Sin-cuenta sombras
Una amiga está organizando un fiestón porque cumple medio siglo. Auch, qué feo suena!!
Mientras estoy sentada en la clínica, esperando que la terapista arregle unos de los huesos que se empiezan a oxidar por el uso o desuso, recuerdo cómo recibí mis 50: presbicia, canas como una coqueta vincha blanca, varios pero vaaaaaaarios kilos de más e incómodos olvidos de absolutamente todo lo que debo recordar.
Tengo muchas ganas de hacer ayuda social, porque dispongo de más tiempo libre pero me empiezan a doler huesos variados, así que mejor empiezo por ayudarme yo. Para mis hijos soy una anciana y para mis alumnos algo cercano al paleolítico. Imposible explicar a los jóvenes el por qué la tecnología y yo andamos de pleito y lo mucho que me cuesta aprender a usar una tablet o un celular con diferentes comandos operativos, a los pocos que a cocachos aprendí. Como no sé tejer, coser, bordar porque a mi promoción no le enseñaron eso, solo puedo agradecer enormemente a mi madre que me impusiese desde pequeña (ahh, creo que también me estoy achicando) el gusto por la lectura: sin un buen libro o una buena revista mi vida sería catastrófica. Un último detalle: en el trabajo creo que me van a reemplazar por dos chicas que, sumadas, no alcanzan mi edad. Bromas aparte, confieso que he vivido y que reemplazaré las carencias propias de mi edad , con un buen vino, una rica conversa con mis amigas-tías y saldré a rodar con mi esposo tanto como pueda. Quien dijo que los sin-cuenta son los nuevos cuarenta, miente...
Excelente!!! Felicidades y espero mas!!!
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