FULL DAY
Me preparé con toda la emoción que ameritaba esa fiesta. Bueno, no sería una fiesta propiamente dicha, sino un FULL DAY y, por eso se entiende, en términos juerguísticos, a un día de diversión, baile, juegos, parrilla, sesión de fotos y partir desde Lima hacia las afueras de la ciudad en un ómnibus escolar, todos juntos.
Fue una elección rápida y democrática en la que la cantidad de horas ganó. Los que queríamos una fiesta elegante y bien charlie, fuimos cuatro gatos. Todo el salón dijo "no quiero ir a una fiesta a bailar y cenar cuatro horas, quiero 12 o 15 horas". Matemáticas más o menos, partió toda mi clase rumbo a Pachacamac…¿o fue Cieneguilla?…lo cierto es que casi no parto con ellos pues me sentía muy mal, con un severo ataque de asma que me impedía respirar bien.
Fue en el último segundo, cuando el bus estaba partiendo que logré subir, no sin antes inhalarme con Ventolin varias veces.
Perdí la clase del recuerdo con uno de los profesores que aún quedaban vivos y que podían movilizarse con independencia. También perdí las fotos en la misma aula, con nuestro polo de educación física.
No importa, me encontraba en el bus rumbo a la felicidad. Ni bien llegados nos empezaron a dar obsequios traídos por una compañera de carpeta a la que la vida le había sonreído económicamente de una manera descomunal. Muy bien por ella, por su carisma y belleza arrolladora. Vino desde su querido Brasil a nuestro FULL DAY y la pasó muy bien.
Pude tomar unas cuantas fotos y caí rendida en unas poltronas que habían a la entrada de esa magnífica casa de campo, alquilada especialmente para el evento. Mi mejor amiga de la vida, se encontraba a mi costado, sobándome la espalda, algo que desde niña hacía mi mami, proporcionándome algo de alivio en épocas en las que no habíamos descubierto el mágico inhalador. Las pobres Chío y Lula se perdieron media fiesta por mi culpa. Finalmente, habían ido para divertirse, por lo que llamaron a mi consuerte para que recogiese el bulto y poder seguir con la juerga. Siempre les quedará la duda a mis amigas de por qué demoró tanto en llegar por mí.
Me sentía morir, de ese malestar fatal que tenía ya una semana entera, en la que había llamado tres veces a la ambulancia para que me salvase trayendo el aire que me faltaba (cualquier parecido con la pandemia actual, es pura coincidencia). Los médicos decían siempre lo mismo: ataque severo de asma con broncoespasmo y procedían a nebulizarme y me inyectaban cortisona.
La primera vez vino un doctor que podría fácilmente pasar por mi hijo, por lo que me entró algo de desconfianza. Me equivoqué: la juventud se impone, más aun cuando yo había sido su profesora. "Miss, ¿cómo está? ¿ No me reconoce? Claro que no lo hacía, pero mentí. Me derivó a la clínica y tras unas cuatro horas me devolvieron a casa, sintiéndome exactamente igual.
Al día siguiente volvi a llamar a la ambulancia pues me seguía sintiendo fatal. Parecía ser que leían el diagnóstico anterior pues hicieron exactamente lo mismo: nebulizarme e inyectarme cortisona.
Al subsiguiente día, nuevamente la ambulancia que se estaba convirtiendo en una horrible rutina. Por esas coincidencias de la vida, vino nuevamente mi exalumno en ella. "Profesora, ¿otra vez? no puede ser. Haré que la internen".
Obviamente en la clínica no querían hacerlo pues llamaron a mi medico de cabecera , un reconocido neumólogo que no hizo más que verme y decirme "es tu asma de siempre" y aun cuando le dije que la falta de aire era diferente y que estaba segura que no era asma, me refutó diciendo que con los años todo cambiaba. O sea que además de errar en el diagnóstico me dijo vieja.
Como comprenderán no he vuelto a visitar a ese doctor sino a su ayudante, un médico muy joven que todavía tenía todo el ímpetu del servicio y de lograr el bienestar del paciente, muy latentes. Esos doctores a los que todavía no les pesan los años trabajados, ni el dinero ganado. Un médico que recién había hecho el juramento hipocrático y aún consideraba que la salud y la vida del enfermo eran sus primeras y verdaderas preocupaciones. ¿En qué momento se desdibuja un poquito la profesión? será tema para otro post. Tengo excelentes amigos doctores que son de los buenos, los que todavía se desvelan por sus pacientes y no les quita el sueño la compra del consultorio en una clínica cara.
Costó Dios y su ayuda lograr que me internen pues los protocolos no indican eso por un simple ataque de asma.
Empezaron con la sesión de nebulizaciones y con fuertes dosis de cortisona que, como me explicó de manera simple mi nuevo doctor, es muy mala y muy buena al mismo tiempo, pero no hay nada mejor en estos casos.
Empecé a parecer un globo más inflado que de costumbre y me empecé a llenar de granitos en todo el rostro que, claramente, no eran producto de mi desarrollo. Luego de unas mañanas mi jovencísimo doctor dijo, "estoy creyendo que esto no es asma, más parece una tos coqueluche". ¿Juattttt?, eso me sonaba a diagnóstico canino. Pero corroboraba lo que siempre sospeché, no es asma.
Llegaron a la conclusión que era una severísima tos convulsiva que no habían tenido en la clínica en unos treinta años pues a todos nos vacunan al nacer y está prácticamente erradicada del planeta.
También concluyó mi doctor que la había adquirido por MALA SUERTE. Es mortal, es la pesadilla más grande que alguien pueda tener y no se la deseo ni a mi peor enemigo. A quitar la cortisona y las nebulizaciones que - claramente- no servían para eso. A prohibir que mi consuerte se quedase a dormir los dieciocho días de mi internamiento, pues es sumamente contagioso. Solo pensé dentro de mi malestar que hubiese podido contagiar a mi familia y que también hubiese podido contagiar a toda esa linda VII promoción del colegio en mi fallida celebración por nuestras bodas de plata.
Para terminar con este relato, les recomiendo escuchar atentamente a su cuerpo y les contaré que también estaba embarazada de mi cuarta critter...pero no lo sabía…
Felicitaciones por tan interesantes relatos!!!! Te ha pasado de todo y aprendemos y nos divertimos a la vez. Ojo, no me divierte el tema de la tos pero sí la manera cómo lo explicas. Ya celebrarás con tu prom!!!!
ResponderEliminarQué gracioso lo que cuentas aunque debe haber sido terrible.
ResponderEliminarCómo terminó la fiesta? Sé por el relato que terminaste internada.
ResponderEliminarTendrás el desquite en las bodas de oro.
Bueno Roxanita dentro de lo malo que te toco vivir tu experiencia que la compartes aquí, es importante. Imagínate que no hubieras cambiado de médico, joven con ganas de proporcionar alivio a sus pacientes. Hubiera sido complicado.
ResponderEliminarA propósito, eso fue hace 12 años???? Jajaja.
Tu eres muy graciosa para narrar tus historias aunque éstas sean serías.😘😘
Comprendo su desazón. Yo pasé algo similar, pero en mi caso es un problema cardíaco.
ResponderEliminarEn fin, gracias por compartir. Un saludo cordial y un afectuoso abrazo virtual.
Uff que malos recuerdos ma, la tos convulsiva, tener que sobarte la espalda y escuchar cómo te ahogabas... la terminé pasando peor que tú! Thank God is over.
ResponderEliminarRecuerdo esa época. Saliste avanti y tuviste a Punky. Todo te hizo más fuerte.
ResponderEliminarMe encanta tu narrativa la haces muy amena!! Besos
ResponderEliminarQué bravo todo lo que te pasó, aunque ahora da risa tu post.
ResponderEliminarInteresante y ameno como todos tus posts. Siempre saco algo bueno de lo que escribes. Gracias por compartir.
ResponderEliminarQue tales experiencias... pero que son lecciones de vida.....gracias por compartirlas...
ResponderEliminarSigue escribiendo de esa manera maravillosa ....
Que es .....bien Charlie?
ResponderEliminarAlumno de donde?
Que es .....bien Charlie?
ResponderEliminarAlumno de donde?
Hola Roxanne, situación muy seria descrita en un relato bastante ameno, como suelen ser los tuhos. Recuetfo la noche en que me contaste al respecto mientras esperábamos nis sirvan una rica pizza en una de lis tantos encuentros de confraternidad y celebraciones que solíamos tener furante tu gestión al frente del CI de la URP. Hoy queda pars historia de nuestra institución y para la nuestra propia. Como siempre un gusto leerye
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