La meno
Criada a la antigua, la menopausia y la menstruación eran temas vetados, tabúes, vergonzosos.
Hoy, leyendo El Comercio en la sección Opinión, una joven periodista comenta sobre el libro Flash Count Diary, que trata frontal y abiertamente este tema, que no debiera ser hablado únicamente entre mujeres. Los hombres tienen esposas, hermanas o amigas cariñosas que podrían estar pasando las de Cain porque están experimentando esta etapa cíclica, que TODAS vamos a vivir, tarde o temprano. Unas, con más intensidad e incomodidad que otras, con más bochornos o cambios hormonales bastante severos, hasta con depresión; otras suertudas, casi ni se darán cuenta. Lo cierto es que no se debe tocar el tema tan a la ligera y mucho menos usar la consabida frase: vieja menopáusica ( que yo usé alguna vez y ahora deploro). Es como la casa del jabonero...
Si la mujer llora al iniciar la menstruación, también llora porque se le retira; entonces podemos afirmar que estamos ante una pérdida, un hecho que nos recuerda que avanzamos con paso firme o tembleque hacia la vejez y, por ende, hacia la mortalidad. Qué tan hidalgo sea este paso y cómo lo enfrentemos dependerá de cada una y quizás también, del entorno. Solo nos queda preparar nuestras mentes y nuestros cuerpos de forma tal que podamos lidiar con el proceso de manera óptima, con o sin ayuda profesional, y plantarnos como mejor podamos frente a este hecho biológico, que -increiblemente- muchos científicos no han podido entender en su totalidad y que trasciende lo meramente físico.
Pienso en las mujeres que trabajan y deben enfrentar en una oficina llena de escritorios y gentes-no tan buenas-gentes , los bochornos, dolores intensos de cabeza y calores corporales propios de esta etapa. Pienso en las burlas que el hecho puede suscitar y lo penoso que resulta ver a mujeres burlándose de otras mujeres. Pienso, también, en el otro proceso: la menstruación y me pregunto qué tan preparados psicológicamente están los profesores en la etapa escolar para ayudar a las niñas que requieran de apoyo emocional o que sean víctimas de bullying por ¡estar menstruando!
Felizmente, en nuestro país se están realizando campañas de concientización para enseñar a las mujeres que no debemos sentirnos culpables y mucho menos, avergonzadas, por nuestro proceso ciclico, sea el inicial o el final...
Es parte de la vida de la mujer, proceso q debemos reconocer, aceptar y afrontar. Tratando de ganar la batalla... Dificil y facil a veces... Siempre avanti y con amor propio!!
ResponderEliminarSi se puede!!! Muchas estamos ya en este "cambio" pero no desmayemos ...
Hoy en dia los trabajos son tan competitivos y estresantes👩💻, que muchas mujeres no tienen tiempo para quejarse o preocuparse que están pasando por la menopausia. Sólo cuando están en sus casas los fines de semana, se les viene todos los males😫.
ResponderEliminarY la juventud de ahora habla de la menstruación como si nada, inclusive las chicas, sino tienen tiempo o están en un apuro, mandan a comprar al amigo o enamorado sus toallas.
A estar preparadas siempre para lo que nos toque con la mejor disposición pues todo pasa, hasta completar nuestra permanencia.
ResponderEliminarRecuerdo las charlas (hombres y mujrres por separado), cursos (OBE) en el colegio preparændonos y explicandonos sobre los cambios de nuestro cuerpo y los cuidados a tener. Seguro que alguna de ustedes también las recuerda. Nos prepararon bien para el inicio de nuestea vida 'reproductiva" pero, olvidaron explicarnos la parte final del ciclo. En lo personal ya sobre la marcha no me quedó otra que averiguar en internet, preguntar y leer para poder entender què me estaba sucediendo y còmo aprender a convivir, ya no con los cólicos menstruales sino con los bochornos dos o tres veces al día, las miradas sorprendidas de mis compañeros de trabajo ante mi cara "tomate", la repentina presiòn en la cabeza,las ojerss de panda por las pocas horas de buen sueño, entre otras cositas. Re-descubrirse en la nueva etapa asusta, pero se lleva mejor si no se resiste al cambio y se le pone la nota jocosa, al menos en los centros de trabajo en donde, por la larga jornada o el tipo de labor que se hace, es casi imposible pasar desapercibida. Pero, sī se puede¡¡¡¡
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