De vuelta al barrio
La normalidad empieza a tocar nuestras puertas o correos. Parecería que por estos lares no se dará una tan temible tercera ola, aunque aún no podemos cantar victoria. La gente ha empezado a reunirse y las invitaciones arriban después de un año y medio. No sé si nos estaremos apresurando demasiado, eso lo dirán los doctores cifras en mano, pero es necesario ir retomando nuestra vida pre pandemia que, quizás no era la vida súper feliz para todo el mundo, era la que teníamos, llena de rutinas y rituales que calzaban con nuestras necesidades. Significaba tener un orden mental desde el que cada cosa se hacía donde debía hacerse, lo que equivalía a: trabajar en una oficina, diseñada especialmente para eso.
Empiezan las quejas al unísono: queremos seguir así pues ya se nos hizo costumbre no tener que trasladarnos una hora en el tráfico infernal y porque queremos seguir trabajando cómodamente en buzo. (btw, ¿por qué, esos uniformes diseñados por alguien que quiere que te veas, pero no te sientas bien?). Queremos manejar y maximizar nuestros tiempos. Algunas queremos levantarnos de nuestro escritorio y atender quehaceres domésticos y retomar nuestro trabajo en cinco minutos. Por fin podemos estar pendientes de todo lo que sucede en el hogar sin que sea una ayudante la que te cuente la historia.
Por otro lado, los chicos empiezan a mostrar más fastidio; los adolescentes, ¡ni se diga! Los problemas emocionales, de inseguridad o de insatisfacción se encuentran al acecho. Los medianos tienen tropiezos para integrarse y adaptarse. Los grandes están buscando escapes que creen encontrar en las antípodas. No entendemos que a veces ese gran escape salvador y el hallazgo de tu tranquilidad, paz mental y de lo que te hace feliz, está bien adentro.
Antes de la pandemia, no sabíamos de todo lo que éramos capaces. Nos repetíamos: no puedo hacer esto, no tengo tiempo, no tengo plata, no tengo ganas o no tengo habilidad y resultó -un año y medio después- que sí podíamos, que sí queríamos, que sí sabíamos, que siempre alcanzaba.
Pensábamos en lo bueno que sería tal o cual medida, pero nos respondíamos a nosotros mismos: no podemos por “el área de IT”, no podemos porque estamos “regulados”, no, porque “somos una ONG”, no, porque “no hay fondos”, no, porque los jóvenes no pueden aprender así, no, porque el director lo dice, no, porque esta empresa es de servicios, NO, PORQUE NO…Pues, resulta que todo se podía: con mascarillas, con distancias, con alcohol, con gran dificultad, pero TODO SE PUEDE HACER. Con creatividad, innovación, flexibilidad.
Familia y equipo, todos tienen nuevas responsabilidades, compromisos, obligaciones.
Antes pretendíamos separar muy bien el trabajo, del hogar y resultó que, de pronto, el trabajo y el hogar se volvieron uno solo y nos dimos cuenta que se puede, que eso que parecía tan complicado se logró de manera eficiente, con coordinación, con fuerza, con libertad, con mucha responsabilidad.
Nos hemos dado cuenta que los tromes no son necesariamente los que están en las posiciones gerenciales y que ellos no pueden moverse sin las posiciones aparentemente más simples, que se encuentran en esa cascada que pretendíamos mirar a lo lejos, bien abajo. Era un engranaje perfecto el que teníamos y no lo sabíamos. Por fin nos hemos percatado de las labores que desempeñaba cada uno en la oficina, pues la oficina se mudó al hogar y para que siguiese funcionando había que hacer mucho. Ya no pensamos en lo que hace cada quien sino en el resultado. Cada empresa lo está haciendo a su manera, viendo qué funciona mejor para ellos, tras año y medio. Descubrimos que hay personal que puede trabajar desde casa y que no es necesario tenerlo en una oficina, desmotivado, preocupado porque dejó algo mal en el hogar y, mientras su cuerpo cansado calienta esa silla cómoda, tipo gamer, en ese escritorio lleno de papeles por ocho horas, su mente y corazón, divagan a kilómetros de distancia. ¿Es realmente necesario que vuelvan todos a la oficina? Quizás podrían ser mucho más productivos desde sus casas. Enseñarles los objetivos y caminar hacia la misma dirección. El centro de todo, se basa en la comunicación efectiva y esta ha cambiado radicalmente: no es más de arriba para abajo. Eso ya no funciona. Nada es como era antes. NADA. ¿Te puedes comunicar mejor por Zoom, por correo, por whatsapp? ¿Qué te funciona mejor? Quizás algo híbrido.
Ahora que escribo todo lo que puedo, no todo lo que quiero, finalizo mi día anotando lo que fue bueno y lo que no fue tan bueno. Ahora sé qué es lo que me sirve, quién me sirve, no en el sentido de obtener provecho, sino qué/quién me ayuda a ser mejor, quién me levanta el ánimo, quién es "tóxico", para usar la palabrita de moda.
No sólo pensemos en lo que estamos haciendo, sino cómo lo estamos haciendo. No miremos con nostalgia cómo era todo antes de la pandemia, sino cómo queremos que sean las cosas después. Analicemos, con resultados en mano, la cantidad de cosas que eran innecesarias, inútiles y que se hacían porque estaban diseñadas así, pero que no marcaban ninguna diferencia. Viendo hacia el futuro, tenemos una gran cantidad de información preciosa y que -ahora lo sabemos- puede hacer que nuestro trabajo, nuestra vida, nuestro hogar funcionen maravillosamente, en perfecta conjunción. Piensa en todo lo que aprendiste durante la pandemia y que no creías que serías capaz. Piensa en todo lo que dejaste de hacer, también por la pandemia y analiza si es necesario retomarlo.
Ese aprendizaje que ganaste y que ha hecho que logres el balance perfecto entre el trabajo, la familia y tu vida personal, no lo pierdas.
Espero que cuando regreses a tu “vida habitual”, sea mejor, más fructífera, honesta, pensante y empática que antes de la pandemia.
Así ... Definitivamente no vamos a regresar a la vida de antes, hay cambios y logros que vale la pena continuar, va haber un mix en todo redes y presencial. Es horrible el tráfico que ya está empezando otra vez 😞 y muchos trabajos ya están hablando de semipresenciales .. esperemos
ResponderEliminarMuy bueno!
ResponderEliminarLista para empezar la siguiente semana. Cómo irá a funcionar, el tiempo lo dirá. Muchas ganas de ir a presencial, no tengo, pero...
ResponderEliminarRoxi aprecio tu comentario y coincido contigo en muchos aspectos. También pienso que tiempo que se ha ido y no ha sido aprovechado a superarlo. Empezar e incurcionar en algo nuevo es mejor.
ResponderEliminarHay que ir para adelante con mucho optimismo y aplicando lo nuevo y valioso que hemos aprendido
ResponderEliminarEs verdad, son los deseos que todos tenemos. Pero tenemos que ser conscientes que no podemos pensar que todo volverá a ser igual. Quizá mi visión sea pesimista, pero ya no será lo mismo. Siempre estará presente ése recuerdo, ése temor al contagio y en muchos casos volver a pasar por ésa pesadilla. Estar internado y no saber si ya te toca o aún hay una nueva oportunidad.
ResponderEliminarYa no seremos los mismos. Espero de corazón que seamos mejores.
Un saludo cordial y un afectuoso abrazo virtual para todos por casa.