Vivir dos veces
Siento mucha nostalgia.
Estoy en el mismo lugar al que he venido los últimos veinte años con mis hijos. Acabo de leer y lo suscribo, que los recuerdos te aferran a lo que amas, a lo que nunca quieres perder.
¿ Les ha sucedido que cuando visitan un lugar, más que verlo, recuerdan situaciones e instantes pasados?
Últimamente me está ocurriendo mucho. No sé si la cuarentena, que trae la imposibilidad de ver a tus seres queridos, sensibiliza más a la gente, pero me siento así. Solo me animan los recuerdos de tiempos mejores, con mis hijos pequeños en la playa.
Recuerdo habernos preparado lo indecible para hacer una parrilla, con todo lo necesario -en épocas en que no existían muchos balnearios ni el Boulevard de Asia.
Llevamos una parrillita pequeña que mi consuerte trataba de prender hasta soplando pues no habíamos descubierto los mecheros. ¡Todo listo!
-"Amorcito, pásame la carne-“. Le alcanzo muy solicita el cooler... ¡vacío! La carne se había quedado en mi refrigerador en Lima. Mis tres hijos, (la # 4 no estaba prevista en ningún sueño), morían de hambre. Los mismos que nunca querían comer de pequeños. De repente parecían haber regresado de una guerra y necesitaban alimento. No había nada en los alrededores, nada. Se fue mi consuerte, (echando las chispas que hubieran encendido más fácil la parrilla) a buscar algo que cocinar y regresó con un pollo hasta con plumas, que algún campesino tuvo a bien venderle.
He recorrido mentalmente nuestra primera visita a Chocaya, cuando no había trocha siquiera. Nos "arenamos" y no hubo forma de sacar el auto que, con cada intento, se hundía más. Otra vez absolutamente solos, en tiempos en que no podías llamar a tu seguro para que te remolque pues no teníamos celular. Nuestro ángel esta vez fue otro campesino que corrió a llamar a tres más. Llegaron con tablones para desenterrar el carro. Tomó un buen tiempo hacerlo mientras dentro del carro, nos asábamos a fuego lento con mis hijos pequeños.
Un último recuerdo en este ejercicio de memoria: nuestros campamentos. El primero en una carpita demasiado pequeña en la que dormía con la espalda hecha pedazos, con una parrilla demasiado chica para cinco comensales. Nada me importaba pues estaba con mis hijos chicos, todos juntos. El inclemente sol nos expulsaba de la carpa desde temprano. Poco a poco fuimos implementando nuestro camping con todos los toldos y parafernalia necesarios para estar cómodos. Lástima que no tengo una sola foto de esas épocas, pero aún tengo varios instantes en la retina.
Ya lo dijo el Dr. Seuss: a veces no reconoces el verdadero valor de un momento hasta que se convierte en memoria.
Ejercita tu mente y si es posible anota tus recuerdos, porque la memoria nos puede empezar a traicionar.
Anímate a recordar, ahora que no podemos viajar más que con la mente.
El recuerdo de todo hombre es su literatura privada (A. Huxley).
Recordar,volver a vivir!¡
ResponderEliminarRecuerdos del alma, que me han hecho recordar mucho, con los míos.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Jjjj
ResponderEliminarMe identifico totalmente!!!! Primero en nuestra casita de Punta Negra. Mar peligroso... Te voy a mandar foto de la piscina que mi esposo "construía" por horas cada día de playa!!!! Y más adelante, campamentos en Sarapampa, desinflando un poco las llantas de la camioneta para evitar hundirnos en la arena al llegar. Lindos recuerdos!!!! Gracias por ayudarme a revivirlos. Son parte de mi literatura privada! ❤️
ResponderEliminarAmorcito, no me hagas acordar de la parrilla, que todavía quiero sentarte encima!!!, Me demore 3 horas en prenderla y varias veces repitiendo que no metas la carne en la refrigerador y sacarlo en el último momento que luego te olvidabas.
ResponderEliminarAhora toca vivir de recuerdos, si son buenos, mejor.
ResponderEliminarLa vida está hecha de recuerdos que alimentan nuestra mente y sobretodo nuestro corazón y los recuerdos y vivencias con nuestros hijos son aquellos que se quedarán grabados por siempre en nuestro ser!!!
ResponderEliminarQue bonitos y graciosos tus recuerdos Roxi.
ResponderEliminarYo he sido más JJ, pobres mis hijos, nada de campamento y nada de hacernos tarde en la playa. A almorzar a casa. Solo fruta, gaseosa y sandguchitos.
Me hizo reír eso de la intención de sentarte en la parrilla por olvidar la carne !!!! jajaja 😂🤣🤣
Aventuras y descripciones encantadoras. Me gusta leerte pues me entretiene. Eso es muy importante hoy en día.
ResponderEliminarLindas épocas, ahora entiendo porque tus hijos han salido tan independientes 👏
ResponderEliminarLindos recuerdos. Qué regalo para tu familia poder preservar esos momentos tan hermosos. Te deseo muchas aventuras más en familia. Ya volveremos a hacerlo. Abrazos
ResponderEliminarQue lindo escribes, me haces viajar a esos lugares peruanos. Si recordar es volver a vivir...
ResponderEliminarBueno, son experiencias y recuerdos bonitos. Son momentos agridulces. Yo he vivido algo de eso pero con los pasaportes. En fin son vivencias que no se olvidan.
ResponderEliminarMe encanta con la alegría que recuerdas las anécdotas, y volver tantas veces aún viviendo situaciones poco favorables, me lo hiciste vivir...Como siempre exquisito leerte.AYLOFYU.
ResponderEliminarRecordar es volver a vivir
ResponderEliminarJajaja , que anécdotas, imagino nada graciosas para Victor. Pero de eso están compuestos los momentos memorables, de recuerdos lindos y también situaciones complicadas, pero igual , salpicadas de la nostalgia al recordar a los hijos pequeños.
ResponderEliminarQue lindo tener la oportunidad de revivir esas épocas maravillosas .😃
¡Qué buena meditación! I muy cierto.
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