Hace unos días, una amiga me preguntó: “¿por qué estamos con el pelo de brujas, será por la tensión de la pandemia?” Al día siguiente llamé a una peluquera para que venga a mi casa y me deje el cabello lacio. No me gustó el resultado, pero al menos ya no era de bruja, sino de escoba.
Cabello lacio y teñido, como dicta el standard de belleza. Además: intentar ser delgada y tener piel clara. Nos lo han recalcado por años. Haremos de todo para lograrlo: medias nylon en la cabeza, para que el cabello no crezca hacia arriba, ondulación permanente a niños, para evitar el cabello "trinchudo". Colocar rubor en las mejillas, para obtener el rosado deseado en la piel. Todo para parecernos a las modelos de TV. Así, tenemos infinidad de ejemplos para alcanzar los estándares de belleza, siglo veintiuno.
Personalmente, me hubiese ido de maravillas allá por el siglo XVII como modelo de Rubens, por ejemplo. Esos kilos de más eran sinónimo de belleza.
Mi madre trajo desde Cuba, a mi hija # 1, una muñeca morochita con un african look colosal. Mi enana no hizo más que verla, para romper en llanto, porque ella “quería a la princesa no a la mala del cuento”. Más estereotipos.
¿Se han preguntado cómo es posible alcanzar esa delgadez extrema y esa blancura de hospital, de manera normal? Margina, aliena e invisibiliza a grupos étnicos que no tienen el mismo fenotipo.
En algunas de las clases con cachimbos me sucede que, al pedir a las alumnas (sí, pasa más con las mujeres), que enciendan su cámara para dar alguna respuesta, me dicen “no, miss, estoy horrible, no me he maquillado”. Demás está explicarles que la juventud es bella por naturaleza.
Se nos ha vendido la idea que el éxito también radica en la belleza. Las mujeres bellas reciben atención, elogios y puestos de trabajo (fíjense en los avisos de empleo: clase A, excelente presencia, etc.). No importa si “no tiene talento pero es buenamoza, tiene buen cuerpo y es otra cosa”, como nos canta Willy Colón. Solo importa el físico y las mujeres haremos lo indecible por lograr ser como los “talentos de televisión”.
No queremos ser exóticas o misteriosas, como nos “venden” en muchos países del primer mundo, a las que somos de color marrón. Queremos ser blancas, con el cabello largo que se ondee al viento, así sea de ventilador. ¿Ahora que se acerca Navidad, han visto alguna muñeca “color puerta”? (la periodista Gabriela Wiener dixit). Yo no. Nos bombardean de Barbies. Peor aún: ¿han visto a niñas “color puerta” en los comerciales? No way. “¡No se vendería nada!”, se apuró en responder una amiga marketera a la que le hice esa pregunta. Así de crudo y duro.
Escuché a una Ted Talker famosa decir que googleó “mujer hermosa” y la respuesta del buscador la dejó en shock. A mí también. Háganlo y verán lo que les digo. Aparecerá un estereotipo con fotos parecidas entre sí, en las que una nariz ancha, una piel oscura, un rostro rellenito, un cabello ensortijado, no encajan. ¿Qué pasa entonces, con las chiquillas que no cumplen con ese patrón? ¿Qué esperamos que sientan, las pequeñas con alguna discapacidad, las gorditas, las morenas? ¿Qué tan excluidas se sentirán? No son solo los comerciales de TV o las modelos que te venden TODO lo que necesitas para tener ÉXITO EN LA VIDA, sino también GOOGLE el que nos dice en nuestra cara con arrugas, que no somos mujeres hermosas. NO, de acuerdo a los estándares occidentales de belleza, NO de acuerdo a los patrones que la homogenizan. Antiguamente, estos problemas del culto a la belleza se los dejábamos a las modelos o actrices, no a nuestros propios hijos.
Las mujeres afroamericanas, siempre un paso adelante en la lucha por la igualdad, han decidido achorarse y decir: “no me voy a laciar el cabello para que se vea "mejor". Mi pelo es ondulado y lo dejaré crecer hasta donde llegue. No será más el lacio el sinónimo de linda cabellera. Los rulos ya no serán descritos como: pelo salvaje, desordenado, con apariencia sucia, desaliñada e impresentable (vean #natural hair movement). Se acabaron los adjetivos feos, ninguno positivo, para el cabello ondulado” (Amber Starks). No solo eso: han empezado a fabricar a gran escala, muñecas de piel oscura y cabello ensortijado, de manera que las niñas afroamericanas se sientan representadas.
Cada vez gastamos más tiempo y dinero intentando comprar “belleza”, tal como nos la pintan: cero arrugas (cremas carísimas o botox, elige), cuerpos de Sports illustrated (dieta de lechuga o cuchillo), celulitis ad portas del verano, horror de horrores, cero granitos (así estés con estrés o con el periodo). ¡No puedes salir así a la calle!
Nada parece funcionar al 100%, por lo que hasta nuestra socialización se ve perturbada, por ende, los riesgos de desórdenes alimenticios (entre las jóvenes), o cirugías estéticas (entre las tías), aumentan. No se trata de qué tan inteligente o bien centrada seas. La imagen cuenta y seguirá contando, a diferencia de los hombres, a los que una panza prominente no afecta tanto: es la barriga "chelera" y listo.
El peso, siempre EL PESO, será preponderante y se convertirá en una batalla campal hasta el fin de nuestros días o, hasta que nos demos cuenta que no es tan esencial, excepto por un tema de salud. Ese ominoso peso, sobre nuestros hombros pero especialmente en nuestras caderas y barriga, puede llevar a las jóvenes a sufrir de depresión, ansiedad, baja autoestima y varios otros problemas que escuchamos a diario y que no se tratan a profundidad en las escuelas. Muchas jóvenes no se preocupan tanto de sus carreras, de sus familias, de sus logros y ambiciones, de la política o del hambre en el mundo, como sí lo hacen del peso o de cómo verse “bonitas”. Pierden horas valiosas pensando cómo encajar, cómo es su imagen ante los ojos de sus pares, qué tan bien se ve su cabello, sus caderas, sus brazos, sus dientes, (que empiezan a blanquear desde chiquillas, aun a costa de su salud bucal). Se necesita todo un despliegue y una super producción para salir a tonear, pues las jóvenes se sienten observadas, evaluadas al milímetro. ¿Alguna chiquilla ha calculado el tiempo que pasa frente al espejo?¿Hasta qué edad pasamos por este escrutinio, 40, 50, 60 y luego, por fin, ya ni se toman la molestia de mirar pues no vale más la pena?
La belleza gusta. La queremos y la admiramos, pero no dejemos que domine nuestra vida y nuestros pensamientos.
Antes de realzar la belleza física, como hacían nuestras madres con el clásico "qué niña tan bonita" mejor elogiemos sus cualidades, de manera que sientan que la belleza y apariencia son solo accesorios que no importan tanto como los valores, la fuerza, el coraje y la honestidad, por ejemplo.
Abracemos las diferencias que nos hacen únicos. Ya lo dijo hace mucho, la gurú y vanguardista de la moda, Coco Chanel:
LA BELLEZA COMIENZA CUANDO DECIDES SER TÚ MISMA.
Decía Eleanor Roosevelt, nadie te va a hacer sentir inferior si tu no lo dejas.
ResponderEliminarSale desde las entrañas, como todos tus lindos escritos.
ResponderEliminarUn tema que da mucho para hablar. Muy interesante.
ResponderEliminarMe gusto!! Coincido con el 1er comentario, pero a veces se torna tan dificil ... cuando se tiene una "sociedad" donde prima lo plastico y el consumismo. Hay que trabajar mucho en el amor propio de lo contrario te pueden aplastar...
ResponderEliminarEmbellece para ti misma(o) no para los demas !!😊
Pues, todo lo que usted dice es cierto.
ResponderEliminarCuando uno ve carros de marca, siempre tienen modelos que rodean el carro.
Yo aún no entiendo, compras el carro y dejas la modelo, que fue lo que más te gustó.
Vivimos en una sociedad de consumo. Aquí no hay lugar para la cultura, la lectura. Éso no da placer y menos dinero, entonces para qué sirve.
Bueno, gracias por compartir. Un saludo cordial y Feliz Navidad para todos.
Me gustaría que hables también de cómo el colonialismo históricamente es el que impone esos ideales de belleza europeos y lo cotidianas que son esa prácticas racistas hoy en día, "que bonito tu hijito rubiecito", "hay que mejorar la raza".... Todos esos comentarios los sigo escuchando de mi propia familia
ResponderEliminarCreo que nuestra generación cambió, no todos, pero hay menos racismo entre los jóvenes.
ResponderEliminarPareces sicóloga en partes, aunque sé que no eres pues estudiamos juntas, jiji. Te felicito. Me encanta leerte.
ResponderEliminarLa belleza física cuesta mucho, hoy en día. La interior, es gratis.
ResponderEliminarCoco chanel tenia razon todos somos hermosos y tenemos nuestro propio estilo lo que mas ayuda finalmente es tener una vida sana y equilibrada en lo posible muy buena la informacion
ResponderEliminarMuy claro y muy cierto. Creo que lo importante es creerte tú misma linda, seas como seas. Aprender a valorarme y quererme, me importa mas que los standares y opiniones de los demás.
ResponderEliminarQue bonito escribes, nos levantas la autoestima, sobre todo a las que ya no somos tan jóvenes, también el culto a la juventud eterna nos presiona mucho, y lo que importa es la juventud de espíritu que ese no se arruga . Gracias amiguita!
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