Que se vaya y no vuelva más
Se terminó Julio y nos dejó un resabio amargo. A pesar de haber celebrado mi aniversario de bodas patronalmente, la fiesta patria no fue tal. Vemos que el país es un tren que se va descarrilando y que no hay opción de cambio a la vista. Sea quien sea la persona que gobierne de aquí al futuro próximo, sentimos que entrará al gobierno con ganas de favorecerse, de devolver favores, de concretar negocios que beneficien a su entorno y no -necesariamente- al país. Casi todos los políticos son iguales, solo que unos hablan mejor y son blanquiñosos, lo que es un privilegio en nuestro país. Perdimos la fe. ¿Qué hacemos? Buscar esa capacidad de resiliencia con la que nacemos y echar mano de ella. Contra viento y marea intentar ser positivos y ver el lado A.
Enorgullecernos de todo lo que podamos: hazañas deportivas, gastronomía con premios, gamers que sí meten goles, marineras señoriales que encienden nuestros sentidos y sentimientos. Nos levantan el ego y nos hacen sentir felices de haber nacido en esta hermosa tierra del sol. ¿Sol? En el norte, aquí en Lima nos congelamos, aunque nuestro frío sea poquita cosa, comparado con el de otras latitudes. Sí, me dirás, pero el nuestro es húmedo y casi necesitamos branquias para respirar. Es cierto, pero aún así, nuestra temperatura es bastante benigna. Te derrites en el mentado Dubai. Tienes playas gigantes y no puedes pisarlas porque te calcinas el pie. Te quiero ver caminando y encontrar palomas muertas por todos lados, por el calor que marca 50 grados.
Acabo de terminar una conversación con mis hijas, juntas y revueltas en España, disfrutando de la movida de su verano. Me han dicho que yo, como levanta moral no sirvo mucho. Que, en lugar de animar a la gente, les digo crudamente lo que pienso y pues, eso no ayuda. Creo que así somos los peruanos. No decimos NO sino que daremos mil vueltas antes de soltar la negativa.
Esa es nuestra idiosincrasia. A algunos les gusta, a otros, no. ¿A mí? Cada vez me provoca menos andar dándole vueltas a las cosas y hablar con mil rodeos. La vejez me está volviendo un tanto frontal. No se si será bueno o no, pero es lo que hay.
Sin embargo, como estamos en la mitad del año, te gastaste tu grati (si eres de los pocos que trabajan en empresas formales y serias), debemos hacer el esfuerzo de mirar con optimismo la nueva mitad que se aproxima. Pensarás que es complicado: se viene una hambruna tremenda en el mundo, los precios suben y suben por la gasolina, por la guerra, por Castillo. No sabemos bien repartir culpas, pero somos los campeones de las quejas.
Hagamos el esfuerzo: no tenemos Covid y eso, ¡es pedir bastante! Empezamos a salir mucho, porque ya estuvo bueno el encierro. Empiezas a reencontrarte con amigas y una que otra te dice con toda la hipocresía del mundo, que te ves bien, que no has engordado mucho, que se te ve saludable y rozagante. Acepta el cumplido, aunque tu balanza, las líneas de expresión y la incipiente flacidez te nieguen el positivismo.
Sigues haciendo lo que te gusta, aunque cada vez estén más caros los libros. Btw, intenté ingresar a nuestra Feria del Libro y reventaba de gente, quiere decir que ¡tenemos futuro! Sigues, contra vientos e internet, encontrándote con tu grupo de escritura, entrañable y sincero que te da alas, aunque tú pienses que cada vez lo haces peor. Empiezas un nuevo curso virtual con toda la ilusión del mundo, aunque el sueño se vaya diluyendo porque a estas alturas, no quiero más compromiso, ni agendas recargadas.
Quiero hacer lo que me provoque de acuerdo al humor con el que amanezca.
Quiero ver más naturaleza y en este lado de la burbuja, tenemos parques floridos y, ahora que se vienen elecciones municipales, más cuidados. Claro, también tienes baches y pistas cortadas porque los alcaldes salientes tienen que hacer la finta, tienen que “ejecutar”, tienen que tomarse la foto con un buen balance de obras.
No importa que los candidatos sean los de siempre: ese al que no le ligó el Congreso y luego la Presidencia, ahora tienta la Alcaldía, total: el papel aguanta todo y pueden cambiar los encabezados del plan de gobierno. Se pueden plagiar leyes de cualquier ciudad y contar a los cuatro vientos que, casi, casi seremos como Luxemburgo.
Pensemos en lo fuerte de nuestra raza (esa de la que a veces despotricas). Esos hombres del Ande que tienen una fuerza descomunal y le sacan comida a los cerros. Han arado casi con sus propias manos y han hecho que hoy, tengas una despensa que es la envidia del mundo entero. Esa despensa que logra que un restaurante como Central, presente esas maravillas a sus comensales y se ubique como segundo lugar en el mundo. Qué importa que su menú de degustación de no sé cuántos tiempos o bocados, cueste como ochocientos soles y, por ende, no lo vayas a conocer más que en foto. Otros, especialmente extranjeros, lo hacen y nos aplauden a rabiar. Nos hacen henchir el pecho de orgullo. ¡Estoy casi segura que el otro año campeona remos con Central! Lo firmo aquí.
Tenemos gente buena, noble, trabajadora, resiliente.
Tenemos un país bonito, con paisajes hermosos.
Somos el pulmón y oxígeno del mundo (aunque los madereros ilegales se empecinen en depredar).
Tenemos un idioma como el quechua que, lejos de intentar desaparecerlo desde nuestro congreso, cobra vigor y se adhieren más hablantes.
Nuestra cultura es riquísima. Nuestros antepasados hicieron cosas prodigiosas, como la que está en la lista de las SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO, que nos espera majestuosa e imponente y que es la postal soñada de todos.
No terminamos de llorar en las Eliminatorias, pero pronto haremos mucha fuerza por los países sudamericanos, total, en el exterior, casi a todos nos meten en el mismo saco.
Piensa en lo que te hace llenar de orgullo y felicidad. En lo que ayuda a levantarte con optimismo pese a todo y machácalo y recuérdalo siempre. Verás que una cosa positiva llama a otra. Siéntete contento por las proezas de los demás. Mira con ojos benignos, no de envidia.
Enfócate en todo lo que tienes, no en lo que te falta.
Saquemos orgullo, empuje, paciencia y buen humor porque si bien julio terminó con un discurso que no nos gustó nadita, siempre en nuestro país … se vienen cositas…
Muy bueno y ácido, jaja
ResponderEliminarGracioso y cierto. Gracias por compartir.
ResponderEliminarLa pura verdad! Siempre muy acertada y sabia en tu perspectiva.
ResponderEliminarDesazón total. Hartazgo. Casi nada nos anima como país.
ResponderEliminarEs cierto, lo que nos toca es prepararnos para enfrentar esta crisis y no desfallecer en el intento. Varios filósofos decían "La elección de un gobernante es un mal necesario. Aristóteles decía: "No debe gobernar uno de la clase alta, pues éste querrá agrandar sus bienes, su fortuna. No debe gobernar uno de la clase baja, pues éste buscará tener lo que siempre le faltó, de una forma desmedida. En todo caso que gobierne la clase media, es la más equilibrada " . Gracias por compartir.
ResponderEliminarExcelente!!!!
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