Alejandra y Valencia

Este año Covid, me ha deparado más viajes que otras veces. No sé cuál es el motivo, pero  no siempre uno planea las cosas. Es el destino el que organiza tu agenda y tú, simplemente te subes al tren que te lleva por distintos lugares, situaciones, vivencias que solo pueden enriquecerte. Los viajes Covid, con la nueva variante Omicron (¿cuál será la siguiente?) solo enlentecen y ponen con los nervios de punta a todo viajero. Aparte de los gastos por pruebas y demás, el estado emocional juega ahora un papel importante. Este viaje, me tuvo tensa hasta el mismo instante de subir al avión pues ya había perdido un vuelo anterior por papeleos y requisitos poco claros y que, además, pueden variar de un día para el otro. ¿Consejo de conejo? No se cansen de llamar y esperar 34 minutos para que te respondan, a las líneas aéreas, a las embajadas o a quien se apiade en contestarte, en tiempos de respuestas automáticas, para averiguar todo lo necesario para que tu viaje llegue a buen puerto y no te quedes con las maletas hechas, como yo. 
Mi primera impresión en un viaje, siempre arranca con las personas: los españoles me parecen menos delicados y educados en el trato con los demás, que los latinoamericanos. ¿Servicio al cliente? Raspando con once. Siempre hay excepciones, como me sucedió en un hotel que reservé y cancelé, fuera del horario disponible, por lo que cargaron en mi tarjeta un mundo de dinero. De plano, me mandaron por un tubo. Siempre busquen hablar con el de más arriba, en la escala de puestos y salarios. Esa persona está ahí por algo y tiene más poder de decisión que quien recibe tu reclamo, por ejemplo. No conseguí mucho, pero ese alguito me bastó para sentirme escuchada y atendida. ¡Qué importante es el servicio al cliente!  Ese servicio post venta, que muchas veces difiere diametralmente de lo zalameros que son muchos al venderte algún producto. Una vez que lograron su cometido y su comisión…si te vi, ¡no me acuerdo! 
Volvamos a Valencia, ciudad bonita por donde la mires. Ordenada y limpia. Con mucha vida por todos lados. Con playas mansas. Oigo el valenciano que me produce envidia. Acá se enseña en las escuelas, de manera que no pierdan esa variante del catalán. No sucede como en nuestro país, en el que, si escuchan hablar quechua en el Congreso, te piden retirar “el insulto”. No piensan, como nuestras autoridades, ¿para qué aprenderlo si nadie lo usa? Se preserva, se usa y no muere para las futuras generaciones. 
 Estoy alojada en la calle Vicente Blasco Ibañez, uno de los más renombrados escritores valencianos y me doy cuenta que no he leído nada, que libros hay millones y que si quiero cultivarme un poquito, solo me queda leer y leer. Puedo movilizarme en el excelente sistema de buses, como el de cualquier cuidad del primer mundo que se preocupe por la calidad de vida de sus ciudadanos. Llegan en el minuto exacto que dice su horario. En nuestro “querido” congreso quieren perpetrar otro despropósito con nuestras combis que no he visto que existan en ningún otro lado, como transporte público. El resultado en Lima son horas desperdiciadas en el tráfico infernal de todos los días.  
Hablando de tráfico y la consiguiente contaminación: acá el cielo amanece o atardece con las tonalidades más hermosas que pueden ir del celeste al rosado. Calles muy limpias y antiguas. Es como nuestro bello centro histórico de Lima,  en casi toda la ciudad. Donde las casas antiguas se preservan y embellecen y  no se demuelen para dar paso a edificios modernos, altos e impersonales. 
Acabo de pasear por las estrechas calles del barrio del Carmen, qué encanto de lugar, con cafés vibrantes y siempre llenos de gente fumando y tomando cerveza. Impresiona ver a tanto adulto mayor, cigarro en mano: la antítesis de la salud. 
Encontré la no menos famosa La Estrecha, la casa más angosta de Europa (con un metro de lado a lado), en la que había una habitación estrechísima como su nombre, en cada piso, es decir, en un piso, el baño, en otro piso, el dormitorio, etc). 
En Valencia, también, se acaba de iniciar la exhumación de cuerpos, encontrados en una fosa común. Todos, víctimas del franquismo: obreros, mecánicos o médicos que, alrededor de 1939, fueron fusilados. Ahhhh, las dictaduras, terribles por donde se las mire. 
Valencia, ciudad amurallada, en la que solo permanecen en pie dos torres: la de Quart y la de Serrans. Lo que quedó del antiguo reino fue anexado por los castellanos, luego de la batalla de Almansa. Fueron luego conquistados por los romanos y, tras su decadencia, hubo invasiones bárbaras. Así, Hispania fue dominada por los visigodos. Los últimos, también se pelearon y uno de los bandos pidió ayuda a los árabes, que invadieron la península y se quedaron como ocho siglos, hasta la rendición de Granada. Se crearon nuevos reinos, como el de León, Navarra o el de Valencia y los reyes católicos, Isabel, como mi hija # 4 y Fernando, como mi hermano # 4, reconquistaron Granada que fue el último bastión musulmán.
Valencia bonita, como diría mi hija # 2, que ha sentado sus reales por estos lares. También a mi hermano, residente desde hace mucho, lo atrajo el encanto y lo apacible de la ciudad. 
No los aburro con historia o geografía, cuando la mayoría de veces no sé ni dónde estoy parada. Solo puedo aconsejarles que lean. Hay tanto por aprender y gozar “descubriendo” ciudades, ya sea por fotos, que la vida no alcanza. No he paseado mucho todavía porque estoy aún en clases y tengo unos horarios tremendos, pues al dictar de 5 a 9 pm, hora de Lima, ¡resulto trabajando acá de 11 a 3 am! y necesito dos fosforitos para mantener mis ojos abiertos. Mis alumnos en este extraño semestre académico son muy comprensivos y buena onda. Me apoyan, me ayudan, me enseñan, y son muy pacientes… ¡el mundo al revés! 
Retomando a Valencia bonita: me he quedado con la boca abierta con esa especie de experimento gigante que se produce en la entrada del Museo de las ciencias. En esta ciudad futurista, aun cuando se haya inaugurado hace más de veinte años, la maestría del famosísimo arquitecto Calatrava, logra que comprobemos cómo funcionan las ondas de sonido. ¡Es increíble! Me sitúo a 50 mts. de distancia de mi hija, una a cada extremo del “arco comunicante” (googleen así) y puedo mantener una conversación de lo más normal. ¡Qué celulares ni qué ocho cuartos! Lo que mi hija habla, me llega directamente al oído, como si estuviese a mi costado y no a una cuadra de distancia. Estoy segura que me iré maravillando de más cosas y se las iré contando en otro post.
¡Adéu! 

Comentarios

  1. Qué entretenido. Ojalá les enseñen geografía e historia así a mis nietos.

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  2. Se ven lindas las fotos y con tu post, provoca viajar ahora mismo.
    Gracias por compartir.

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  3. Me encantó, ya me da ganas de conocer Valencia.

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  4. Hermosa narración de la bella Valencia que aunque no la conozco, me han platicado acerca de sus hermosas playas y por supuesto de la riquísima Paella.

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  5. ¿Habrá algún monumento a Don Rodrigo Díaz de Vivar – El Cid? Pues, esa ciudad me trae dos recuerdos de mi niñez, la hazaña del Cid al reconquistar Valencia en la película 'El Cid' con Charlon Heston y Sofía Loren y la canción 'Valencia' un pasodoble del compositor José Padilla y con letra de J. Andrés de Prada, en la versión cantada por Sara Montiel. La letra de la canción:

    Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del amor.
    Valencia, tus mujeres todas tienen de las rosas el color.
    Valencia, al sentir como perfuma en tus huertas el azahar,
    quisiera en la tierra valenciana mis amores encontrar.

    Coro:
    (La blanca barraca, la flor de naranjo, las puertas pulidas de almendros en flor, el Turia de plata, el cielo turquesa y el sol valenciano van diciendo amor)

    Amores en Valencia son floridos como ramos de azahar.
    Quereres en Valencia sus mujeres con el alma suelen dar.
    Pasiones en la huerta valenciana sí te dan el corazón.
    Sus hembras ponen alma y ponen vida en un beso de pasión.
    ----------fin

    Habrá que ir a Valencia a conocer esas cosas maravillosas que alude la canción. Saludos primita Bochi.

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  6. Buenas tardes alma de Dios. Me alegro mucho saber que está conociendo y disfrutando de la belleza que muestran otros países.
    Es cierto. Leyendo y luego visitando el lugar, se goza más. Así me pasó con el museo del Vaticano.
    Un saludo cordial y un afectuoso abrazo virtual para todos.

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  7. Qué lindo viaje, qué interesante todo lo que nos cuentas... y cómo lo cuentas!!!! Gracias!

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  8. Valencia bonita y tus niñas bonitas.

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  9. Qué ganas de volver a España! Granada se ve una ciudad muy interesante y llena de vida e historia. Disfruta a tus hijas bellas y sigue aprendiendo mucho.

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