Nobleza obliga
Last but not least: contigo acabo la
saga y, FELICES LOS CUATRO!
El "defensor del pueblo" y
de todas las causas perdidas. El abogado de los pobres. En nobleza, bondad y
sensibilidad ¡encabezas la lista!
De pequeño, eras el bebé
perfecto: comías todos los menjunjes, preparados por tu madre, que
siempre andaba apurada. Así, podía hacerte una papilla con hígado, brócoli,
quinua y según tus hermanas incluía hasta el postre: todo junto a la licuadora,
y tú, mismo Pacman, te lo engullías. Creo que eso te hizo crecer fuerte y sano.
Pasados los años, empezaste a reclamar mejores platillos. Te volviste un
"gourmet", pero, lamentablemente, las artes culinarias de tu madre y
su cansancio, no daban para más. Entre tu hermana y tú, no hay más que un año y pico de diferencia, ¡imagínate,
mi agotamiento! Por eso, muchas veces, ustedes tres jugaban, sin extrema supervisión, por lo que llegué a encontrar tus juguetes dentro del inodoro; otra vez, te
habían disfrazado de pies a cabeza, mostaza en el pelo incluida, para que seas más rubio; te hacían saltar desde la parte alta del camarote, con la firme promesa
de recibirte en los brazos fornidos de tus hermanas. Al parecer, siempre se
arrepentían en el último instante y pum, caías como una bolsa de papas.
Confiado como tú solo, volvías a volar por los aires, esta vez te esperaba una
sábana que, jalada en ambos extremos, te recibiría cual malla de seguridad,
como sucedía en los circos que tanto disfrutabas pero, con seis y dos años, no
había mucho punche para tensar la tela y amortiguar el vuelo de ese bebé
rechoncho que eras, así que paffff, volvías a empotrarte en el suelo. Entre
abolladuras y mucha diversión, pasaron tus primeros años, hasta que llegaste al
nido, sin pensarlo y sin tener la edad reglamentaria. Al acompañarme siempre, a
dejar y recoger a tus hermanitas, Miss Clarita me dijo, " déjamelo un rato
para que juegue y tú, anda a hacer tus cosas.” ¡No tenías ni dos años!
Felicidad total para ti, pues estaban nuevamente juntos los tres hermanos,
listos para jugar y hacer mil travesuras. Siempre fueron y siguen unidos como un puño.
¡Qué lindos años pasaron en el nido, pequeño pero confortable y seguro, lleno
del amor y la sabiduría que solo Miss Clarita, podía ofrecerles. Era su
Disneyworld. Salieron de ahí, muy bien preparados para el siguiente paso: el colegio.
En la primera entrega de libretas, tu miss me preguntó de arranque: ¿bañas
a tu hijo en aceite, al salir de casa? No entendí, pero luego me di cuenta que Miss Rossana, estaba en lo cierto: todo te resbalaba: notas buenas, regulares
y malas, amonestaciones, o premios. Nada te importaba sobremanera. Solo la
lonchera te quitaba el sueño, querías que te enviase dulces para un regimiento.
De ahí a que fueses un pequeño Tobi, gordo y rollizo.
De adolescente, me preocupé porque
vistieses buena ropa, moderna y limpia como un anís. Dicen tus hermanas, que te compraba más cosas xq eras mi engreído,
seguro que sí. Todo, para que más adelante, ¡comprases en lugares de segunda mano!
Nunca te interesó lo material. Creo que tenías alma de reciclador porque en tu
cuarto podía encontrar desde los huesos de algún animal muerto hasta el
tocadiscos más antiguo del planeta. Cosas sin uso, a las que les dabas vuelta y
una segunda vida, como la persona totalmente creativa y hábil que eres. Tu
carrera de aviador privado y de diseñador gráfico se fueron al tacho. El cartón
no te interesaba. Terminaste una, para complacernos, sabiendo que no ejercerías.
Lo tuyo es el arte: tienes el alma y la sensibilidad que se necesita, la
paciencia también. Mientras escribo ésto, te escucho darle clases virtuales de
pintura a tu hermanita. Yo le habría
puesto la lap top de sombrero, a la primera que no me prestase atención, pero
ahí estás tú, dale que dale, con paciencia, muy buen humor y rectitud.
Virtuales, pues no estás con
nosotros. Has preferido algo de incomodidad e incertidumbre, libertad y
crecimiento personal también. Quieres labrar tu propio camino, lejos del hogar,
que siempre te espera.
Estoy segura que tu hermanita, tu admiradora # 2, heredará algo de tus buenas
pinceladas, quizás tu buen ritmo, agilidad o versatilidad, pero, si llega a
tener tu bondad y gran corazón, me sentiré más que satisfecha.
Te felicito, tus cuatro son buenos hijos y encima muy bonitos.
ResponderEliminarEs cierto, conocí a tus niños desde peques y son así como los describes.
ResponderEliminarBohemio y dulce. Bello por dentro y fuera y con el alma de artista. Que todos tus sueños se cumplan! Vuela alto!
ResponderEliminarMe gusto!! Dejalo ser!! Que sueñe, viva, vuele y sea Feliz!!!
ResponderEliminarUn bello el Rodri, un alma libre que va en busca de sus sueños, lo mejor del mundo para él!!!
ResponderEliminarCerraste con broche de oro!
ResponderEliminarTe felicito x tus lindos 4, especialmente ese churro de hijo que tienes.
Es una bella historia. Es toda una vida de una madre abnegada, como lo son todas las madres del mundo. Claro cada una a su ritmo.
ResponderEliminarGracias por compartir una vivencia tan familiar.
Un saludo cordial.
Muy hermoso, Bochi. Y así ...ellos van eligiendo su camino libremente y con seguridad, gracias al amor que recibieron cuando pequeños., gracias a una infancia feliz
ResponderEliminarsi cosas de la vida la vivencia de una madre en la etapa de sus hijos muy positivo y reconfortante luego viene los nietos ....... Sldos
EliminarEse Rodri... un dulce chico tal y cual. Volaron tus pollos a cumplir sus sueños pero allí queda la colita para recordarte que aún tenías fuerzas para seguir criando. Entonces, quedan historias por contar...afortunadamente! 😉
ResponderEliminarQue vuele y sea libre.
ResponderEliminarQue hermosa historia! Mucha suerte para tu Rodri en esta nueva etapa.
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