimaginables. La cámara aguanta todo. De ahí a tener los peores comentarios o el cyberbullying hay medio paso de niño. Sí, resulta que ahora ¡hasta niños de cinco años tienen Instagram! ¿Qué pretenden los padres de esas criaturas? ¿Cuándo se detiene esto? Precisamente, ese es uno de los problemas: NO SE DETIENE. Mientras que antiguamente uno debía esperar el periódico del día siguiente, el capítulo de tu novela o serie hasta la semana siguiente o la lectura de un libro, las aplicaciones con información, no se detienen nunca. Twitter, FB, IG, Tik Tok, mensajes, correos, Linkedin, nada se detiene para darte un respiro. Simplemente pasas de una red a otra, en un sinfín de aletargamiento y bombardeo de imágenes tremendo.
Algunos países europeos siempre varios pasos por delante de nosotros, están ideando formas de separarte de la pantalla de tu celular: bloquean tus aparatos a las 5 pm de manera que no puedas continuar, por ejemplo. Si sales de vacaciones, pues SALES DE VACACIONES y tus contactos recibirán un correo diciendo que han eliminado el tuyo y así, ni siquiera recibirás el OUT OF OFFICE REPLY en tu celular, para no preocuparte.
Se necesita mucha fuerza de voluntad y firmeza para detener este espiral que no sabemos dónde terminará.
Los reels que ves a diario serán comparados, emulados y mejorados ad infinitum por jóvenes de todo el mundo, 24/7 y tú, perderás tiempo viéndolos.
Entiendo que hay algo positivo, con los emprendedores y la promoción de sus productos, por ejemplo, o en mi caso, enviándote este post, pero me estoy enfocando en los más jóvenes.
Los likes son como dólares, es decir estamos valorando todo lo que subimos a las redes. Los likes son la dopamina. Nos convertimos en un producto que debe gustar. Si esa fotito que subiste con toda la ilusión de alcanzar cien likes, no “genera” pues, tendré que retirarla de inmediato (guilty of charge). Debo ver si van subiendo mis likes. “Es solo un ratito”, pensamos. Pues la suma de esos ratitos se convierte en harto tiempo perdido.
En tiempos de redes, lo que la gente piense de nosotros se cuantifica en LIKES. Se vuelve una obsesión, así, estudiamos hasta el momento perfecto para subir esa foto.
Basta ya de tomar tus alimentos sea en casa o en un restaurante, con el celular en la mesa. Sepárate físicamente lo más que puedas.
Disfruta la comida sin tomarle una foto para tu estado de IG (guilty of charge). Verás que la comida te sabrá mejor, la verás con más color sin tener que editarla para las fotos.
Como por arte de magia te conectarás mejor con las personas que tienes alrededor.
Procede de la misma manera cuando vayas a dormir. Intenta no tener el celular en tu dormitorio. Nada es tan urgente, te lo aseguro. Esa ansiedad que sientes es puro FOMO, es decir, no estar presente, en esos momentos sociales en los que es un MUST estar y ser visto.
Audita tus redes sociales, pregúntate ¿te mejoran o empeoran como persona?, ¿te hacen sentir feliz? Intenta crear una mejor experiencia en las redes. Modela, en lugar de poses, buenos comportamientos. Pregúntate: ¿es necesario tener TODAS tus redes sociales en el celular?
Leemos a diario insultos virtuales. Si eres mujer y defiendes el feminismo, si eres miembro de la comunidad LGTBQ, si eres una persona de color, si eres pobre, o si se te ocurrió votar por tal o cual político, te atacarán sin piedad. Los memes que ridiculizan están a la orden del día.
Ojo, Twitter no es culpable que destiles odio con los que difieran en pensamiento. Los haters no son producto de las redes sociales, son haters de veras, solo que ahora tienen audiencia y celular a mano.
Tú, decide: ¿tomas fotos del camino, buscando ese spot instagrameable de tu viaje o te detienes al costado de la vía, solo para apreciarlo, para sentirlo?
Una pesadilla la unión de celulares y niños. En especial, sin supervisión adulta.
ResponderEliminarMuy bueno y cierto. Todo en la vida gira en torno a las redes sociales, si no sales, no existes.
ResponderEliminarPienso que los padres y tutores de los niños deben controlar el uso del celular fomentando otras actividades que los alejen de las redes sociales
ResponderEliminarLa eterna encrucijada. Cada época tuvo su propio cuco. Ahora son los móviles y las redes sociales. Toca educar mucho.
ResponderEliminarCuántos problemas de una modernidad mal entendida y peor llevada. Excelente artículo.
ResponderEliminarPues así mismito es!! Bueno como todos tus publicaciones.
ResponderEliminarBuenas noches. Gracias por compartir. Es cierto, es un mal necesario, en algunos casos, ahora indispensable, puede salvar vidas. Estoy de acuerdo que la mayoría de veces la destruye.
ResponderEliminarLa tecnologia es maravillosa y nos facilita la vida pero sin excesos sobretodo en los mas jovenes sera mucho mejor
ResponderEliminarQue bien enfocado el artículo.
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