Seré águila
Los lunes me pesan: quiero que siga el fin de semana, así no
cambie mi locación. El solo pensar que tengo días libres, aunque no sea cierto,
me levanta el ánimo.
Los lunes pienso que me falta toda la semana y me fastidia,
especialmente en días inciertos y tristes. Leí sobre los mil negociados que se hacen en los hospitales para “conseguir”
una camilla, brindar informes sobre la evolución de los pacientes, alcanzarles un celular o simplemente,
por estar atentos a que no les falte oxígeno, situaciones que deberían estar
cubiertas por el escaso personal que es el que lucra con estos temas (de
acuerdo a un informe periodístico), de manera que el familiar de un paciente
Covid, consiga algo de paz mental, dentro de la incertidumbre y preocupación que
encierra que tu ser querido haya contraido el virus.
Estaba preparando mis lentejitas de los lunes, quejándome por
tener que picar cebollas y ajos. Chateaba al mismo tiempo con una amiga, comentando lo frustrante
que es ver los noticieros dominicales en los que no hay una sola buena noticia. Viendo cómo los hinchas de mi equipo
favorito, porque sigo siendo crema (pero no estúpida), se juntaban para hacer
barra y llevarse de yapa su Covid. De pronto, esta amiga me mandó un video por whatsapp
que normalmente no hubiese visto, pero lo hizo con recomendación expresa,
así que arranqué. El señor que relataba la historia tenía el típico timbre de
voz de los alucinados que creen tener el remedio para todos los males. El soundtrack
tampoco ayudaba mucho. De arranque llamó mi atención el relato de la vida de las águilas, intentando hacer una comparación con los seres
humanos en la era Covid. Resulta que las águilas viven mucho y, al igual que nosotros, empiezan
a perder fuerza con el paso de los años: en sus garras (indispensables para
cazar presas), en las plumas que les permiten volar, para atacar o salvarse. Su pico se encorva apuntando hacia el pecho, como a nosotros quizás se nos encorve
la espalda, de ancianos. Pierden la vista, igual que yo, es decir, empiezan a
deteriorarse físicamente. Entonces, tienen dos opciones: dejarse morir o
realizar una proeza que les permitirá no sólo sobrevivir sino recuperar el
físico que han ido perdiendo a lo largo de los años.
Hacen un nido en la cima de alguna montaña rocosa y permanecen ahí por un lapso de 150 días. En estos días trabajarán por recuperar su fuerza, bravura y hermosura. El proceso es muy doloroso: empiezan afilando el pico con las rocas de la montaña, luego arrancan sus garras para que les crezcan unas nuevas más fuertes, finalmente se desplumarán. Una a una, quitarán las pesadas, rígidas y casi inservibles plumas, y, a cambio, les crecerán unas nuevas, brillosas y delgadas, que les permitirán alzar vuelo nuevamente y anunciar a los cuatro vientos que están listos para dar la batalla, para proveerse comida y para seguir adelante en la lucha por la sobrevivencia, por varios años más. Para un edificio, usaría la palabra refurbishment, pero el término en español, que no me gusta para los seres humanos, por estar tan manoseado, sería reinventarte.
Recuerda que hay un antes y un después del Covid. Dedícate a ti, a embellecer tu mente y espiritu. a llenarte de fuerzas. Que estos tiempos metidos en casa, nos sirvan de algo realmente productivo y fructífero, vital y duradero, que, ojo, no es lo mismo que trabajar y producir dinero. Eso ya lo hiciste por años, antes de la pandemia.
En nuestra vida, cuántos hemos sido como el águila. Hermoso animal que supera sus tiempos difíciles y se renueva con más fuerza. Bello!!!
ResponderEliminarHe recordado esa bella historia del águila. Como siempre, cuentas todo muy bien y muy claro. Te felicito.
ResponderEliminarBuenísimo querida amiga.
ResponderEliminarEl águila es un animal majestuoso. No conocía esa historia de su reinvención. Así somos muchos humanos. Nos vamos reinventando. Muy bueno.
ResponderEliminarCreo que el ser humano siempre ha tenido la capacidad de reinventarse...la diferencia es que ahora es más consciente de esa habilidad..
ResponderEliminarMuy actual. Esta pandemia debe fortalecernos y llevarnos a reflexiones propias. Hay tiempo de ser mejores personas y luchar por un mundo mejor
ResponderEliminarPongamos de nuestra parte para volver siendo mejores en todos los sentidos.
ResponderEliminarBella historia. Voy a ser águila y no por mi nariz aguileña, sino por el ímpetu renovado. Es un levantador de ánimos leerte. Me encanta.
ResponderEliminarA veces con dolor tenemos q volver a aprender a volar y seguir nuestro camino...
ResponderEliminarReinventarse de hecho, pero para ser mejores seres humanos, con uno mismo y sobre todo para los demás, para, quienes necesitan mucho de la ayuda y mirada del projimo, esa es mi meta luego de esta, pandemia
ResponderEliminarMuy bueno tu relato como otros en especial la transformación del ser,que no solo buscan las águilas para sobrevivir sino uno como ser humano debemos copiar ese proceso
ResponderEliminarHermosa reflexión. Estamos llamados a ser como las águilas, sobrevolar todas las dificultades.
ResponderEliminarLas Aguilas hacen reingenieria por eso son aguilas aveces la situacion actual es dura pero asi como aguilas nos tenemos que sobreponer hay que seguir enriqueciendo nuestra vida con lectura música y cocina simple y sana
ResponderEliminarTodo cambio requiere de tres elementos: tiempo, esfuerzo y conocimiento-informacion. Pero el que más prevalece es el esfuerzo!!!! Tu escritura es muy clara y precisa amiguita!! Te felicito.
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