El mundo al revés
Hace unos días despertamos con la trágica muerte de A. García, quien se pegó un tiro por no afrontar un juicio que -de seguro-devendría en prisión. Inmediatamente muchos periodistas y políticos, adeptos suyos, empezaron a hacer una apología al suicidio, que rayaba en lo ridículo. Resultaba que, contrario a lo que la mayoría creía, suicidarse era un acto heroico, digno y de respeto máximo a si mismo! Afrontar un juicio, era "dejarse pisotear", mansillar su nombre y el de su partido, tres veces plop!
El mes pasado mi esposo fue a una reunión con algunos compañeros de colegio, un grupo de diez, de los cuales ocho chicos-no-tan-chicos eran divorciados. Toda la noche, todos ellos, menos el otro casado que era casi mudo, trataron de convencerlo de las bondades de estar divorciados. La lista de beneficios era interminable: libertad absoluta para hacer de tu capa un sayo, gozar casi integramente de tu sueldo, salir a tomar, bailar y hacer deporte sin que nadie ose pedirte cuentas o tu presencia en casa, ser dueño absoluto del control remoto para poder ver todas las peleas de Vale todo, de karatecas volando y sacándose los ojos o de gladiadores salpicándote sangre, sin contar con toooooooda la saga de super héroes. No más ir a comprar y encima ¡pagar! víveres, reuniones de apafa, ver pelis románticas y aburrirte al extremo y tener que soportar malas noches y peores mañanas con la misma mujer a tu costado.
Mi esposo trató de hablarles y convencerlos de las bondades del matrimonio (no me consta pues no estuve ahí, pero quiero creerle), de los hijos, de las risas, del amor bueno, de la compañía, de la complicidad, de una buena conversación, de las atenciones, etc, etc, etc., pero nada de lo que dijese podía convencer a ese grupo de felices divorciados que, después de los 50, habían descubierto la vida.
Como estos dos ejemplos, en nuestro quehacer diario nos topamos con situaciones en las que el mundo está al reves: ahora el "vivo" es el que se pasa una luz roja y no lo multan, el que no declara impuestos, el que se cuela en la fila, el que mete el carro y se estaciona aunque tú estés esperando antes, el que enseña a los hijos-con ejemplos y palabras- a mentir, en suma, todo lo que antes era criticable, es totalmente aceptable y casi una norma.
Los principios, los valores y la familia son atemporales.
Pueden decirme "chapada a la antigua" pero lo prefiero así.
Buen post.,te leo y me atrevo a colocar unos apuntes en éste mundo al revés.
ResponderEliminarMe declaro anti-aprista, tanto que no permití que mi hija naciera un 22 de febrero, fecha histórica del Apra cambiando la fecha de cesarea al 23. Mira, en el gobierno de Humala se creó una mega-comisión y no pudieron sacar una sola acusación fiscal, que Alan no fue un santo lo decimos todos , la prensa a diario en todos los medios, no había un día sin hablar de Alan, de una persecución infame,día a día , año a año, la consigna era humillarlo nada mas. El era un ser humano, debía presentarse a las 10 am a una audiencia y caen en su casa a las 6 a.m. la prensa informadísima estaba encima. Solo se necesitaba una sola acusación fiscal y no la había. El suicidio no es la solución a nada pero hasta hoy nadie puede decir que lleva a un niño, un joven o un adulto a tomar esa decisión.
A nuestra gente desde el mas grande hasta el mas humilde le falta aprender a respetarse y respetar a los demás, a comprometerse y respetar el compromiso, casarse es eso, respetar un compromiso con la única persona que tu escoges en la vida.
Me alegro que remarques la bandera de los valores, artículos como este hacen falta para aplacar toda esa inacción y pasividad frente a lo inmoral, a la corruptela de los hermanitos y a la desfachatez de los cobardes suicidas..
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