Pequeña guía de desestrés
Desde que se han autorizado las salidas, hemos optado
por buscar lugares que cumplan con protocolos sanitarios, que no generen
tumultos y, principalmente, que sean al aire libre. Nuestros pulmones y mentes
necesitan airearse. Lo acaba de confirmar un psicólogo por TV: la tercera parte
de nuestra desanimada población está sufriendo de estrés, lo que genera cambios
de carácter, insomnio y menor productividad laboral. Es lógico y no es culpa de
nadie más que del virus. Entonces, debemos ayudarnos y, una manera de
evitar problemas psicológicos que pueden afectar nuestra salud -y ahora debemos
estar fuertes, física y anímicamente- es respirar aire puro: unas buenas
bocanadas y unos momentos sin mascarillas, pero con la (casi) certeza de que no
va a ingresar el virus a ti, son necesarios en épocas de pandemia.
He ido a los siguientes lugares, y he pasado un rato tranquilo y seguro.
La Punta, siempre será mi lugar number one. Con un malecón bien cuidado,
con poquísimas personas caminando, sin bicicletas ni scooters con los que
puedas ser arrollado.
La Punta, con sus lindas y bien mantenidas casas, que
recuerdan tiempos mejores.
Con playas de piedras que esta vez, no incomodan, porque no vas a ir a apoltronarte en ellas, solo a caminar por su malecón, de ida y vuelta pues no es muy largo.
Si te provoca almorzar, el Taller Razzeto tiene
pastas artesanales deliciosas, pero no atienden dentro de su restaurante. Es
únicamente para llevar, así que si el hambre apremia puedes comer en las bancas
del mismo malecón, como vi hacer a una familia entera. No es mi estilo, pero
los vi super cómodos, cada uno con su plato de pasta. Nada
como el olor de la masa engordante, recién salida del horno.
Puedes caminar por su linda plaza de armas, meterte
por sus calles, bien cuidadas y seguras.
Cerquita a La Punta, incursionamos en Monumental
Callao, con su bella casa Fugaz. Esta vez no fuimos a salsear como antes, sino
como observadores. Casi todo está cerrado, por lo que es muy tranquilo. Esas cuadritas son
seguras y pintorescas.
Almorzamos en la Osteria del Porto, uno de los
mejores ossobucos que he probado en mi vida. También tienen pizzas artesanales
muy buenas. Precios bastante razonables. No estamos para muchos gastos, en
tiempos de pandemia.
Bicicletear en el malecón de Miraflores, no lo
considero muy buena opción ahora, porque en algunos tramos, se pueden producir
accidentes casi inevitables, como el que me sucedió hace poco, en que salí
volando por los aires. Las ciclovías en ciertas partes son demasiado angostas,
para ser de ida y vuelta. Puedes montar bici desde la Herradura, por la Costanera
hasta San Miguel, o por arriba, todo el malecón de Barranco hasta San Isidro,
desde que el alcalde se dignó abrir la famosa reja que los une con el “pueblo”
de Miraflores. Tienes que encontrar el horario ideal porque cada vez hay más gente,
lo que es bueno para la chiquillada,
pero no para ti, que buscas apartarte del mundanal ruido.
Si no puedes bicicletear por razones de salud, como
les pasa a varias amigas, camina lentamente hasta la Pera del Amor, en San Isidro y siéntate en el amplio jardín a observar desde
arriba, el mar. He visto a pequeños grupos hacer picnics, de lo más animados.
También puedes caminar por las calles acogedoras y
bohemias de Barranco y ver los estropicios y aciertos de todos sus alcaldes. Sin la antigua multitud de
gente, es un distrito con mucho encanto: con antigüedad y con calles pequeñas
llenas de árboles, combo perfecto. Desanda los pasos de Chabuca
Granda en el Puente de los Suspiros, por el centenario de su nacimiento.
Más malecones: los de Punta Hermosa, Punta Negra y
San Bartolo son amplios, casi vacíos por lo que puedes caminar por ahí o, más
revitalizante, por la misma costanera. Te llena de energía, te relaja y te quita la modorra. Para ir al Sur, de ida y vuelta, es mejor hacerlo,
obviamente, por la Panamericana nueva, porque la antigua te llenará del estrés que
tratas de eliminar.
No pudimos entrar a Santa María, pues solo
permitían ingresar a los residentes. ¡Qué tal raza! Solo quería caminar por su
malecón. Les juré a los guardianes privados que no pensaba acampar, tirar
basura, ni almorzar en la arena, pero no atracaron.
En Cieneguilla hay varios restaurantes campestres.
Entramos a Mesa de Piedra. Limpio, con caños, jabón, gel y papel toalla al aire
libre, por todos lados.
Los mozos, con mascarilla, protector facial y
alcohol. Se ve bastante higiénico y cocinan también al aire libre.
Hay pachamanca, trucha, cuy, carnero y todo lo que
le provoque a tus antojos ancestrales.
Los platos son bien taipa (contundentes, mi querida Yoli).
Después de almorzar, puedes estirar tu mandala en
los inmensos jardines que quedan al borde del río. No es el Sena, pero puedes quedarte dormido al
instante, como mi consuerte, mientras yo batallaba con mi enana # 4 y sus
reclamos por no tener una cometa en ese lugar…madre hay una sola…
Pachacamac con unos tremendos cerros, en los que
puedes caminar, montar bicicleta si eres avezado, o parapente, si eres casi suicida.
Ver todo eso mezclado, es un lindo espectáculo: desde las camionetas que suben
hasta, literalmente, la punta del cerro, hasta bicicletas y motos que
vuelan por los aires. ¡Vale la pena!
Solo observar el panorama es divertido,
impresionante y altamente desestresante.
Corre buen viento, así que si vas de mirón, lleva una casaca gruesa.
Nuestra última incursión ha sido el Parque de las
Leyendas, VA-CÍ-O. Hemos ido muchas veces llevando a nuestros cuatro engendros,
pero esta vez, fue diferente.
Cumplen con un protocolo bastante estricto: te persiguen para que no te quites la mascarilla, ni para la fotito de rigor. Hay
muchos árboles, por lo que la oxigenación está asegurada. Está muy bien
mantenido, limpio y a los animales se les ve bien cuidados. Vayan porque se
necesita dinero para mantener tremendo lugar en buen funcionamiento y los quince soles de la entrada, ayudan. Además, no siempre se podrán dar el lujo de tener
un zoológico para ustedes solos. Consejo importante: lleven líquidos y galletas
en una mochilita, porque no hay ningún quiosco abierto. Como comprenderán,
pagué pato, por lo que casi me como a un tapir que se cruzó en mi camino.
He ido a un par de esos lugares. Incursionaré en los otros lugares, gracias
ResponderEliminarPuedes ir al parque ecológico de la Molina, es una linda caminata
EliminarSe perdió un Tapir justo cuando fuiste, dinos la verdad.
ResponderEliminarGracias Senescienta, buenísimos datos!!!
ResponderEliminarIncreíble que no haya ido a ninguno. Empiezo con el Zoológico. Gracias porque lo necesito. Tenemos muchos sentimientos encontrados, por la pandemia.
ResponderEliminarGracias, he fantaseado con tus paseos, claro que sobre ruedas jajajaj y necesito urgente un buen restaurant peruano obvio, el parque ecológico de la Molina es súper vacan si quieres caminata y no muy lejos, tiene una buena subida.
ResponderEliminarRomper la rutina antes de que se nos rompa el ánimo
ResponderEliminarExcelente como siempre. Yo bicicleteo desde San Bartolo hasta Punta Hermosa casi todos los dias. Es un paseo lindo.
ResponderEliminarMe encantó, me fui de paseo por diversos lugares dónde disfruté de cada detalle. Gracias por el paseo.
ResponderEliminarCuánta verdad en lo que dices: Yo tuve que tomar la decision, digo "decisión" de salir. Retos de esta pandemia: o vencía el "sola no es divertido" o "a dónde vas a ir sola" o terminaría arañando las paredes! asi es que agarré mi mandala, un libro que no abrí, unas galletitas, y sali. El tiempo se pasó muy rápido, me senté, y solo miré, miré y volví a mirar, la gente, los niños, los perros el verde, el mar. Hoy empiezo la semana con nuevas pilas!! Gracias por animarme, gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias Rox!! Ahora ya se que es taipa, pero como es el platillo Pachamama? Que bonito escribes sobre los lugares a visitar de la Hermosa Lima. Lo voy a compartir en el Chat de mi grupo del cole y seguro cuando pase esto, querrán ir al Perú
ResponderEliminarMe hiciste recordar algunos lugares ... y otros q conocere cuando vuelva de visita a Lima:)
ResponderEliminarQué lindo, Bochi. Me hiciste pasear imaginariamente por lugares muy queridos. Especialmente La Punta (viví ahí de niña), y y Barranco (viví al costado del museo Pedro de Osma y hasta tenía ticket permanente para ir y venir en el pequeño tranvía). Me muero por regresar a recorrer esos lugares. Es cierto necesitamos salir, y sin mucha gente debe ser maravilloso.
ResponderEliminarCómo siempre me transportas ya sea en tiempo o en lugares. Gracias amiga!! Mi lindo Perú!!
ResponderEliminarMuchas gracias por las recomendaciones!!!
ResponderEliminar¡Luego de leerte me dieron unas ganas grandes de tomar mi avión a Lima y reencontrarme con mi bello país! ¡Gracias por la agradable lectura!
ResponderEliminarQue hermoso Bochi y que linda la manera de expresarte de tu SuperPapacho. Teníamos que ser del mismo día ( seres especiales) no espaciales jiji. La mayoría de parejas no llevan tantos años juntos y lo hermoso es que sigue la magia entre ustedes y seguira creciendo. Los felicito.
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