Mi chiquita
Falta mucho para tu cumpleaños, pero en esta cuarentena, en la que el mundo entero está envuelto, he estado observándote trabajar - algo que, de otra manera, hubiera sido imposible y, se me ocurrió contar tu "historia" . La de una chica, que se quedó chica, en talla, pero creció enormemente como ser humano.
Lo primero que traigo a colación es tu estatura, porque en tu adolescencia ese pequeño detalle, nos quitaba el sueño. Un médico trome y carísimo al que te llevamos, con todo el dolor de nuestros bolsillos, te hizo un estudio y calculó, tras analizar tus pruebas, la estatura que tendrías, par de cms más/menos. Tú, respondiste con una pregunta: ¿ "por qué mis amigas son altas y yo no?" el doctor te miró fijamente y respondió : "porque ellas no tienen la sonrisa que tú tienes". Santo remedio, al cacho con la talla porque dio en el clavo, resaltando tus cualidades, a vista de todo el mundo, menos de la tuya, en esa etapa tan fregada que es la adolescencia, época en que nos buscamos y no nos hallamos o, lo que es peor, no nos gusta lo que encontramos.
Mi madre se refería a esa edad, entre los 13 y 16 años, como "la edad del pavo", etapa de los primeros problemas sentimentales, del rechazo a las normas y a nosotros mismos.
Volvamos a tus primeros años: fuiste la bebe más bonita y más demandante que haya podido existir. Bonita al extremo que, por donde caminásemos, la gente nos detenía para mirarte, elogiarte y hasta invitarte a hacer comerciales. Nunca me olvidaré a una chica regia, cámara en mano, que se acercó a mi consuerte, pidiéndole permiso para una foto, él, risueño, empezó a acicalarse, cuando la chica en cuestión le dijo: " señor, ¿podría arrimarse para que SOLO salga la niña?" Auch.
Testaruda desde tus primeros días, podías llorar las 24 horas, si lo hubiésemos permitido. Todo, para conseguir la atención que sabías, te merecías, por ser la primogénita. Llorabas, llorabas y... llorabas, al punto que, en una fiesta de Año Nuevo, a la que "debíamos" ir (porque tus padres casi adolescentes y tantito inmaduros, no sé perdían un solo tono), mi suegro tuvo que ir, a las 2 am. a buscarnos hasta la fiesta, pues no dejaste de chillar, desde el momento que salimos al baile. Te encontramos con la cara casi morada del esfuerzo porque se te escuche hasta el club Grau. Era tu forma de recriminarnos la ausencia de esas horas.
Pequeña caníbal a los dos años, bastaba que algo no te gustase para que, de un mordisco, solucionases la situación: adiós vestido floreado de tu madrina y, casi, mejilla de tu primo. Por años, fue asustado así: " si no comes, vendrá tu primita", nuestro querido -ahora doctor- Os.
Desde el kinder mostraste esa responsabilidad y cumplimiento que te acompaña hasta el día de hoy. Yo era la que tenía que mandarte de un grito a dormir, bien entrada la noche, pues tú, te hubieses pasado en vela, para hacer las tareas, super decoraditas, con mil flores y lápices de todos los colores. Un primor. Esa misma responsabilidad la tenías con tus hermanitos, al punto que si no los veías a tu costado, te ponías a llorar, preguntando: ¿dónde están mis hermanos? con un llanto tan melodramático que te pusimos "Elvirita Travesi', en homenaje póstumo a nuestra primera actriz de teatro. Qué Mónica Sánchez, ¡por favor: actrices, las de antes!
Desde que balbuceaste tus primeras palabras, fuiste una conversadora nata que, utilizando términos y ademanes de grandes, debías hablar hasta con las hormigas. Parecías tener un "word limit" , ametrallabas con palabras extrañísimas: chuchuchuchudá, era el lugar donde tus padres iban a estudiar. Está demás decir que muy pocos te entendían por lo que volvías a ponerte morada, del esfuerzo por hacerte entender.
Desde que balbuceaste tus primeras palabras, fuiste una conversadora nata que, utilizando términos y ademanes de grandes, debías hablar hasta con las hormigas. Parecías tener un "word limit" , ametrallabas con palabras extrañísimas: chuchuchuchudá, era el lugar donde tus padres iban a estudiar. Está demás decir que muy pocos te entendían por lo que volvías a ponerte morada, del esfuerzo por hacerte entender.
Dueña de un carisma arrollador y de una belleza que" jala miradas" por donde pasas, esa belleza también trajo una que otra envidia, por parte de alguna adolescente, tanto así que una llegó a tirarte todo su milkshake "de casualidad", cuando llegaste al club, linda, amigable y vestida de blanco, y fuiste el centro de la atención (presencié la escenita, misma película "Chicas pesadas"). Recuerdo este hecho, totalmente insignificante, porque en tus años mozos, esas cositas te quitaban el sueño hasta que, madurando, te diste cuenta que eran parte de la adolescencia y de la "competencia" de las chicas por verse más lindas y más populares y tú, ganabas.
Ingresaste directamente, por tus buenas notas a dos casas de estudio y lloraste la primera semana, en la otra carrera que, impulsada por tu papá, elegiste, pues sentías que no era lo tuyo. Escogiste ser una buena y acertada sicóloga, no solo con tus diagnósticos sino con las personas que, en la actualidad, captas para tu empresa. Pero, mejor que eso, eres una buena persona, no dejas de elogiar y motivar, mediante llamadas que te quitan tiempo precioso, a los postulantes que no alcanzaron el ansiado ingreso laboral. Eres bondadosa y dadivosa: recuerdas el cumpleaños, obsequio mediante, de muchísimas personas de nuestro entorno... cuando yo no me acuerdo ni de sus nombres. Nos llenas de tortas y chocolates porque ahora, tú eres la que nos engríes: la vida es así, gira y gira.
Eres una nieta amorosa y preocupada: insististe en visitar a tu abuelo, por su santo # 93, y como no podías entrar a verlo, le dejaste su carta con fotitos de todos sus nietos; él me llamó por teléfono a decir, "qué coronavirus ni qué coronavirus, mi nieta me ha hecho muy feliz con su visita, aunque sea de lejitos"... felizmente han pasado los días y todos siguen sanos.
Hija de mi alma, sigue "creciendo" en valores, amor y dedicación a los tuyos, porque la estatura, la solucionamos con taco 12, pero la grandeza del alma y del espíritu, no.
Que linda chiquita, separamela suegrita.
ResponderEliminarBella por dentro y por fuera
ResponderEliminarTu forma de escribir, envuelve, felicitaciones por eso y por esa linda niña que tienes.
ResponderEliminar😍
ResponderEliminarLINDISIMA
ResponderEliminarCada hijo es muy especial, te felicito por la hermosa manera de describirla y hacernos sentir mediante tu escritura lo maravilloso de tenerlos. Besos a Roxi
ResponderEliminarLinda descripción de tu bella hija!
ResponderEliminarConozco a esta astillita desde bebé y sacó el pedigree de los felices padres de la criatura😻. Congratulo a la autora de estas historias...también tiene sus gracias. Bravo!
ResponderEliminarQue bonito escribes, quisiera escribir así.
ResponderEliminarTienes una hija hermosa!
Quė lindo tu post¡¡ Que lindas palabras, quė linda Rox¡¡
ResponderEliminarBella por dentro y por fuera! Bendición de Dios.
ResponderEliminarMe encanto. Lo poco q he compartido con Roxanita percibí la ternura q hay en ella😍😍😍😍
ResponderEliminarTernura, dulzura y bondad le sobran a la bella Roxanita, que Dios la bendiga y proteja siempre!!!
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