ZOOM
Ya
sabemos que el coronavirus nos ha cambiado todita la vida: cómo y cuánto dormimos
(no sé ustedes pero mi sueño de bebe gorda, ha desaparecido y mis horarios nocturnos
se han trastocado), cómo interactuamos (alabado seas Zoom…hasta una
tranquita nos metimos con mis queridas brujitas), qué y cuánto comemos (dependiendo de los productos y
cuándo me lleguen). También nos ha cambiado la forma de trabajar: me
encuentro en una carrera vertiginosa, metiendo mi salón de clases dentro de una pantallita,
de la que despotricaba horrores, pero que ahora quiero con toda mi alma, pues sin ella, no
tendría trabajo, perdón, teletrabajo.
Con la pantallita dichosa, debo lograr que mis alumnos aprendan todo lo
que he previsto para el curso, tengo que conseguir que no se desmotiven y
desaparezcan de mi lista de participantes. Tampoco quiero que se burlen (tal como
hemos visto en diversos y, para mí, tristes, memes).
Debo
defender con uñas y dientes, mi espacio en el hogar: que nadie pase,
hable, respire; que no se crucen mis audios con calls de las chambas de mi
familia. Tampoco puede interrumpir mi enana # 4: nada de pataletas. Sus clases
de colegio, talleres de baile y gimnasia, al necesitar conexión, me perturban. Ni
soñar con música, TV, Netflix: me disminuye la conectividad.
¿Yoga? Virtual,
lectura de libros, virtual, mis revistas, VIRTUALES. Solo El Comercio, me sigue
llegando diaria y puntualmente, con una fidelidad de cuarenta años, que aprecio
y agradezco.
Olvídate de ir a comprar: prepara tu lista virtual y realiza tu pedido online. ¿Juatttttt? ¡Odio
hacerlo! Nunca en mi vida he utilizado listas para nada (ni para los invitados a mi matri, hace una punta de años). ¿Cómo estoy haciendo?
Mi consuerte va a comprar o me cuelo en la lista de alguno de mis vecinos. ¡Gracias,
Paula, me salvas de la inanición!
Ahora me
arrepiento de no haber aprovechado más las primeras semanas de la cuarentena,
para aprender el uso y bondades de las mil y un plataformas virtuales para clases. Esos primeros
días, los aprovechó mi familia, comiendo riquísimo. Yo quería estar metida en
la cocina todo el día (lugar por donde, antes de la cuarentena, no asomaba, más que para preguntar ¿a
qué hora está listo el almuerzo?). Al comienzo de la cuarentena, en el lejanísimo
día 1, quería preparar mil menjungues
y mis chats revoloteaban con intercambios de recetas, fáciles, delis y con ingredientes asequibles. Tiempos aquellos…ahora no me conecto más que para lo mínimo
indispensable, exceptuando la chamba, obvio está.
O
salgo más fuerte o salgo más loca…pero salgo, mejor dicho: ¡salimos de ésta! ¿Cuándo?
Quien sabe, Señor…
Sólo nos queda cuidarnos mucho y mantener el ánimo, creo que a eso se reduce esta difícil situación!!!
ResponderEliminarIgual me siento. Q exactitud para describir nuestros pensamientos
ResponderEliminarMe parece que te estoy viendo y tu consuerte con cara de que aquí no pasa nada. Éxitos y bendiciones.
ResponderEliminarMaestra!!
ResponderEliminarQue interesante leer de unas personas que están en cuarentena total. Por el contrario yo soy una trabajadora “esencial “ por lo que por lo menos salgo 3 veces a la semana a trabajar mi día completo aunque los otros días igual me quedo en casa o como igual o más que tú. Zoom si no fuera por mi hijo no lo hubiera logrado y pensar en tomar un trago o cantar 🎤 vía una computadora menos. Que sigan los éxitos.
ResponderEliminarUn abrazo amiga desde Tiquicia. A cuidarse y seguir avanti !!!
ResponderEliminarAl mal tiempo, buena cara...no queda otra cosa. Un abrazo a la distancia. Cariños🌹💕
ResponderEliminarTodo es bueno Roxanita, todo en la vida nos enseña y es un aprendizaje. Te quiero mucho amiga! Pronto saldremos de esta situación!!
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