Jóvenes del Bicentenario
Les llaman la “Generación del Bicentenario" a Inti, Nico, Claudia, Ale, Naomi, Rox, Rodri, Brian y
Mayte. A Vanessa, Juan y todos los jóvenes que marcharon, pidiendo un cambio. Un
cambio imperioso y que no se había dado en años, porque los peruanos no nos
animábamos a unirnos.
La historia empezó con la veloz vacancia al ex presidente Vizcarra, en la que -increíblemente- los
congresistas se pusieron de acuerdo en un día y votaron al unísono por un contundente SI
procede.
Inmediatamente juró como nuevo Presidente de la República, el
Presidente del Congreso, el inefable Manuel Merino. Los que lo auparon buscaron
por todos lados a un Primer Ministro y Ministros para ejercer funciones.
Lógicamente, muchos profesionales con sólidos principios democráticos declinaron
la invitación. Aun así, consiguió armar un gabinete, pegado con baba. Añadiré que me desencanté tremendamente de una persona muy conocida, que juró como Ministra y
que, pensaba, tenía valores bien enraizados. Aquí no vale el dicho: de tal palo, tal
astilla. No puedo saber sus motivaciones internas. Solo pienso que cerró
de pésima manera, su brillante carrera en el servicio público y que si su madre estuviese vivos, la hubiese mechoneado para que no acepte el cargo.
Los Ministros empezaron, con avidez propia de rapaces gallinazos, con directivas, aparentemente no muy santas, que les podría llevar agua a los molinos de sus casas.
Todo les hubiese ido maravillosamente y se hubiesen enriquecido más, si no fuese
porque olvidaron un pequeño detalle: los jóvenes. Esos chicos que antes de los
sucesos consideraba despreocupados por
la política y reacios a informarse del quehacer nacional. Apáticos y un tanto conformistas. ¡Me equivoqué totalmente! El Ministro de Educación que eligieron, puso
el auto en retroceso y de acuerdo a una
novísima ley promulgada por el congreso vacador, decidió reestructurar la
SUNEDU: agarraron carne. Estos jóvenes quieren una educación de calidad y no
quieren más universidades de triplay. No quieren que nuestros estándares educativos
bajen al nivel subsuelo. No quieren estudiar en universidades construidas en el
segundo piso de un chifa. Ya no.
Empezaron a unirse, vía redes sociales, oh, ¡benditas redes
sociales! Organizaron marchas en todos lados: parques y plazas. Distritos,
pueblos y ciudades enteras marcharon, todos los días. Cada vez fueron creciendo más y más.
No la tendrían fácil: cada vez eran reprimidos de manera más cruenta por las fuerzas del orden. Al respecto, he escuchado todo tipo de mensajes, audios y videos, que circulan en redes. Desde los característicos: se “auto disparan”,
“los que marchan no quieren soltar la mamadera del Estado”, “son puros terrucos”, hasta un
innombrable mensaje que decía que Brian e Inti eran personas fuera de la ley. Me asquea saber que
todo esto pasó por mi teléfono y me repele pensar a qué mentes torcidas se les
puede ocurrir crear tantas bajezas, sobre dos chicos que no están más entre
nosotros. Chicos que fueron a quejarse de la corrupción de sus políticos y no
regresaron a casa. Así, como aún no regresan varios chicos desaparecidos y
otros internados en diversos hospitales de la capital.
Siempre habrá dos bandos polarizados en mi generación: pro y contra Merino, pro y contra
Vizcarra, pro y contra vacancia, pro y contra Sagasti. Unos llamarán corruptos
y otros dirán caviares pro terrucos. Eso, es algo que los tíos de mi edad no logramos aún: unidad.
Mis hijos se asustaron de que vaya. Me decían: "mami, cuidado te confundan con una tanqueta". Bromas y nervios aparte, fui a la marcha 14 N y me siento orgullosa de haber ayudado con un granito de arena a
lograr lo que hoy estamos viviendo con la elección del nuevo Presidente. Antes
de marchar, pregunté en un par de chats,
de unas sesenta personas, si podíamos agruparnos e ir todos los de la casi tercera edad, juntos. Solo recibí cuatro respuestas: “prefiero verla por tele”, "¿ y el Covid?", “¡no,
estás loca, qué miedo” y “yo no voy, pero mis hijos sí” además de varios pulgares arriba. Es válido, cada quien ve su forma de luchar.
Con cacerolas a las 8 en punto, con información, con rezos, con dinero o, simplemente
deciden no reclamar nada pues se sienten conformes con el establishment y quieren seguir en la comodidad de su burbuja, sin percatarse que los de fuera, no la
pasan bien.
Volvamos a la marcha: me armé de valor y fui con mi
consuerte. Mis tres hijos mayores, asistieron cada uno en su ciudad de
residencia y mi critter # 4 escribió pancartas, que solo ella entendía… la
voluntad es lo que cuenta. No me olvidé del Covid, así que me puse doble mascarilla,
protector facial, y llevé una galonera de gel desinfectante. Armamos bolsitas
individuales de mascarillas para dar a quienes no tuviesen y regresé con casi
todas porque los jóvenes portaban una.
En las tres horas que marché, vi orden, camaradería, paz y alegría. Caminé rodeada de chicos que cantaban, hacían
bromas, portaban carteles de lo más creativos, ponían música y tocaban cacerolas o
pitos mientras avanzaban. Entonaban cada cierto tramo “Contigo Perú” y mientras mi consuerte se emocionaba, yo alucinaba
que estaba en el Mundial de Rusia.
Vi la fila interminable y sentí el corazón estrujado de orgullo, emoción, pero también de temor, cuando los vi enfilar hacia el centro de la ciudad,
donde sería la marcha principal. No me equivoqué. Fue un enfrentamiento reprimido
de manera brutal, con el saldo que todos lamentamos hoy. Me pregunto: en qué
momento se desdibujó todo y pasó de ser una marcha pacífica a una batalla campal. No lo puedo saber. Se habla de excesos por ambos
lados, pero siempre pensaré que una piedra daña menos que una bala, aun cuando
ninguna de las dos cosas debió usarse para enfrentar a propios peruanos. Sé de padres
policías con hijos que fueron a marchar. Se habla de infiltrados, seguramente que sí.
Esta semana se da un quiebre en nuestra vida republicana.
Estamos a muy poco del Bicentenario y solo pido a Dios que nos encuentre más unidos, más fuertes y solidarios y con un Presidente elegido por un voto bien informado.
ARRIBA PERÚ
Wow que bien que fuiste a la
ResponderEliminarMarcha, de seguro si estuviera en Lima tambien hubiera ido con mis hijos, ellos fueron y me comentaron lo fuerte que fue, en un momento parecía una guerra, espero que todo esto nos lleve a mejorar como país.
👏🏻🙌🏼🙌🏼♥️🇵🇪
ResponderEliminarFuiste a la marcha? No hay forma. Qué terror.
ResponderEliminarHan habido heridos por ambos lados. Se debe investigar a fondo. Fue todo muy violento. Mi hermano fue y vio cosas durisimas. Supongo que solo fuiste a Miraflores o Surco.
ResponderEliminarViva el Perú 🇵🇪 🇵🇪 🇵🇪
ResponderEliminarMucho por hacer en nuestro país.
ResponderEliminar🇵🇪🇵🇪🇵🇪🇵🇪
ResponderEliminarSAGASTI PACIFICADOR TERRIBLE SITUACION BASTA DE CORRUPCION QUE LASTIMA POR LOS HEROES DEL BICENTENARIO QUE FALTA DE EMPATIA Y CIVISMO DE ALGUNOS POLITICOS QUE SE QUIEREN AFERRAR AL PODER A CUALQUIER COSTO ES UNA VERGUENZA HASTA DONDE NOS DAÑA LA CORRUPCION DIOS QUIERA QUE,SUPEREMOS PRONTO ESTA TERRIBLE ETAPA
ResponderEliminarMedido, sincero, sin apasionamientos, muy buen análisis.
ResponderEliminarMuy interesante Bochi. Yo no tuve el valor de ir, pero los chicos sí fueron.
ResponderEliminarUna pena. Cuando se quiere desvirtuar la importancia que tiene un acto, es muy fácil. Son terroristas o tienen antecedentes penales. Listo, es suficiente. Todos los demás actos carecen de valor patriótico.
ResponderEliminarGracias 😊 por compartir. Yo estuve en la manifestación de mi zona.
No se que decir, es una pena que las marchas terminen así, lo mismo ha pasado en México....pero es la única forma de que el gobierno y la sociedad entiendan que las cosas tienen que cambiar para bien....
ResponderEliminar